Alex Torres era un chico normal de solo 17 años, de padres mexicanos, viviendo en Nueva York desde temprana edad por el trabajo de sus padres, una vida normal, pero todo cambio cuando la ola del Terrygen azoto la ciudad, muchos de los humanos fueron...
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La mañana llego a Nuevo Attilan, el sol entro por la ventana de Alex golpeando en su rostro despertandolo poco a poco mientras el gruñía algo molesto por aquel rayo de solo, un movimiento al lado de sus sabanas llamo su atención y a su lado se encontraba la antigua valkiria del Dios Odín quien se movía para que la luz del sol no pegara en su rostro escondiéndolo en el brazo de Alex.
—Espero que esto no arruine nada— pensó Alex algo preocupado por lo que paso ayer con la valkiria.—Aunque creo que puedo decir que no me arrepiento— se dijo a si mismo para abrazar a la chica la cual sonrió al tacto del inhumano.—Debemos de ver a los chicos, espero que hayan encontrado algo de Onix— volvió su vista a la chica y la movió de manera gentil para despertarla.
—¿Qué?— pregunto ella sin despegar su rostro del brazo de Alex.
—Tienes que despertar Hilda— hablo con calma el chico.—Tenemos que irnos— le sonrio el chico.
—¿Podemos quedarnos un poco mas?— pregunta la chica sin abrir sus ojos.—A decir verdad no me puedo mover— sonrio ella de manera coqueta sonrojando un poco al chico.
—Lo siento, me deje llevar— se disculpo Alex a lo que ella negó.
—Yo también me había contenido por mucho tiempo— respondió ella con una sonrisa.
—¿Cómo sabes que?—.
—No puedes engañar a alguien que también estaba como tu— menciono ella mientras pasaba su dedo de forma coqueta por su pecho.—Estuvo muy bien— sonrio ella feliz.
—¿Esta bien que haya pasado así?— le pregunto Alex.
—Si— respondió ella, pero luego puso una cara confusa.—¿Debería de ser de otra forma?— pregunto ella.
—En verdad debes de aprender de Midgard— sonrio el chico levantándose de la cama.
—Eso no responde mi pregunta— hablo la rubia, pero Alex había entrado a su baño personal.
Pasada algo de la mañana tanto Alex como Brunhilda estaban vestidos, claro que Alex con ropa normal y la rubia si quitaba el metal de sus pantalones quedaban como unos leggins, aunque ella traía una camisa de Alex, cabe decir que el chico no podía dejar de ver a la rubia pues se veía muy sexy con esa ropa.
—¿Algo que quieras?— pregunto de manera coqueta a lo que el chico negó con una sonrisa.
—Solo quiero algo de desayunar, estoy molido— menciono el y la rubia rio.
—Yo soy la que esta molida— se burlo con algo de doble sentido.
—¿Harás mas de esos comentarios hasta que lo repitamos?— pregunto el chico acercándose a la rubia la cual solo asintió.—Pues escuchare cada uno de tus chistes por un tiempo Valkiria— hablo el pegándose mas a la rubia y dándole un beso para dejarla antes de que ella lo abrazara.
