Veintisiete

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"La explosión más grande en la historia de Gotham causa conmoción, con al menos 7 muertos, 15 heridos y 18 desaparecidos, los hechos aún no son claros."

Las sirenas de las ambulancias y bomberos resonaban por toda Ciudad Gótica al mismo tiempo que todos se conmovían al escuchar, leer o ver lo que se anunciaba en cada medio de comunicación, incluyéndome.

Después de ver eso, me encontraba en un estado de shock. Sentada en el escritorio con la mirada puesta en la ventana, intentaba mantenerme fuerte y no derramar ninguna lágrima a pesar de sólo estar con mi papá, quien no dejaba de dar vueltas en la oficina.

—¿Alaska?

El pecho me dolía, me sentía fuera de mí.

—¿Mm? —crucé los brazos y no lo miré.

—Háblame, dime algo. No tengo idea de cómo te sientes.

Pasé la mirada del ventanal hacia el vaso con agua que estaba sobre mi escritorio.

—¿Cómo me siento? —pregunté con un hilo de voz, se me salió una lágrima.— No lo sé.

A pesar de que él siguió hablando yo dejé de escucharlo, centrándome en el vaso y luchando por alejar todo lo que hace unos momentos había visto en televisión. Una tormenta caía fuera de ahí, mi papá hablaba como si yo estuviera escuchando y lo único que podía hacer era mantenerme en mi estado de shock.

Cerré los ojos y levanté mi mano hacia mi papá para ponerle un alto.

—Solo necesito estar sola. —por primera vez lo miré.

Él se detuvo después de haber estado dando vueltas por toda la oficina, tratando erróneamente de consolarme. Me miró fijo, esos ojos fríos y azules me analizaron, sabía que él en el fondo creía que yo era una tonta, pero al menos en ese momento no lo demostró, solo suspiró y relajó el rostro.

—Bien.

Me levanté con mis cosas y caminé hacia él. Me sentía fuera de mí, como si todo eso fuera una pesadilla, una mala broma, como si no fuera real.

—Puedo ir contigo, tal vez es peligroso que estés sola, no sabemos que tiene planeado.

Me detuve frente a él. Intenté transmitirle toda esa seguridad que yo no sentía en ese momento al sostenerle las manos, quería que al menos él estuviera tranquilo. No quería que viera cómo el mundo se me caía en mil pedazos, no otra vez.

—Estaré bien. —susurré y lo miré a los ojos.— Iré directo a la casa y pensaré bien las cosas. —él apretó mis manos.— Solo necesito descansar un poco y asimilar todo esto. Sabes que es cuestión de tiempo para que yo tenga a la policía detrás haciéndome preguntas, tengo que prepararme.

Mi papá era un hombre inexpresivo y de pocas palabras, frío como la nieve. Sin embargo, la circunstancia lo llevó a abrazarme un poco y darme un beso en la frente.

—Te quiero, Alaska.

—Y yo a ti, papá. —susurré tratando de mantenerme fuerte.

Salí de ese lugar aparentando estar tranquila, evadiendo toda pregunta y mirada de compasión que me daban, no necesitaba eso, no necesitaba sentirme compadecida.

Después de subirme y encender el auto supe que no podía seguir aparentando. Con las manos sobre el volante y el corazón hecho pedazos, me solté a llorar.

—Mierda, Jeremiah. —susurré entre sollozos mientras el pecho me dolía.

No entendía, por más que trataba, no podía. Hace menos de 12 horas habíamos estado juntos, habíamos reído, nos habíamos besado, me había jurado mil y un cosas. Y sin motivo, tiró todo a la basura con lo que acababa de hacer.

Rising From The Dark [Batman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora