Dieciocho

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-Gracias a todos por estar aquí -Repetí al estar frente a esa gran multitud- Nada me hace mas feliz que poder contribuir un poco con este lugar. Si no hay preguntas, sería todo

Dispuesta a bajarme del podio los de la prensa no perdieron el tiempo y comenzaron a lanzar bastantes preguntas al aire, hice mi mayor esfuerzo para no poner mala cara.

-¿Este proyecto ha sido financiado por su empresa o ha tenido apoyo de otras como la de Bruce Wayne?

-Únicamente nosotros. Es un compromiso que tenemos con la sociedad

-¿Qué pasó con los Moskvin?

-¿Sabe algo acerca de la relación de Bruce Wayne y Elsa Harrison?

-¿Se mantiene en contacto con su ex pareja, James Moskvin?

Eran tantas preguntas que ya no las reconocía, pero trataban sobre todo menos sobre el hospital.

-Bueno, es hora de inaugurar esto -Sonreí tomando las tijeras.

Bajé del podio ignorando las preguntas, caminé hacia la entrada del nuevo hospital donde estaban Jackson, Zara, Joseph y mi papá. No evité sonreír, abracé al Señor Muller.

-Estoy tan orgulloso de ti, eres una guerrera -Susurró en mi oído.

Sentí que el corazón se me salía del pecho. Lo solté y corté el tradicional listón que indicaba que ese lugar acababa de ser inaugurado. Se escucharon los aplausos así que giré para agradecer, nos tomaron una foto y a la distancia miré a Bruce, estaba con su nueva pareja pero me miró sonriendo, hice lo mismo sin muchos ánimos.

Y pasaron algunos minutos, me entrevistaron algunos reporteros, saludé a personas conocidas del medio las cuales me felicitaron por todo, al dar el recorrido a todo el hospital no evitaba sonreír cada vez que nos cruzábamos con las columnas verdes. Todo marchaba bien hasta que recordaba ese beso, todas esas palabras. Bruce era un maldito egoísta, un arrogante que para bien o mal no podía salir de mi cabeza.

-¿Estás segura de que te vas? -Preguntó Joseph.

-Sí, prefiero descansar un rato

-Habíamos pensado ir a cenar todos al restaurante de carnes que tanto te gusta -Dijo él, lo miré extrañada- Ya sabes, Zara, tu papá, Jackson

-Claro -Reí- Lo dejamos para mañana, sí?

-Me parece bien -Besó mi mejilla- Estuviste increíble

Lo miré curiosa, él rió nervioso.

-No solo lo digo yo, todos lo hacemos

Reí.

-Gracias

Me fui pero recordé que no había llevado mi auto así que sin mucho que hacer tomé un taxi, un señor bastante agradable que no preguntaba mucho como los demás estaban acostumbrados a hacer. El trayecto fue un poco largo, miré mi celular y no había ningún texto ni llamada, me sentí tonta.

Al llegar pagué y sin muchos ánimos bajé del auto después de despedirme, eran cerca de las 10 de la noche y casi todo era oscuridad, mi casa estaba en medio de la nada. Entré dejando todo sobre la mesa menos mi celular, mientras caminaba hacia la sala miraba las llamadas, no había ninguna pérdida. Estando sola comencé a pensar en Bruce, no sabía cómo sentirme respecto a él y era muy pronto para mí, no estaba lista para sentarme y escucharle. De pie frente al ventanal una lágrima recorrió mi mejilla izquierda, la limpié con el cuidado necesario para no arruinar mi maquillaje: no tenia que ser débil, la vida seguía.
Un sonido a mis espaldas me hizo voltear sin más, asustada busqué entre la oscuridad de la casa a alguien, ese alguien estaba saliendo de la cocina.

Rising From The Dark [Batman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora