Diez

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-Nos vemos mañana -Me despedí-
-Hasta mañana -Dijeron en coro-
Salí del edificio, eran cerca de las 8 de la noche. Busqué mi auto y cerré mi abrigo gracias al frío que hacía. Al encontrarlo me subí, di un suspiro pesado y seguido de eso aceleré, había sido un día horrible, por alguna razón recordé a Bruce, a él y a su extraña actitud, sin siquiera tener motivos sentí remordimiento así que lo llamé.

-Bruce Wayne
-Hola -Dije tímida-
-¿Alaska? Hola -Le cambió el tono de voz- ¿Está todo bien?
-No -Suspiré- Fue un día horrible 
Se quedó callado.
-¿Quieres venir?
No me esperaba esa propuesta.
-No quiero molestar
-No molestas a nadie
-Bueno, ya nos vemos
Le colgué sonriendo, me hacía sentir muchas cosas que hasta la fecha no entendía.  Manejé hasta su casa con rapidez, no necesariamente por ya querer verlo, si no porque la ciudad de noche no era tan linda. Llegué y estacioné mi auto cerca de la entrada porque comenzaba a llover un poco. Bajé y toqué la puerta.

-Señorita Alaska
-Hola Alfred -Le sonreí y pasé-
-Siempre es un gusto verla -Me quitó mi abrigo y lo colgó- Bruce se está bañando, pero en un momento baja
-Está bien
Los dos comenzamos a caminar y me llevó hasta un salón muy grande, había una chimenea en el centro y arriba de esta un cuadro de una familia. La decoración era muy ostentosa y linda.

-¿Él es Bruce? -Señalé al niño pequeño-
-Sí, ellos son su padre y su madre
-Que linda foto
Alfred asintió.
-Si gusta puede sentarse señorita Müller -Hizo una pausa- ¿Quiere algo de tomar?
-No Alfred, muchas gracias
-Disculpe al Señor Bruce, él es un poco, ya sabe, impuntual

Reí y asentí con la cabeza, él se fue y yo me quedé sola en ese gran lugar, me senté en uno de los sofás. Tenía la mirada enfocada en el fuego mientras sentía el calor que este me proporcionaba. Había sido un día muy duro.

-¿En que piensas?
Brinqué del susto.
-Dios -Me cubrí la cara-
-Creí que no te asustabas
-Creí lo mismo -Me reí-
Él se sentó a mi lado y nos quedamos callados, miré hacia el frente y suspiré.
-¿Que te preocupa?
-Toda esa gente inocente, no puedo dejar de sentirme culpable
-Yo sé que es difícil, pero no es tu culpa. Ellos son crimínales Alaska
-Lo sé, eso mismo me dijeron
-¿Quien? ¿Joseph?
Fruncí el ceño y lo miré.
-Sí, él lo hizo
-Parece que son buenos amigos -Se levantó- ¿Quieres vino?
-Sí -Estaba confundida-
Él se fue y no tardó en regresar con una botella y dos copas. Me sirvió, se sirvió y se volvió a sentar.

-¿Todo bien? -Le pregunté-
-Sí -Le dió un trago a su copa-
-Lo conocí aquí Bruce, el día de tu evento
Me miró.
-¿Caminamos?
-Está lloviendo
-La casa es muy grande
Nos levantamos y subimos las escaleras, él tenía razón, era un lugar enorme. Pero por alguna razón ninguno de los dos hablaba.

-¿Hay algo que te moleste? -Me detuve y le pregunté-
Giró y se acercó a mí. Estábamos frente a una gran ventana que mostraba el jardín. Dejó su copa en una mesa y le di la mía para que hiciera lo mismo.

-Señorita Müller -Me miró a los ojos- Eres una persona increíble. Sé que nos conocemos desde hace poco, pero no sé cómo explicarte esto
La única iluminación que había era la tenue luz de la luna que entraba por la ventana.
-Desde que te vi entrar a esa sala de conferencias, con esa actitud tan propia de ti, no lo sé, no quiero asustarte diciéndote que estoy enamorado de ti. Pero no encuentro otras palabras
-Bruce -Susurré-
Él me sujetó de las manos, los dos no dejábamos de mirarnos.
-Solo escúchame Alaska -Nos acercamos más- Sé que eres una mujer fuerte, que no necesita de nadie. Pero créeme cuando yo te digo que eres todo lo que necesito
-¿Estás intentando ligarme? -Sonreí levemente-
-Solo estoy siendo sincero -Con una de sus manos pasó un mechón de cabello detrás de mí oreja y acarició mi mejilla-
-Eso me gusta
Y las palabras sobraron, el terminó con el espacio que había entre los dos juntando nuestros labios, al compás del movimiento del beso yo coloqué mis manos rodeando su cuello mientras que él con sus brazos me abrazaba por la cintura. Todo era tan perfecto, el sonido de la lluvia, sus labios contra los míos, no podía pedir más.
Nos separamos.

-Mí día no podía acabar mejor -Le sonreí, aún nos abrazábamos-
Me dió otro corto beso. Y nos quedamos ahí un largo rato, mirándonos sin decir nada, pero es que las palabras sobraban.

-¿Quiere que la lleve a casa, Alaska Wayne?
Me sonrojé.
-No tienes problema?
Negó con la cabeza. Él tomó unas cosas suyas y después de despedirnos de Alfred nos fuimos en mi auto, él manejó y yo recliné mi asiento porque moría de sueño. Llegamos y corrimos a la entrada porque la lluvia era muy fuerte, ya estando adentro reímos.

-En el cuarto de visitas hay un baño, puedes usarlo
-Sí, gracias -Me sonrió y se fue-
Yo por mi parte me fui a mi habitación, me bañé lo más rápido posible y me puse mi pijama que era un pantalón un poco holgado y una playera corta de tirantes. Estando en la cocina busqué dos tazas para preparar té, cuando sentí que unas manos me rodearon por la cintura.

-Hola -Me susurró-
-Hey -Dejé las tazas en la barra y giré- 
Le sonreí. Ese hombre me hacía sentir mil y un cosas, con seguridad podía decir que estaba enamorada de él.

Rising From The Dark [Batman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora