Tres

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Era Viernes por la mañana, preferí no ir al trabajo porque tenía un gran moretón en el rostro y no sabía qué explicación dar. Aunque ya con tres días la hinchazón era menos; no había hablado con nadie sobre lo que había visto, menos sobre lo que me había pasado. Cada momento que encendía la televisión veía lo mismo: "Murciélago Justiciero sobre la Avenida atrapa 4 gangsters" , no entendía que pasaba en esta ciudad. Me entró una llamada y sin ver el número contesté.

-Müller -Dije-
-Alaska -Era mi papá-
-Justo quería hablar contigo
-No te haz presentado al trabajo
-Escúchame, no sé en qué problemas estés metido, pero cuatro tipos me detuvieron y querían saber donde estabas. Me iban a matar
-¿Y qué rayos hiciste?
-No hablé, intenté defenderme pero estaba borracha. Alguien me salvó
-¿Quien?
-Aquí lo conocen como Batman

-¿Batman?¿De que hablas? Te estás drogando o qué demonios pasa contigo?

-Iré a la oficina hasta el Lunes, todo está en orden. -Y le colgué-

Odiaba que me tiraran de loca. Me levanté de el gran sofá de mi sala de estar y miré el lago por un momento, había neblina. hacia frío, pero la calefacción me ayudaba, caminé arrastrando los pies y me miré en un gran espejo, traía un top Calvin Klein y un pantalón de pijama de la misma marca. Estando ya en la cocina me hice un café y me senté en la barra mirando hacia el lago, pasé mi mano inconscientemente por mi torso desnudo encontrándome con mi cicatriz, los ojos se me llenaron de lágrimas y cuando creí que desbordaría en llanto alguien llamó a la puerta, fue raro porque nadie mas que Zara sabia donde vivía, pero me ganó la curiosidad. Me levanté y fui hasta la puerta, sin siquiera preguntar, abrí.

-Alaska, hola -Me miró confundido- Te busqué en la oficina y no estabas, necesito hablar de algo contigo

-¿Bruce?

Apretó los labios y yo me hice a un lado para dejarlo pasar.

-Perdón por aparecerme así, sabes como son los negocios

-Ojala lo supiera -Cerré la puerta-

Él me miraba, sabía que tenía preguntas pero preferí evitarlas. Vestía una playera color verde casi militar y unos jeans cuál quería, tenía unos buenos brazos.

-Hay anomalías en tus registros contables, están filtrando dinero

-¿De que me hablas Wayne? -Fui hasta el sillón y me senté-

-En el tratado, había un apartado donde me permitían acceder a sus registros -Se sentó a mi lado- Necesitas investigar a tus ejecutivos

Me llevé la mano a la cabeza, me dió un dolor punzante.

-¿Es grave? -Pregunté mirándolo-
-Creemos que sí

-¿Creemos?

-Mi equipo de trabajo y yo

-¿Y por qué no llamaste?

Ninguno despegaba la mirada del otro, era como una lucha por ver quien no soportaba.

-No tenía tu número

-Pero sí mi dirección
Nos miramos, y yo no pude contener la risa.

-Perdón por mi presentación -Me levanté- ¿Quieres algo de tomar?
Miró mi estómago, tenía un moretón bastante pronunciado.
-No Señorita Müller
Le di una mirada rápida, sin expresión facial y fui por mi café.

-¿Haces ejercicio?
-Hacía, antes de entrar al mundo de las responsabilidades -Regresé y me senté-
Al verlo me di cuenta que tenía la mirada perdida en el lago. Hubo un silencio incómodo.
-¿Que te pasó en el rostro?
-Al parecer alguien quiere información sobre mi papá. Después de la fiesta, por la madrugada me bajaron del auto, hubo una pequeña discusión -Reí- Pero alguien me salvó
Le di un trago largo a mi café.
-¿Alguien? ¿Quien?
-No sé cómo lo conocen, el murciélago justiciero, Batman, no lo sé.
Me miró sin expresión facial.
-Que suerte tuviste
-Lo tenía controlado, solo se me salió de las manos por un momento.
Su expresión fue de confusión. Miré hacia el frente, el sonido de la leña quemándose era satisfactorio.
-¿Sabes? En esta ciudad la delincuencia crece cada día, te recomendaría que tuvieras mas cuidado
-Créeme que sé cuidarme sola
Nos miramos, él me sonrió diferente a otras veces, sin ser tan arrogante, y se levantó.

-Sé que eres nueva en la ciudad, cuando necesites algo no dudes en llamarme
-Pero no tengo tu número
-Búscalo en tu celular -Guiñó un ojo-
Fruncí el ceño y lo tomé para mirar rápido, ahí estaba. Me reí porque no me había dado cuenta y él hizo lo mismo.
-Me voy Señorita Müller
-No seas tan formal aquí, soy Alaska
Sonrió. Creo que ninguno de los dos supo que hacer, solo nos quedamos mirando. Sin mucha vergüenza me acerqué para darle un beso en la mejilla, pero antes de hacerlo la puerta de la entrada se abrió de golpe.

-Alaska, mi amor, estoy en casa! -Gritó-
Me separé de Bruce, como obtuvo mi dirección tan rápido?

-Hola James -Dije yo-
-¿Que es esto? -Dejó su maleta en la entrada y caminó hasta ponerse frente a Bruce-
-Bruce Wayne, mucho gusto -Extendió su mano-
James lo miró con una cara de odio, yo no sabía que hacer.
-Explícame esto -Se dirigió hacia mí, haciendo referencia a la escena-
-No es nada, estábamos viendo cosas del trabajo -Yo intenté no alterarme-
-¿Y es que tú a mí me crees idiota o que te pasa? -Me sujetó del brazo fuertemente-
Yo iba a hacer algo pero Bruce no tardó en reaccionar, poniéndose entre los dos y logrando que James me soltara.
-No son modos de tratar a una dama -Dijo con su voz profunda, me causó escalofríos-
Yo solo miraba la escena atónita.
Se encararon sin decir nada.
-Véte de mi casa -Susurró James-
Bruce, con toda la diplomacia posible se giró hacia mí.
-Con permiso, señorita Müller -Y se fue-

James no era nada tonto, esperó a ver qué la camioneta de Bruce arrancaba para comenzar a hablar.

-¿Que demonios pensabas hacer Alaska? ¿Te estás acostando con él?
Lo miré con enfado.
-Deja tus malditos celos enfermizos y relájate -De la mesa agarré la tasa de café y me fui a la cocina-

Él caminó detrás de mí.

-¿A esto has venido a Ciudad Gótica? -Preguntó James gritando-
-Es un maldito socio, ya cierra la boca -Puse la tasa sobre la barra y me recargué en una de las grandes alacenas con los brazos cruzados-

Se acercó y se colocó delante de mí, no despegaba su mirada de mis ojos.

-No me asustas, ya no soy una niñita -Lo retaba con la mirada-
En un movimiento rápido sus manos tomaron mis muñecas y las pusieron al lado de mi cabeza, dejándome inmovilizada entre la pared y él.
-No necesito que me temas -Dijo acercándose a mi cuello y susurrando- Sabes que eres mía
Besó mi cuello de una manera muy lasciva. Después de eso se separó de mí, me soltó y se fue.

Rising From The Dark [Batman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora