Veintidos

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-Jeremiah, ah -acaricié su cabello pelirrojo mientras arqueaba un poco la espalda por la excitación.

Estábamos en mi habitación, me había llevado cargando del baño hasta ahí. Él se mantenía sobre mí repartiendo besos a través de mis pechos y mi abdomen. Me estaba volviendo loca.

-¿Estás segura de que quieres continuar? -dejó de besar mi cuerpo y acercó su boca a la mía, al hacer eso la punta de su miembro se acomodó en mi entrada haciendo que rozaran-. Puedo detenerme

-Debes de estar bromeando -nos mirábamos a los ojos.

-Tal vez sí -Entró un poco, mordí mi labio, pero él salió- Tal vez no

-Si no te siento me voy a volver loca

Tanto su cuerpo como el mío estaban cubiertos de pequeñas gotitas de agua, hace unos minutos habíamos estado en la ducha.
Pero él seguía con su juego de tentarme, sin embargo yo estaba decidida así que lo empujé para que se moviera de encima mío. Cuando quedó acostado al lado mío yo me subí en él, quedando de rodillas.

-No me gusta esperar -sonreí juguetona y me senté, de un golpe toda su erección entró en mí.

-Joder, mami -se aferró con sus grandes manos a mi cintura, fuerte.

Comencé a moverme lento, él no quitaba su mirada de mi cuerpo. No podíamos decir palabra alguna, el momento era perfecto.

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-Buenos días -dijo como un susurro mientras con su mano acariciaba mi brazo, lento de arriba hacia abajo.

-Hola -giré para mirarlo, él miraba hacia el techo.

-¿Cómo estás?

-Mejor que nunca -después de oír mi respuesta giró su vista hacia mí.

-¿A qué hora tenemos que irnos? -acarició suave mi cabello.

-Que importa -lo abracé y recargué mi cabeza en su pecho.

Él también me abrazó y nos quedamos ahí un gran rato más. Jeremiah me hacía sentir casi completa, pero sabía que faltaba algo, alguien.

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-Llegas tarde -habló sentado desde mi silla.

-Lo sé papá, tuve un inconveniente -mientras hablaba terminaba mi maquillaje, nos reuniríamos con Harvey en 10 minutos.

-¿Inconveniente? No sabía que ahora los jóvenes le llamaban así al sexo

-¿Qué? -estallé en risa por su comentario y dejé de maquillarme para verlo.- ¿De qué hablas?

-Tu noviecito te ha dejado un par de marcas -señaló mi cuello.

Me miré en el espejo y no mentía, había dos chupetones. Me reí y comencé a cubrirlos con maquillaje.

-Quiero hablar contigo -él se levantó y abrochó su saco, acomodó un poco las mangas y se acercó a mí.

Terminé de maquillarme y dejé todo sobre el escritorio. Seguía con una leve sonrisa en el rostro por los recuerdos que llegaban a veces a mi cabeza sobre la noche anterior.

-¿Qué pasa? -lo miré.

-Hay algo que quisiera decirte -miró su reloj.- Tenemos tiempo

-¿Me veo bien? ¿Ya no se ve "eso"?

-No -rio.- Te ves excelente

-Gracias -sonreí.- Entonces, ¿qué pasa?

-No sé cómo lo tomarás -sus ojos azules me miraban, eran fríos y sin mucha expresión.- Me quedaré a vivir en Ciudad Gótica

Rising From The Dark [Batman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora