Treinta y dos

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—Tal vez aquí sea más fácil resolver tus dudas.

Avancé para poder observar todo con más detalle, pero como eran tantas cosas me era casi imposible poner mi completa atención en un solo lugar. Al solo moverme un poco más pude darme cuenta de que estábamos en una cueva, al fondo había una gran entrada natural cubierta por una pared de agua que caía con intensidad.

El lugar era sombrío y misterioso.

—Este es tu lugar. —la impresión hizo que mi voz no fuera lo suficientemente fuerte.

Aún así, él me escuchó.

—Podríamos decir que sí. Aunque Alfred lo llama de otra manera.

—¿Cómo?

Mi mirada se había quedado sobre el auto que no se comparaba a otro que yo hubiese visto antes, traté de hallarle parecido con algún otro pero fue imposible.

—La Baticueva.

Fruncí el ceño, pero no quise preguntar la razón del hombre, era más que obvio.

—¿Quieres acercarte y ver esto?

Giré sobre mi eje para encontrarlo de nuevo, seguía en la misma pared, recargado y con los brazos cruzados, atento a mí.

Al acercarme evité el contacto visual, no necesariamente por vergüenza, había cosas que me mantenían más entretenida.

—¿Qué es esto? —le cuestioné mientras miraba la alta vitrina negra.

Él no me contestó, solo se dedicó a mirarme un momento y según lo que pude ver de reojo, después de un par de segundos puso su mano en algún lugar de la pared. Eso accionó lo que tenía frente a mí, la gran vitrina dio la vuelta, dejando a la vista ese traje con el que ya me había encontrado al menos un par de veces.

Comencé por verlo desde arriba, encontrándome con la capucha negra que era adornada por dos cuernos, que aparentaban ser alas, esa misma se unía junto a la capa que caía a espaldas del traje. A simple vista no podía saber de qué material se trataba, aunque quise adivinarlo mis pensamientos divagaron mientras con la vista recorría a detalle cada parte del traje, era increíble.

—Es Kevlar. —explicó él.— Resistente a disparos y cortes, ligero y bastante útil.

Con una alta curiosidad, descansé mi mano en el pecho de la armadura, donde estaba dibujado el murciélago, un poco más oscuro que todo lo demás.

—La capa es eficiente, la combinación de telas me ayudan a planear siempre y cuando salte de una altura considerable. Es rápida y me ayuda con el elemento sorpresa. —su mano tocó un poco la capa.

Las palabras no me salieron en el momento, era como si todo lo que estaba viendo fuera irreal, sacado de una película.

—Increíble, ¿no?

Solté el traje y me atreví a mirar a Bruce.

—Increíble es poco. —apreté un poco mis labios.— ¿Cuantas personas conocen este lugar?

—Bueno, podríamos decir que dos: Alfred y tú.

Comprendí la importancia.

—¿Y por qué decidiste mostrármelo?

—Es una manera de demostrarte que confío en ti.

Únicamente un oh salió de mis labios, después dejé de mirarlo.

—Nunca le había prestado tanta atención. —ver el traje llenaba mi cabeza de recuerdos.— Todos los encuentros con Batman fueron, no sé, cortos y espontáneos.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2022 ⏰

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