Trece: 48 horas.

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Bajo su mirada el hombre se aleja, este aún no lo ha notado pues sigue disfrutando de su bebida en una copa.

Jungkook acelera sus pasos, pero de un momento a otro lo pierde de vista porque un grupo de personas que charlaban amenamente le impidieron el paso. Maldice dándole el último trago a su bebida, sus latidos se aceleran cuando alguien choca contra él y maldice cuando un líquido se esparce por su pecho, y su nariz pica por ese perfume tan familiar, ya que hace apenas unos minutos había estado cara a cara con la portadora de tal fragancia, alza la mirada hacia la mujer.

― Señorita Manoban.

Ella tira sus labios hacia abajo en una mueca. ― Lo siento mucho, ahora fui yo la que chocó con usted.

Jungkook niega mientras ve la mancha que huele a alcohol en su traje. ― Está bien, descuide. No es su culpa, yo tengo la mala costumbre de chocarme con las personas. ― Bromea para aligerar el ambiente.

Solo puede retener una queja en su garganta porque él no solo odia tener que soportar el ingerir alcohol por esa maldita fiesta, si no que ahora tiene el olor impregnado en su traje.

―Disculpe, ¿Tendrá manera en la que pueda secar mi traje? Algún trapo tal vez. ― Señala con una mueca la mancha.

Lisa asiente. ― Claro, sígame a la cocina, lo ayudaré.

― Eres muy amable, gracias.

Ella lo lleva a través de las personas hasta llegar al interior del yate por un pasillo hasta la dichosa cocina. La música se escucha amortiguada mientras ella busca en distintos cajones algún trapo o papel para poder ayudar con el problema, y momentos después encuentra una pequeña toalla de cocina.

Se la entrega. ― Espero esto ayude.

― Gracias, servirá bien. ― Le guiña un ojo y ella solo sonríe apoyándose en una pared de la cocina.

Jungkook se encarga de secarse de manera muy torpe a propósito, para que la mujer lo ayude. ― ¿Podría ayudarme, por favor? ― Le sonríe encantadoramente, tanto que la mujer no se niega.

Toma el paño y empieza a dar toques sobre el area afectada, estando cerca uno del otro, Jungkook siente picar su nariz con ese perfume y no puede evitar sentir un dolor de estómago. Odia esa fragancia.

― ¿Dónde está su esposo? ― Pregunta tratando de concentrarse en otra cosa que no sea ese maldito perfume que lo molesta tanto.

― Mi esposo está hablando con sus amigos, yo solo pasaba por el yate para ver a los invitados, y en eso nos chocamos, bueno, otra vez. ― La sonrisa en sus labios pintados de negro aparece, alza sus bonitos ojos hacia Jungkook. No le gusta tenerla tan cerca, ella recorre con sus dedos disimuladamente su pecho y Jungkook tiene el impulso de alejarla, pero no puede.

No puedo arruinarlo, se obliga a quedarse quieto, pero cuando ella se acerca peligrosamente a su rostro y la tensión incrementa da un paso hacia atrás. Ella parpadea algo confundida.

Jungkook carraspea y recobra su sonrisa ladina. ― Gracias por la ayuda, linda.

Ella asiente sonriendo delicadamente y deja la pequeña toalla a un lado. ― No fue nada... ¿HaJoon, verdad?

― Así es. ― Acomoda la solapa de su traje. ― No pensé que recordaría mi nombre.

― ¿Cómo lo olvidaría? Su presencia es bastante intimidante, eso no se olvida fácilmente. ― Ríe un poco. ― ¿Sabe? Mañana tendremos un almuerzo con mis club de socios, y ya que su padre fue parte de este club, usted podría participar, tiene un buen porte. ― Propone.

Una sonrisa falsa se instala en su rostro. ― Sería un placer. ― Extiende su mano con elegancia hacia la mujer. Sus manos hormiguean cuando siente la palma suave contra la suya.

Satisfied | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora