Veinte: Dos pájaros de un tiro.

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Jungkook hasta ahora ha sabido llevar muy bien la misión encubierto, hasta podría decir que disfruta engañar a los Manoban con su impecable actuación como Kim HaJoon. Los Manoban no imaginan que "HaJoon" es en realidad un espía para la mafia Park, la más poderosa de Corea.

Jungkook si pudiera se burlaría en sus caras, pero lamentablemente no puede. Justamente ahora está con ellos, los Manoban no lo llamaron pero NamJoon le comunicó que habría una subasta de objetos provenientes del mercado negro en una bodega de arte secreta. Por supuesto, NamJoon no asistió para evitar altercados, en su lugar le cedió su pase a Jungkook para que se encuentre con los Manoban.

― ¡Vendido por trescientos mil wones a la una, a las dos, a las tres...!

Bebe de su copa de vino disimulando la sonrisa sarcástica en su rostro al ver a la pareja sentada a su lado, se encontraron en la entrada del lugar y ellos lo invitaron a sentarse con ellos. El plan va muy bien, Jungkook sigue probando que pueden confiar en él, todo se lo debe a NamJoon quien lo ayuda con los detalles.

― ¡Vendido a Kang SuJin!

El tiempo pasa, la subasta termina y se da inicio a un pequeña fiesta bajo la noche donde beben y charlan. Al fin y al cabo todos los presentes solo aparentan, se mienten los unos a los otros, y Jungkook no es una excepción.

― Estaremos por allá.

Lisa le sonríe, sus particulares labios pintados de negro se estiran bajo su mirada, ella y su esposo se alejan para saludar a unos amigos.

― Bien, yo daré una vuelta.

La verdad es que Jungkook no está ahí solamente para ganarse un gramo más de la aprobación de los Manoban. Jungkook tiene un propósito propio y ajeno a los Manoban, su venganza propia. NamJoon le comentó que los aliados más cercanos a los Manoban estarían presentes y eso implicaría también a su abuelo, a Master, aquel demonio bajo piel humana.

Jungkook planea encontrarlo entre los invitados, no quiere que él lo vea pues lo reconocería de inmediato, pero sí quiere verlo de lejos al menos una vez, luego pensará la manera en cómo acabarlo sin que este lo vea y lo delate ante los Manoban.

Ahora puede ser su oportunidad.

― Buenas noches.

Saluda conforme avanza entre los invitados, pero los minutos pasan y no lo encuentra. Ya cansado decide salir al patio trasero de la pequeña mansión para tomar un poco de aire, quizás mandarle un mensaje de buenas noches a JiMin.

Últimamente es la única manera en la que se comunican, llamadas o mensajes, cualquiera de los dos pero no más que eso. Observa el cielo y maldice. "JiMin debe estarme odiando en este momento" se dice a si mismo. Sus noches y días invertidos en esta misión afectan a su esposo, pero sabe que para todo siempre hay un sacrificio, y si quiere alejar a JiMin del peligro deberá poner todo su tiempo en lograr sus objetivos.

― Y pensar que eras más listo...

Esa voz.

Jungkook siente su corazón detenerse al igual que el tiempo y gira sobre su lugar, aquel hombre que tanto quiso ver está a tan solo metros suyo con esa asquerosa sonrisa burlona en su rostro.

Master, aquel hombre que cosechó demonios en su cabeza, siento tan solo un niño pequeño e inocente que perdió a sus padres.

― Te encontré, pequeño ciervo.

"Ciervo..."

Ese apodo de mierda siempre lo detestó, muchos años atrás Master le decía así porque según el sus ojos eran parecidos a los de un ciervo indefenso y patético.

Satisfied | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora