Treinta y cinco: Tormenta (parte 1)

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― Nadie debe saberlo, ¿Entiendes?

JiMin mira en silencio el paquete entre sus manos, luego alza la mirada hasta los ojos del peli negro.

― ¿Realmente crees que esto es necesario? ― Pregunta con genuina curiosidad, y hasta preocupación por lo que el hombre podría estar pensando.

― Solo quiero que se lo des si algo llega a pasarme, no quiero que piense que... ― Calla y niega con la cabeza. ― Olvídalo.

― Entiendo... ― Suspira y le regala una minúscula sonrisa. ― Es raro que me encargues esto a mí, pero no me quejo, mantendré su secreto.

Gguk sonríe un tanto. ― Gracias... ― Mete sus manos en sus bolsillos y se acerca hacia él para obsevar su aspecto más de cerca. ― Esas ojeras hablan de lo poco que duermes, y no creo que sea solo por Seiji, ¿O me equivoco?

― Tan directo como siempre... ― Ríe un poco, negando con la cabeza. ― Pues no te equivocas, tu hermano es...

― Una mierda.

― Trato de soportarlo, pero realmente estoy agotandome por dentro como por fuera. ― Suspira y pasa una mano por su rostro y cabello en señal de frustración.

― ¿Y por qué no haces algo al respecto? Mi hermano es una mierda ahora mismo, yo no lo soportaría, ¿Por qué tú si? ¿Lo amas tanto, o es que te valoras tan poco?

JiMin no sabía que responder primero así que silo bajo la cabeza con una risa sin gracia saliendo de sus labios.

― No sé qué responder a todo eso. ¿No te parece muy inesperado preguntar todas esas cosas?

Alza los hombros. ― Solo decía... ― Camina con cuidado hasta la cuna de su sobrino, viéndolo dormir con tanta calma que sintió envidia. ― Si hay algo que te impide darte tu lugar, deberías dejarlo ir... aquí hay una razón mucho más importante que todo que necesita un padre que lo cuide, pero que también sepa cuidarse a sí mismo.

En ese momento JiMin se quedó sin palabras, solo veía a Gguk en silencio, él seguía concentrado en ver a Seiji dormir plácidamente.

JiMin sabía que Gguk tenía razón, lo sabía muy bien.

― ¿Te vas tan pronto? ― Inquiere cuando lo ve caminar hasta la puerta.

Gguk se detiene ahí un momento. ― Tengo trabajo que hacer, ahora que Jungkook está tan alejado, yo debo encargarme del doble con tu padre respirandome en la nuca. ― Abre la puerta jalando de la perilla, pero antes de irse le da un último vistazo. ― Suerte, y gracias nuevamente, por el favor.

― Adiós...

Gguk finalmente está fuera de su rango de visión, solo puede escuchar sus pasos alejarse hasta perderse y no escucharlos más. Mientras JiMin se quedó sentado en medio de la habitación de su hijo, con un lío de pensamientos y un montón de emociones vibrando en su pecho.

No sabía que se veía tan mal que hasta Jeon lo notó, pero no le sorprendía, él dormía poco y no era solo por Seiji como Gguk dijo; él muchas veces no dormía como debía porque la preocupación y la incertidumbre son crueles acompañantes por la noche.

― Mierda... ― Ahora se encontraba frente al espejo de su baño, viendo las ojeras bsjo sus ojos tan visibles, y su semblante decaído en el rostro. ― Soy un desastre.

Coloca las manos en el borde del lavabo de madera y ahí entierra sus uñas a tal punto que empiezan a doler.

Quizás, tan solo quizás, ya me estoy hartando de todo.

Quizás, tan solo quizás, ya me estoy hartando de todo

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Satisfied | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora