Sesenta y tres: Miedo e ira.

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Dos días antes...

― Sirvame otro.

― A la orden.

Terminó de un solo sorbo el whisky en su vaso, y luego lo movió suavemente, con la mirada perdida en los hielos que restaban en su interior, como si tratara de ordenar los pensamientos en su mente, tan confusos por el alcohol en su sistema.

Una persona se colocó a su lado pero no le tomó importancia, él solo esperaba su siguiente vaso con whisky de los cinco que había pedido en lo que iba de la noche. Sin embargo, cuando la persona se inclinó cerca suyo no pudo evitar subir la mirada hacia el desconocido. Sus ojos conectaron, y pudo notar una mirada curiosa en sus ojos y una sonrisa en sus labios.

― Veo que eres un oficial.

Arqueó una ceja ante su comentario; no era la primera vez que se le acercaban en un bar con comentarios similares, porque sabe que su uniforme llama mucho la atención de las personas. Ahora se arrepiente de ni haberse quitado el uniforme al salir de comisaría.

― No estoy interesado.

Había salido para tomar un par de tragos acompañado de su soledad, deseaba despejarse de todo el estrés que conlleva su trabajo, mucho más ahora con el extraño experimento que Hwasa realizaba con los Park y los Jeon.

― Oh, primero déjame presentarme, no te quitaré mucho tiempo, comisario

Le lanzó una mirada aburrida. ― Ya te dije que no estoy interesado, lárgate o te arresto por alguna tontería que me inventaré en el camino a comisaria.

El hombre hizo caso omiso, y su sonrisa se aligeró. ― Soy Kim NamJoon. No necesito tu nombre, ya me lo sé, tú eres Kim Seokjin, el comisario de esta ciudad que lo único que quiere es tener lo que merece... ― Jin detuvo todo movimiento y su mirada subió hacia su rostro, con el ceño fruncido. ― ¿O me equivoco?

― Aquí está.

El bartender le entregó su bebida, interrumpiendo el momento. Dio un asentimiento como agradecimiento.

― ¿Qué es lo que quieres? ― Dijo una vez que el bartander se había alejado.

― Tengo una propuesta que puede interesarte. ― Se acercó más a él, arrebatandole con cuidado el vaso de sus manos. ― Tú me entregas información, y yo te ayudo a conseguir el puesto que te mereces... Superintendente Kim Seokjin, suena muy bien, ¿No es así? ― Toma del whisky para luego volver a dejarlo sobre la barra ante la atenta mirada del comisario.

― No confiaría en un completo extraño, deberías mejorar tu discurso, NamJoon.

― Estoy seguro que sabes que no soy un completo extraño, posiblemente has escuchado mi nombre rondar estos días. ― Sonríe de lado, sacando una tarjeta del bolsillo de su saco, dejándolo al lado de su vaso con whisky. ― Llámame cuando quieras negociar. No te arrepentirás.

Seokjin lo vio alejarse del bar en completo silencio; y se preguntó, ¿Por qué no lo había detenido en ese mismo instante? Tuvo a Kim Namjoon frente suyo, a la mano derecha de Lalisa Manoban, la mujer que llevan meses investigando. No tuvo una respuesta concreta dentro suyo, ni profundizó en el tema, solo tomó la carta entregada y la guardó en el bolsillo de su pantalón.

Dejó dinero sobre la barra del bar y salió del lugar, directo hacia su hogar. Lo pensó toda la noche, no concilió el sueño al verse tan sumergido en las palabras de Namjoon, pensando en su oferta. Pero no fue hasta la mañana siguiente que se decidió por tomar su teléfono y marcar su número. Había aceptado la oferta, y el plan secreto de Hwasa se vio revelado.

Lo que nos lleva al presente.

Está bien...

Seokjin sonrió con superioridad, sin imaginar que Hwasa lo tomaría poe sorpresa. Tomó el cañón del arma y lo desvió, él apretó el gatillo por el impulso y el fuerte sonido de una bala disparándose dio inicio a una lucha entre ambos. Debió haberselo esperado, Hwasa no daría el brazo a torcer tan rápidamente.

Satisfied | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora