Rosebot: hablar con Dirk

54 8 72
                                    

Rosebot camina con pasos seguros, que resuenan en el silencio del pasillo en el que se encuentra.

En sus manos tiene una bandeja, con un café negro y una rebanada del strudel de manzana que ella, John y Terezi hicieron anoche. La cocina sobrevivió, milagrosamente.

Sus pasos se detienen frente a una puerta en particular. No resalta de ninguna de las otras en nada, pero Lalonde sabe quién se encuentra al otro lado.

Golpea tres veces, sólo lo suficiente para alertar al residente.

"Padre, tenemos que hablar." anuncia.

"No, no tenemos que. Estás buscando una excusa para sacarme de aquí. Y no va a funcionar." se escucha, desde adentro.

Ella suspira. "No puedes quedarte ahí hasta que lleguemos."

"Si puedo, simplemente no quieres que lo haga porque te sentirías culpable."

"No es por eso."

"Entonces qué carajo quieres?"

Le toma un momento mantener la compostura para responder.

"Como había dicho, necesitamos hablar."

Lalonde espera una respuesta, pero cuando no obtiene una, se larga y se encarga de sus propios problemas.

"Dirk."

Se larga.

"Es en serio?"

Y no piensa en volver.

"Ni siquiera lo estás intentando. Me preocupa verte tan indiferente." admite la Vidente, dejando que un poco de emoción deslizarse en su voz.

Se oye un forcejeo del otro lado, unas cuantas bolsas siendo pisadas, hasta que la puerta se abre.

Si fuera cualquier otra persona en lugar de Rosebot, no habría notado su rostro más pálido de lo normal. No habría pensado mucho en la estancia dudosa de Strider, sus dedos inquietos sobre el marco, o su postura, algo encorvada.

El único indicio de que algo malo estaba sucediendo eran las marcas y cortadas en su rostro y manos, las cuales no había tratado aún, por motivos de auto castigo, probablemente.

"Te ves terrible." anuncia Lalonde, sin una pizca de carisma en su voz.

"Gracias." responde el rubio, monótonamente.

"Puedo vendarte?"

"No, estoy bien. Sanarán rápido, de todas formas."

"Está bien." se rinde, con un suspiro y ofreciéndole la bandeja.

Dirk agarra la taza de café. Se lo bebe en un largo trago y la vuelve a depositar en su lugar.

"Supongo que debo asumir que no vas a decirme qué pasó."

"Supones bien. Aunque me sorprende que Egbert no te lo haya contado detalladamente."

"No... sólo se desesperó y tuve que consolarlo de un ataque de pánico. No fue agradable."

"Mm."

Contrastes NarrativosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora