Capítulo 5.

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Hacer de madre de Louis era mucho más complicado de lo que pensaba, el chico se pasaba el día buscando a Harry para pedirle un cigarro o desordenado toda la habitación para intentar encontrar donde los había escondido. El rizado se lo había tomado como un desafío personal ya que siempre le había costado bastante negar algo cuando se lo pedían. Ya casi había acabado febrero, de hecho, era el último día del mes así que pronto terminaría y con suerte sin ninguna bofetada del ojiazul hacia su compañero. Zayn buscaba al más pequeño de vez en cuando para preguntarle como iba su amigo, cuántos cilindros había gastado.

—Dame uno más, el último ultimísimo.—el mayor hizo un pequeño puchero con sus labios.

—Ya te he dicho que no, es por tu bien.—aún le resultaba extraña esa situación, era como cuidar de un crío que se pasaba todo el día pataleando y el de ojos verde era otro niño. Así que en resumen era un crío cuidando de un crío, a veces se arrepentía de haber aceptado el trato del moreno.

—Hablas como si fueras mi madre.—bufó antes de salir de la habitación. Tal vez fuese precisamente esa comparación la que hacía que aún estuviese ileso.

El de esferas como el océano siempre hacía eso cuando no podía continuar soportándolo, miraba al pequeño una vez más esperando que cambiase de opinión y al ver que no era así se marchaba del cuarto. Diez minutos más tardes, Harry se asomaba a la ventana para observar como este, tras bajar las escaleras de caracol, ya se encontraba en el jardín para despejarse y tranquilizarse. No tenía la remota idea de lo que el chico hacía el tiempo que se encontraba allí, mas lo importante era que cuando le volvía a ver estaba mucho mejor. Sin embargo, apenas duraba puesto que el muy cabezota volvía a pedirle un cigarro. Aquello se había convertido en tradición, siempre igual.

Harry salió de la habitación y anduvo en dirección a la sala que estaba repleta de libros. Desde la última vez que vio al director, aquella que conoció a Liam, había estado haciendo tareas que Samuel le había encargado. Para su sorpresa él no había escogido los cargos que debía hacer, el señor Carver ya los tenía elegidos cuando entró. Lo cual era peculiar ya que el de ojos marrones le había comentado que todos podían decidir qué hacer. Sin embargo, no le desagradaba lo que le había mandado por eso no dijo nada al respecto aunque, probablemente, tampoco lo hubiese dicho si no le hubiese gustado. Ese día le tocaba trabajar como bibliotecario.

Allí le esperaba el rubio con su encantadora sonrisa. Como no tenía nada que hacer, y el rizado era la única persona que le aguantaba, siempre iba a visitarle para hacer el rato más ameno. Además, aunque el teñido aún no lo había dicho en alto, también iba para no dejar solo a su amigo.

—Creí que nunca llegarías y tendría que cubrirte, me alegra que no haya sido así.—suspiró aliviado acercándose al ojiverde.

—Habla más bajo, aquí hay que estar en silencio.—susurró posando su dedo índice sobre sus labios—Louis no me deja tranquilo.—cogió unos libros que algunos habían dejado sobre su mostrador y observó el número que tenían en la primera página, eso indicaba la estantería a la que pertenecían. Después se fue hacía estas para dejarlos en ellas.

—Estás todo el día igual, ya solo hablas de eso. Que si no se qué, que si no sé cuánto, solo tú y lo pesado que es tu compañero.—reprochó con un rostro molesto, colocando su mano izquierda donde se encontraba su corazón.—Ni siquiera me preguntas qué tal estoy.

—Perdón.—alargó la “e” al hablar.—¿Qué tal estás, Niall?—el de ojos azules miró hacia otro lado cruzado de brazos.—¿Niall?

—Me estás preguntando para que me calle, no te importa de verdad como estoy.—siguió hablando la reina del drama con lágrimas de cocodrilo.

lune décroissante {LS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora