lune décroissante {LS}

Capítulo 8.

Liam entró al comedor con un solo objetivo: encontrar a Harry. Al parecer, ambos se habían estado buscando desde su último y único encuentro mas hasta entonces no habían conseguido verse. El rizado estaba desayunando junto a su mejor amigo y Justin, como todos los días. Le dolía ver como ambos sonreían al mirarse, no olvidaba a Louis, el rubio le había comentado que quería preguntarle al pelirrojo si le gustaría salir con él, seguro que le diría que sí. Por primera vez sentía una especie de envidia, pero intentaba pensar lo mínimo posible en eso para no autolesionarse mentalmente.

—Harry, ¿Puedes venir?—el recién nombrado miró a sus compañeros de mesa, podrían sobrevivir un rato sin él. Después asintió con la cabeza, levantándose de su asiento para seguirle.

—Yo...quería hablar contigo.

Desde que vio aquella escena que no quería recordar en su habitación le estuvo dando vueltas al asunto. Recordó que en su primer día Samuel le dijo que estaba terminantemente prohibido tener relaciones sexuales; sin embargo, era obvio que ellos dos habían incumplido la regla. Pensaba, que si se lo decía a el señor Carver o a alguien de su alrededor se encargarían de castigarlos. Seguro que les obligarían a estar separados, encerrados en su habitación con llave, prohibiéndoles volver a tener la mínima relación nunca más. Sonaba egoista e incluso siniestro mas eso paró de importarle días atrás, o eso creía.

—Dime.

—Me preguntaba si podría cambiar alguna de mis tareas quiero poder escoger alguna, como todo el mundo.—explicó tímidamente.

Estaba enfadado y cuando las personas están enojadas dicen estupideces sin darse cuenta, pero lo importante es que la dicen, aunque luego se arrepientan. El rizado no quería cometer ese error, no estaba seguro si su egoísta plan funcionaría, así que prefirió no arriesgarse. Tal vez había dejado escapar una de las mejores oportunidades y eso le convertía en un idiota, mas no creía. Porque si de verdad amaba a Louis con todo su alma significaba que quería lo mejor para él, su felicidad. Si el ojiazul estaba feliz con Elena simplemente tenía que aceptarlo y continuar, deseándole lo mejor. Eso era el amor.

—No creo, no hay ningún vacante.—comentó tras observar un documento que llevaba en una funda de plástico.—¿Por qué?

—No me gusta recoger el comedor por la noche.—respondió. Los primeros días fueron divertidos ya que Niall y su amado le ayudaban entre risas, aunque siempre estaban hablando de cosas que el pequeño no entendía dejándole un poco excluido pero al menos no se sentía solo. Sin embargo, luego el rubio se cansó de estar allí y se marchó junto al pelirrojo. No le agradaba salir de aquel lugar cuando no había nadie paseando por el internado debido a que todo estaba oscuro.

—No creo que tu opinión le importe al Señor Carver, pero se lo diré de tu parte.—sonrió sincero. El mayor paró unos segundos para apoyar uno de los papeles completamente blancos en la pared. En él apuntó la petición del ojiverde, después continuó el recorrido sin destino.

—Tampoco me gusta llevar la colada a las personas.

Había mantenido bastantes charlas internas en las que había comparado los pros y los contra de esto mas solo recordaba los aspectos negativos. Louis era su compañero en dicha labor. Él se encargaba de lavar la ropa, tenderla y secarla. Después se la daba al rizado, este se las devolvía a sus dueños. Era imposible no encontrarse con el otro habitante de su cuarto. Además, vería a su novia cuando tuviera que entregarle sus prendas. No estaba preparado.

—De eso quería hablarte, me han dicho que no haces esa tarea desde hace tiempo. Comprendo que no sea tu mayor pasión en el mundo pero todos hacemos cosas que no queremos. No puedes escabullirte de tus obligaciones, mucho menos de esta, todo es un desorden si no le entregas sus pertenencias a la gente. Esto es una cadena, un ciclo, es muy importante que recuerdes eso.—lo explicaba como si lo hubiese memorizado. Probablemente sus superiores se lo habían escrito en algún lugar para que lo trabajase hasta saberselo sin mirar.