Capitulo 16.

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Niall entró a la habitación de su mejor amigo con la cabeza gacha, se veía a kilómetros que se encontraba mal e intentaba reprimir sus lágrimas. No parecía ser uno de sus estúpidos dramas por no saber con qué vestirse o algo por el estilo, más bien, aquello parecía ser algo serio. No sabía qué esperar o cómo actuar frente a lo que fuese que le quisiera decir. Tal vez ni siquiera quería hablar, simplemente no estar sólo. Todo eso era muy nuevo para Harry, que nunca había visto en ese estado al rubio, pedía a gritos un manual, mientras tanto simplemente sabía hacer una cosa: brindarle su calor para que supiera que siempre estaría con él.

—¿Qué te sucede?—se acercó a él con cuidado para cubrirle en un abrazo, ahí fue cuando el ojiazul soltó la primera lágrima.

—Es Justin.—separó su cuerpo del menor, se acercó a las cosas de su compañero de habitación y comenzó a desordenarlas en busca de algo que el rizado trataba de adivinar.

—¿Qué pasa?

—Es-es un hijo de puta.—sollozó. Encontró un cigarro en un bolsillo de un vaquero que se encontraba en el suelo, le pertenecía a Louis mas este lo encendió como si fuese suyo. Nunca le había visto fumar, ni siquiera sabía que lo hacía.

—No me digas que...

—Sí.—le dio una calada.—Que cabrón.—murmuró repleto de odio.

—¿Qui-quieres contarme qué sucedió o prefieres no hablar?—preguntó con timidez.

Harry había tenido amigos en la escuela, como todos los niños, pero conforme iba creciendo sus amistades disminuían. Jamás había tenido una persona a la que poder llamar mejor amigo, hasta que conoció a Niall. Nadie le había contado tantas cosas como el teñido, nunca se había sentido cómodo con ninguna de sus antiguas amistades. Siendo sinceros, no tenía ni puta idea de ese tipo de relaciones. ¿Tenía que consolarle o criticar a su ex? Había visto ambas opciones en las películas pero no sabía escoger entre ellas.

—Solo era un curioso, quería saber cómo era follar con otro chico. Yo fui su prueba y cuando se cansó del experimento se fue sin más.—había logrado calmarse, parar de derramar esas saladas gotas, ya solo le quedaba furia.—También me dijo que no estaba preparado para tener algo así, que no se lo había pensado bien, se había dejado llevar por el momento y luego no había sabido cómo parar. No quería meterse en problemas aquí así que prefirió las normas de mierda antes que...en fin.—le dio una calada larga al cilindro.

—Lo siento.—se separó unos centímetros de él al sentirse culpable de la situación.

—¿Por qué?—cuestionó extrañado.

—Porque yo fui quien le preguntó si podíamos sentarnos con él. Si no lo hubiera hecho, probablemente, no os habríais conocido y él no te habría dañado.—explicó mirando sus dedos, no era capaz de observar al chico del corazón roto.

Cuando Niall le confesó que habían empezado a salir, no pudo sentirse más orgulloso. Estaba muy feliz por el adolescente, se merecía haber encontrado a su media naranja. Lo que más le alegraba era que había sido gracias a él, que había merecido la pena perder su timidez unos segundos en el comedor, que había ayudado al de esferas como el océano. Sintió que al fin había hecho algo bueno; sin embargo, al parecer él fue creado para cometer errores. Estaba gafado.

—¿Dañarme? Más quisiera ese hijo de puta.—sonrió mientras se miraba en un pequeño espejo, seguro que lo hacía para ver si se notaba creíble.

El rizado sabía que Justin ya lo había conseguido, que le había herido, nada más bastaba con ver el rostro tan quebrado que tenía cuando entró a la habitación sin su característica sonrisa. A él si le importaba el pelirrojo, le quería con todo su corazón, siempre le hablaba de lo simpático que era el joven y todas sus demás virtudes. El menor había visto algunas escenas amorosas entre ellos dos, jamás habría pensado que todo fuese mentira, era imposible que Justin no hubiese sentido nada ni por un miserable segundo.

lune décroissante {LS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora