lune décroissante {LS}

Capítulo 22².

Última parte.

Eran cerca de las nueve de la tarde cuando llegaron a Boulevard du Montparnasse. Tenían pensado almorzar en esa zona pues se habían encontrado con una pareja que hablaba su idioma, estos le dijeron que allí había un buen restaurante. También les advirtieron sobre su elevado precio, el de rizos se echó para atrás al escucharlos; sin embargo, Louis estaba muy seguro de ir a ese lugar.

Montpernasse se había convertido al instante en el barrio favorito de ambos. Harry adoraba su poético significado y el de esferas celeste todo lo que este amaba. En la Antigua Grecia, el Monte Parnasso era en el que se reunían las musas alrededor de la música y la simetría. Había sido un lugar catalizador de artistas, ellos dos soñaban con algún día entrar en esa lista de nombres.

—Quiero cantar algo.—murmuró el más pequeño. Nunca antes había surgido de él mismo decir aquello, siempre era su pareja quien pedía escuchar su voz.

—Entonces canta, que todos te escuchen, que tengan el honor de poder decir: yo escuché a este chico cuando estaba en sus comienzos.—sonrió tomándole de la mano hasta llegar a un banco.—Pero que jamás se te olvide que yo fui el primero, tu fan número uno.—se posicionó frente a él.

—Yo...solo tenía pensado tararear en voz baja algunas estrofas.—comentó tímidamente.

—¿Nunca has pensado qué sentirán los cantantes al mostrarle todo lo que son capaz a otras personas, desconocidas? Este es tu momento de brillar, no tengas miedo, yo estaré aquí, sentado a tu lado.—sonrió. El de esmeraldas odiaba lo tierno que resultaba a veces, así le era imposible  negarse. Dio unas largas respiraciones para calmarse antes de comenzar,ya que estaba bastante nervioso.

—Moi je n'étais rien et voilà qu'aujourd'hui,
Je suis le gardien du sommeil de ses nuits.
Je l'aime à mourir.
Vous pouvez détruire tout ce qui vous plaira.
Il n'a qu'à ouvrir l'espace de ses bras.
Pour tout reconstruire.
Pour tout reconstruire.
Je l'aime à mourir.

Nunca antes había cantado en francés, pero siempre había querido dedicarle esa canción de finales de los setenta a su chico. Era otra de las que había escuchado en su casa desde pequeño, las que su madre ponía en el tocadisco como si estuviese en un baile de salón con su padre. Mierda, les echaba de menos. No quería ponerse melancólico, mas todos los recuerdos estaban volviendo bruscamente. Quiso parar, tomarse unos segundos. Sin embargo, cuando alzó la mirada vio como todas las personas de alrededor le miraban. Algunas dejaban céntimos a su lado, incluso los más amables dejaban uno o dos euros. No podía parar, era gracioso como no quería decepcionar a unos desconocidos, también como estaban perdiendo su tiempo escuchándole.

—Il a gommé les chiffres des horloges du quartier.
Il a fait de ma vie des cocottes en papier, des éclats de rire.
Il a bâti des ponts entre nous et le ciel,
et nous les traversons à chaque fois qu'il ne veut pas dormir.
Ne veut pas dormir.
Je l'aime à mourir

El mayor no entendía más de dos palabras, o al menos creía haber conseguido descifrarlas. Quizá le estaba diciendo lo mucho que le amaba y lo hermoso que era, o tal vez estaba diciendo que era un hijo de puta y le odiaba. Sin embargo, cada vez que el ojiverde le miraba por una fracción de segundo él le sonreía a la vez que susurraba: lo estás haciendo muy bien. Solo deseaba que su significado tuviese que ver con la primera opción pues no es que le apeteciera demasiado quedar como un completo idiota frente a toda esa gente, sobre todo de su novio.

—Il a dû faire toutes les guerres pour être si forte aujourd'hui.
Il a dû faire toutes les guerres de la vie et l'amour aussi.
[...]
Je l'aime à mourir.
Te amo a morir.