Capítulo 27: Atenea VIII

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Después de haber conversado con Lyra reviviendo partes de su infancia, Arwen terminó de sanarla y, acto seguido, se fue de nuevo hacia su habitación, en donde, antes de llegar, se percató de algo extraño flotando en medio del espacio, tratándose de una solitaria nave del ejército, abandonada y destruida, la cual logró llamar su atención. Al día siguiente, Lyra comenzaba a despertar.

-¡Oahh...! Buenos días, Bibbles. –dijo Lyra mientras se estiraba.

Después de saludar al simpático ave, Lyra comenzó a ponerse su traje rápidamente, viendo la hora desde el panel de su guante.

-¿Las 10:30, eh...? Parece que aún es algo temprano. Bueno, supongo que Arwen ya estará despierto...¡Vamos, Bibbles!

Acompañada de Bibbles, puso rumbo hacia la sala de mandos en donde, como imaginaba, Arwen se encontraba ya esperándola, mirando hacia el exterior con cierta inquietud.

-¡Buenos días, Arwen!

-Ah...Buenos días. –contestó Arwen algo distraído.

-¿Oh? ¿Está todo bien?

-No sé...Ven, acércate.

-V-Vale...

Cumpliendo con su petición, caminó poco a poco hasta dónde él se encontraba, parándose a su lado.

-¿Qué pasa...?

-Mira hacia allá. –le pidió, señalando con su dedo hacia el ventanal.

Al fijar la vista hacia dónde este señalaba, Lyra se percató de que, a unos pocos kilómetros de ellos, se encontraba lo que parecía ser una gigantesca nave abandonada, la cual parecía haber sufrido graves daños.

-¿Una nave del ejército...? ¿Por qué está eso ahí? -preguntó extrañada.

-No lo sé, y la duda no me dejó dormir bien anoche. Siento que ahí podría encontrar algo que me diera una pista más sobre el propietario de esta nave y la fotografía, pero...Roy dijo que era peligroso investigar sobre el tema.

-¿Tienes curiosidad? –preguntó Lyra con una pequeña sonrisa.

-S-Sí, un poco... -contestó con timidez.

-Si quieres...Podemos ir a echarle un vistazo. –

-¿Q-Qué? N-No sé si...

-Vamos, quizás hasta podemos encontrar algo que nos ayude a arreglar la nave. –insistió.

-Pero...Puede ser peligroso.

-No te preocupes. Yo siempre soy la que nos mete en problemas por estas cosas...Supongo que esta vez, puedes ser tú quien satisfaga su curiosidad.

-Hmm...¿Estás segura?

-¡Completamente! Si nos pasa algo, ya me aseguraré de ser yo quien te regañe esta vez. –contestó con una gran sonrisa.

-Je...Está bien, supongo que entonces podemos ir a echarle un vistazo.

-¡¡Entendido!! Entonces, ¡pongamos rumbo a ese lugar!

Sin esperar un segundo más, Lyra tomó el control del piloto con firmeza y, acto seguido, puso rumbo hacia aquel misterioso lugar.

-Oye, Lyra...

-¿Sí? –preguntó mientras pilotaba.

-Gracias... -le dijo casi en un susurro, mostrando una pequeña sonrisa.

-Je, je, je...¡De nada! –exclamó ella algo ruborizada.

Después de unos cuantos minutos de viaje, finalmente comenzaron a acercarse a la colosal nave, la cual parecía eclipsarlos totalmente a causa de su gigantesco tamaño.

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