Capítulo 43: Los Sabios de Piedra

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Al llegar a aquel exótico planeta, Kahawi sugirió explorar el lugar con la esperanza de encontrar alguna pista sobre lo que el mapa trataba de mostrarles. Después de armar el campamento, mientras cenaban, un gran grupo de pequeños primates comenzaron a acercarse a ellos, los cuales, decidieron quedarse a dormir allí con ellos. Al día siguiente, después de que todos despertaran, comenzaron a prepararse para continuar con la exploración.

-Agh...Estoy lleno de pelos. –dijo Arwen mientras se sacudía.

-¿Qué? ¿Acaso no dormiste bien? Yo descansé como un cachorro. –preguntó Kahawi con tono sarcástico.

-Claro...Como tú no tuviste una manada de monos encima toda la noche. -contestó con fastidio.

-Yo creo que son tiernos. –comentó Lyra mientras acariciaba a uno de ellos.

-Bueno, basta de perder el tiempo. Debemos movernos mientras el sol todavía siga brillando. –dijo Kahawi.

-¡Entendido! –exclamó Lyra.

-Bien...Continuemos. –soltó Arwen entre suspiros.

Finalmente, los tres comenzaron a caminar de nuevo por el lugar mientras cruzaban aquel bosque, en el cual, los rayos de sol se filtraban entre el follaje de los árboles. Entre las ramas, los curiosos primates saltaban de un lado a otro, siguiéndolos muy de cerca.

-Ji, ji...Parece que nos están siguiendo. –comentó Lyra con ternura.

-Ignóralos. No podemos seguir entreteniéndonos con ellos. Sigamos. –dijo Kahawi.

Un par de minutos después, al fondo del lugar, el brillo del sol comenzó a sobresalir de entre los árboles, indicando el final del bosque y, cuando finalmente lo cruzaron, se encontraron con un lugar que dejó todavía más sorprendido al grupo.

-¡Whoa...! –exclamó Lyra llena de asombro al ser bañada por la luz del sol del exterior, contemplando lo que se hallaba frente a ella.

En aquel lugar se encontraba un enorme y hermoso valle repleto de césped azulado. Al fondo del lugar, las montañas se alzaban con elegancia y, sobre ellas, unas enormes cascadas de agua cristalina caían de entre sus rocas, creando un gran arcoíris que cruzaba el cielo de lado a lado, acompañado de exóticas aves que lo sobrevolaban bajo las nubes.

-Increíble... -comentó Arwen con sorpresa.

Mientras comenzaban a caminar y a contemplar su alrededor, el sonido del agua chocando entre las rocas resonaba por todo el lugar, como si de una armoniosa melodía de la naturaleza se tratase.

-Después de tanto tiempo viviendo entre la nieve...Poder estar en un lugar como este es bastante satisfactorio. –dijo Kahawi.

-Debo admitir que este lugar es realmente asombroso... -agregó Arwen.

-¿Por qué un lugar como este vivirá tan alejado de todo...? -dijo Lyra con intriga.

-Es mejor que así sea. –terminó Kahawi.

Al mirar hacia atrás, Arwen se percató de que aquellos pequeños primates continuaban siguiéndolos, ocultándose entre el pasto y las flores.

-Oigan...Esas cosas nos continúan siguiendo la pista... -informó.

-¿Hmm...? ¿Quizás tienen hambre? –dijo Lyra.

-No parece que sea comida lo que quieren... -insistió.

-No les des tanta importancia, seguramente sólo sienten curiosida-...

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