Capítulo 58: Frialdad

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Después de su encuentro con aquel ladrón, Lyra regresó a casa con un amargo sabor de boca que no podía explicar. Una vez de vuelta en su hogar, después de preparar el desayuno, la dulce anciana se dispuso a comer junto con Lyra y Leonor, quien ya se hallaba sentada a un lado de ella.

-¡¡La comida está riquísima, abuela!! –exclamó Leonor, una pequeña niña de cabellos rojos peinada con coletas.

-Me alegra que te guste, pequeña. Termínatelo todo, ¿está bien? -le dijo la anciana con dulzura.

-¡¡Sí!! –asintió mientras comía con energía- Ayer estuve jugando con Tobby, ¿y sabes qué? Su papá le fabricó un caballito de madera con sus propias manos. ¡Y sabe hace muchas más cosas!

-Oh, ¿de verdad...? –preguntó la anciana con una sonrisa.

-¡¡Sí, sí!! Y me dijo que si quería podía ir a su casa a ver las demás y me dejaba llevar a Lyra conmigo. ¿¡No es genial!? –exclamó la pequeña, volteando hacia Lyra.

-Sí...Eso creo. –contestó Lyra algo decaída.

-¿Huh? ¿Pasa algo? –preguntó Leonor extrañada por su reacción.

-No has tocado tu comida, Lyra. ¿Sucedió algo cuando fuiste a por los recados? –le preguntó la anciana.

-Yo...Conocí a un chico.

-¡¡Ohhhh!! Lyra... -exclamó la pequeña.

-¿Q-Qué?

-Ju, ju, ju...Parece que alguien tiene mariposas en el estómago. -le dijo haciendo una pequeña risa burlesca.

-¡N-No me refiero a eso! –replicó totalmente avergonzada.

-Leonor, no molestes a Lyra. –intervino la anciana.

-¡Sí...! Lo siento. –contestó Leonor con resignación.

-Entonces, ¿qué sucedió? –insistió.

-Pues...Al parecer era un ladrón, iban a ejecutarlo en la plaza. Después de un rato me topé con él otra vez, parece que estaba escapando de los agentes. Sé que no es la primera vez que juzgan a alguien en público, pero...Aunque no lo conozca, no puedo evitar sentirme angustiada. No sé que ocurre conmigo.

-Lyra...Es normal sentirse mal por las personas con una calidad de vida más difícil que la tuya. Quizás solo te encontraste con un sentimiento de empatía al verlo que te hizo sentir así.

-¿Usted cree...?

-Claro que sí. Eres una buena persona, Lyra. No me sorprende que te ocurra algo como esto. –contestó la anciana con una sonrisa.

-Gracias, señora Teodora. –dijo ella con voz aliviada.

-Ahora come. Necesitas energías si es que quieres cumplir con tus demás tareas.

-¡Tareas, tareas! –exclamó Leonor alegremente.

-¡Sí! -asintió con alegría, comenzando a comer.

Sin embargo, aún a pesar de las palabras de la anciana, Lyra no podía dejar de darle vueltas al asunto, meditando en silencio lo ocurrido una y otra vez.

-''Empatía, ¿eh...?''

Mientras tanto, caminando por las oscuras calles del pueblo, los agentes se encontraban todavía buscando a Arwen por los alrededores, bastante frustrados por su desaparición.

-¡¡Maldición!! ¡¡Se nos volvió a escapar!! –exclamó el uniformado.

-Tranquilo, ya lo volveremos a encontrar. –dijo su compañero.

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