Capítulo 59: Presión

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Después de haber logrado huir de las mazmorras, Arwen se dispuso a volver a su vida de ladrón, tratando de robar unas manzanas para comer. Sin embargo, impidiéndole que lo hiciese, fue ahí cuando Lyra lo encontró, convenciéndolo de acompañarla hasta su casa en donde podría descansar con tranquilidad. Después de caminar unos cuantos minutos por el pueblo, finalmente llegaron frente a la casa de la anciana, en donde Lyra se dispuso a entrar junto con Arwen.

-Bien, quédate aquí y espera a mi señal, ¿está bien?

-B-Bien. –contestó Arwen, aún no muy convencido.

Sin esperar más, Lyra comenzó a abrir la puerta de la casa, introduciéndose en ella mientras Arwen esperaba afuera.

-¡¡Y-Ya llegué!! –anunció.

-¡¡Lyra...!! –exclamó Leonor con alegría.

-Te tomaste tu tiempo hoy. –comentó la anciana.

-S-Sí, había mucha gente, je, je...Pero traje todo lo que me pediste.

-Qué bien, qué bien. Ahora entra y ayúdame a guardar las cosas para empezar a cocinar, ¿quieres? –le pidió con dulzura.

-¡C-Claro!

En ese momento, aprovechando que Leonor y la anciana se encontraban distraídas con las bolsas de la compra, Lyra comenzó a hacerle señales a Arwen para que este empezara a entrar a la casa, tratando de hacer el menor ruido posible.

-¡Ohh...! Parece que conseguiste fruta muy buena hoy. -dijo la anciana, gratificante.

-M-Me tomé mi tiempo para poder elegir las de mayor calidad. -le contestó algo nerviosa, observando de reojo como Arwen se introducía en la casa poco a poco.

-¿Qué comeremos hoy, abuela? –preguntó Leonor.

-¿Qué te parece un delicioso pastel de carne? –sugirió.

-¡¡Sí!! ¡¡Pastel, pastel!! –exclamó Leonor mientras brincoteaba de alegría.

-S-Suena bien. –comentó Lyra, aún mirando de reojo hacia la entrada.

Mientras Arwen llegaba hasta la puerta trasera de la casa, este comenzó a observar con atención las fotografías del lugar, contemplando los momentos inmortalizados en aquellas imágenes, conformadas por aquella pequeña y humilde familia, mirándolas con melancolía. Segundos después, Arwen logró llegar hasta el pasillo que daba a la salida trasera, quedándose de pie ahí a espera de Lyra.

-¡¡W-Whoa...!! ¡Q-Qué descuido! –exclamó Lyra de repente.

-¿Huh...? –soltó Leonor extrañada.

-¿Qué ocurre, Lyra? –le preguntó la anciana.

-Y-Yo...P-Parece que olvidé limpiar el granero ayer. S-Sería muy vergonzoso para mi que lo encontraran sucio, ¿m-me permitiría ir a darle una pasada mientras está lista la comida? –le preguntó entre nerviosos tartamudeos, haciendo una pequeña reverencia.

-Claro, me parece bien... -le contestó la anciana algo extrañada.

-Lyra hoy está comportándose muy extraño...Hmm...¿Será por aquel chico que mencionaste ayer? –preguntó Leonor con una sonrisa burlesca.

-¡¡Q-Qué no!! –replicó ella algo cohibida.

-No te demores mucho, ¿está bien? –le pidió la anciana.

-¡S-Sí, gracias! –concluyó finalmente, corriendo hacia la puerta trasera.

Rápidamente, esta puso rumbo hacia el pasillo para encontrarse con Arwen, al cual, una vez ahí, guió hasta la parte trasera de la casa, abriendo la puerta para él. Una vez fuera, esta lo llevó hasta el granero; Un pequeño almacén de color rojizo que se encontraba lleno de heno y algunas herramientas, iluminado con una pequeña lámpara cálida que colgaba del techo.

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