✨ Dos ✨

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La tarde era tranquila, Emilio disfrutaba de su tiempo libre perdiendo el tiempo frente al televisor

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La tarde era tranquila, Emilio disfrutaba de su tiempo libre perdiendo el tiempo frente al televisor. Realmente su atención no estaba dirigida al programa, las caricaturas no eran de su gusto, sin embargo, mantenían alegre a su pequeña bola de pelos que adoraba ver aquellas cosas animadas.

-Hyung, ¡mire que bonito quedó su cabello! -  Emilio asintió sonriente mientras veía a Joaquín hacer pequeños nudos por toda su cabellera con una de las bolas de estambre que le había comprado a su novio para que juegue, pero tal parecía que el gatito se negaba a darle un uso normal a ese juguete. 

-Sólo unas colitas más y el peinado quedará listo- 

- ¿No se supone que deberías estar viendo la televisión? -

Joaquín  pareció ignorar completamente la pregunta, su atención estaba completamente enfocada en la tarea de peinar a su hyung. Emilio acarició con parsimonia los muslos desnudos de Joaquín  quien se encontraba sobre su regazo. Era afortunado, aquel gatito había venido a mejorarle su vida solitaria, y es que a él no le había afectado demasiado su antigua manera de vivir, le gustaba la soledad y la tranquilidad, pero muy dentro de él, su tigre se había decaído por la falta de algún compañero.  

- ¡Terminé! - Aplaudió eufórico por su logro.  -Podrías abrir tu propio salón, es muy lindo-  Emilio miró su reflejo, la realidad era que su cabello había quedado revuelto con un montón de nudos de estambre rosa esparcidos sin ningún orden por su cabeza, pero no importaba, no cuando su omega le sonreía con tal emoción que sus ojitos desaparecían detrás de sus esponjosos mofletes. 

-Hyung, déjeme tomarle una foto-  Joaquín  sostuvo su celular y apunto hacia él, Emilio sonrió enternecido, porque no importaba el hecho de que se veía ridículo, o que después terminaría con una buena cantidad de cabello arrancado cuando tratara de quitarse aquellos lazos, Joaquín  era feliz y era lo único que importaba. 

-Minnie- 

- ¿Sí? - 

-Ahora es mi turno-  Lo bueno es que Emilio no iba a ser el único con un pedazo calvo en su cabeza.

-Ahora es mi turno-  Lo bueno es que Emilio no iba a ser el único con un pedazo calvo en su cabeza

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Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora