✨XXIX✨

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- ¡Estoy gordo! -

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- ¡Estoy gordo! -

Dylan se bajó de la báscula molesto y la pateó lejos de su vista. Últimamente había sentido su cuerpo más hinchado de lo que debería, sin embargo, lo estuvo ignorando porque no le había dado problemas mayores. Pero supo que algo definitivamente no estaba bien cuando, después de un largo día en su estudio de arte, se quitó su ropa para ducharse descubriendo en el proceso las líneas del pantalón marcadas en sus piernas en un intenso color rojo. Inmediatamente corrió al espejo y entonces notó lo que había estado ignorando durante las últimas semanas. Su cuerpo estaba más redondeado, a pesar de que apenas estaba en su primer trimestre, sus piernas se veían más gruesas que de costumbre, sus caderas más anchas y en su estómago se veía un diminuto bulto que sobresalía como una inflamación. Su físico estaba cambiando muy rápido, inclusive la zona de su pecho empezaba a redondearse preparándose para su futura lactancia.

-Es normal Dy- Joaquín le sirvió un poco más de helado y se lo entregó- Estás a mitad de tu tercer mes, tu cuerpo se irá adaptando de acuerdo con el desarrollo del bebé-

- Lo sé, pero tenía la esperanza de ser como las personas a las que no se les nota el embarazo hasta el quinto mes- Tomó una gran cucharada de helado y se la metió a la boca, sabía que en parte era su culpa, siempre tenía grandes antojos por helado y dulces. Afortunadamente para él, las náuseas cesaron demasiado rápido, sólo le provocaban las cosas con un olor muy fuerte, del resto estaba bien. Pero, por otro lado, desde que dejó de rechazar los lácteos, su cuerpo se había vuelto loco y diario le exigía helado de vainilla. Si antes lo consumía aunque lo vomitara, ahora parecía que le pagaban por comerlo.

-La verdad es que tengo miedo- Dylan se acurrucó en el hombro de Joaquín- He escuchado casos de omegas que tienen un embarazo difícil porque sus parejas son de diferente especie-

- ¿Se lo has dicho a Ethan? –

-No quiero asustarlo con mis miedos absurdos- Joaquín pasó su brazo por él hombro de la ardilla y lo atrajo más a él mientras desprendía suavemente sus feromonas para tranquilizarlo.

-No creo que ese sea tu caso, recuerda que tienes genes de lobo, así que si tu bebé resulta ser un lobo como Ethan tu cuerpo podrá sopórtalo-

Aquello pareció tranquilizarlo porque su rostro se vio nuevamente iluminado por aquella sonrisa rectangular que lo caracterizaba.

-Tienes razón- Dijo levantándose del sillón en el que estaban sentados- No debería preocuparme por cosas tontas ¡Ahora vamos! -

- ¿A dónde? - Preguntó confundido.

-Al centro comercial, mi cuerpo está cambiando más rápido de lo que pensé, así que mejor compro ropa antes de que tenga que vestirme con las cortinas de mi casa-

-Pero acabo de terminar de trabajar, me duelen las piernas-

Joaquín trató de negarse, pero Dylan ya se había colocado su sacó para salir así que no tuvo otra opción que seguirlo.

-Pensé que los gatos eran más energéticos-

-En realidad pasan la mayor parte de su tiempo durmiendo- Respondió mientras rascaba su nuca apenado-

-Mmm- Se llevó una mano a su mentón mientras analizaba a su amigo- Eres un hibrido gato con genes de hámster mezclados, ¿Cómo puedes levantarte diario tan temprano si ambos animales son nocturnos? -

- No tengo otra opción-

-Deberían permitirles trabajar de noche- Comentó mientras se colocaba su bufanda- Se me antojó una hamburguesa, ¿Te parece si luego de comprar cenamos juntos? - Joaquín negó divertido, su amigo era tan peculiar cambiando drásticamente de ideas. Hace unos minutos se quejaba de su peso, pero en esos momentos parecía no importarle en lo absoluto, es más, Joaquín estaba seguro de que a Dylan le ganaría el antojo y comerían a penas llegaran al centro comercial, dejando las compras en segundo plano.

- ¿No crees que Ethan sospechará cuando llegues con olor a hamburguesa? – Preguntó mientras se acomodaba su gorro- Recuerda que él está tratando de seguir al pie de la letra la dieta que te recetó el nutriólogo-

-Con un abrazo tuyo se soluciona todo- Dijo mientras enlazaba el brazo con el suyo- Tú y tu bonito olor a fresas nos salvaran de la perdición-

-En realidad son frutos rojos-

- ¡Mejor aún! -

Al final del día Joaquín tuvo que ver fotos de su alfa para intensificar su aroma y así cubrir el intenso olor a hamburguesa con una rara combinación de condimentos que su amigo había comido y que tenía impregnado en su ropa. Anotó mentalmente acostumbrarse a las raras combinaciones de comida, porque al parecer el embarazo de Dylan lo tenía enloquecido con los alimentos.









-Hueles a hamburguesa con mucha pimienta- Emilio lo olfateó cuando llegó a casa- ¿Por qué tus feromonas están alborotadas? -

-No preguntes-

-No preguntes-

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Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora