✨Cuatro✨

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-Emilio-

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-Emilio-

Joaquín jadeó contra la dura superficie de madera, su cuerpo se sentía caliente y se estremecía con cada toque que Emilio le proporcionaba. Sus piernas temblaban a la par que su entrada era estirada sin piedad. De no ser porque su pecho se encontraba sostenido por el escritorio, él probablemente estaría en el suelo.

-Te sientes tan húmedo aquí abajo- Emilio jugueteaba con la próstata del menor, tocando las paredes de músculos que apresaban sus dedos.

Miraba hipnotizado la entrada rosácea que se contraía y expulsaba lubricante cada que sus dedos se perdían y tocaban sin piedad el punto dulce de placer. Su tigre se sintió extasiado, inflando su pecho al sentir el deseo de su pareja quemarle la piel.

Se levantó de su asiento y retiró sus dedos deleitandose con el gemido insatisfecho que Joaquín soltó al sentirse repentinamente vacío.

Untó los restos de lubricante por toda su extensión y alineó en la entrada su pene erecto que palpitaba ansioso entre su palma.

Rozó la punta alrededor del esfínter anal, su vista gozó al ver como el líquido que emanaba la entrada caía entre los suaves muslos y se deslizaba hasta perderse al final de las níveas piernas.

Apresó ambos glúteos entre sus manos y jadeó cuando en la desesperación de Joaquín, este levantó el trasero logrando introducir su glande en la apretada entrada.

-Vamos Minnie muéstrame cuánto lo deseas- Lo incitó extasiado por su acción. Él menor se sostuvo con sus codos y cuando pudo controlar el temblor de sus brazos, tomó impulso hacia atrás penetrándose a sí mismo. Gimió a lo alto y sus uñas rasgaron la superficie de la mesa al sentir como el miembro de Emilio se abría paso entre sus músculos y tocaba sus puntos más sensibles. Su cabeza daba vueltas sin control y el animal en su interior arañaba en su piel desesperado por unirse con su pareja.

-Mgh- Gimoteó cuando Emilio empezó el vaivén de su pelvis.

Joaquín podía sentir en cada fibra de su cuerpo como este respondía y pedía más. La necesidad de ser anudado creció hasta que sus sentidos salieron a flor de piel y pedían a gritos ser complacidos. Jadeó con fuerza, cada caricia y cada sensación se habían multiplicado hasta convertirse en una sensación placentera que lo dejaron rozando en la locura. Inconscientemente llevó su puño a sus labios, mordiendo sus nudillos en un intento de apaciguar aquella fruición que nacía cada que su próstata era alcanzada. Pronto sintió como su estomago y sus piernas empezaban a acumular tensión y contraerse, no iba a durar mucho.

-Vamos cariño déjame oírte-

Emilio tomó su mano y la apartó de su boca apresándola en la mesa sin perder el ritmo de las estocadas. Sostuvo con fuerza la cadera del menor y se impulsó con más fuerza, logrando así, golpes más certeros. Los gemidos de Joaquín eran cada vez más fuertes y agudos. Cada que Emilio tiraba de su cola su voz se alzaba hasta convertirse en un grito de éxtasis puro, aquella parte de su cuerpo era demasiado sensitiva, el alfa lo sabía y utilizaba ese factor a su favor cada que le convenía.

-Mailo- Lloró cuando el roce y la presión lo llevaron a un placer inexplicable. Estaba cerca, lo sentía. Sus músculos habían empezado a tener contracciones involuntarias y la sensación en su cuerpo empezó quemarle por dentro hasta lloriquear por la satisfacción. De pronto sus paredes se volvieron más receptivas, volviendo su canal en un completo punto erógeno.

- ¡Ah! - Su cuerpo dio un fuerte espasmo trayendo consigo un abrasador orgasmo que lo dejó gimoteando sobre la mesa mientras sentía el nudo de su pareja formarse dentro de él.

El peso de Emilio cedió y se reposó sobre su espalda. Le acarició con ternura la nuca con la nariz, mimándolo mientras esperaba que los temblores en su cuerpo se calmaran. Con cuidado lo tomó de la cintura y tratando de no moverlo mucho, lo sostuvo hasta que pudo sentarse con él en su asiento. Emilio se preocupó al sentir un pequeño tirón en el nudo cuando trató de acomodarse mejor.

- ¿Te lastimé? – Preguntó buscando algún indicio de incomodidad en el rostro de su pareja, pero Joaquín sólo negó y dejó que su alfa lidiara con el peso de su cuerpo inerte.

Emilio suspiró tranquilo y sintió a su tigre descansar satisfecho, feliz de que ambos estuvieran unidos e impregnados del aroma de cada uno.

"Señor Osorio, Camilo Kim ha llegado para la junta"

Ambos se frustraron cuando el sonido de la voz de Aby los interrumpió de su burbuja de paz.

-En 10 minutos lo veo en la sala de conferencias- Respondió irritado a través de la contestadora.

-No te vayas- Joaquín le pidió suplicante mientras se incorporaba una vez que el nudo se había deshinchado.

-Lo siento Minnie, te prometo que cuando llegue a la casa te doy todos los mimos que quieras, pero tengo que terminar con este trato importante-

-Está bien- Joaquín se fundió en un último abrazo con su alfa antes de ayudarle a acomodar su ropa. Él lo entendía, no podían vivir a base de cariño y palabras dulces, y aunque el minino deseaba estar junto a su Hyung todo el día, se sentía alegre al ver que Emilio había logrado el éxito que tanto había deseado cuando lo conoció.

 Él lo entendía, no podían vivir a base de cariño y palabras dulces, y aunque el minino deseaba estar junto a su Hyung todo el día, se sentía alegre al ver que Emilio había logrado el éxito que tanto había deseado cuando lo conoció

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Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora