Emilio miró con gracia como Joaquín intentaba alimentar a una regordeta paloma de la calle que se rehusaba a acercarse a su palma. El ave picoteaba sus alas tranquilamente mientras Joaquín se acercaba sigilosamente a él con migas de pan escurriéndose de su mano. Emilio empezó a comer de la bolsa de pan que su pareja le había obligado a comprar para poder alimentar al animal, estaba hambriento, ambos habían salido a almorzar, sin embargo, Joaquín se había estado distrayendo con los comercios de alrededor y él simplemente no podía negárselo, sobre todo porque, aun con hambre, él igual estaba disfrutándolo.
-Mira palomita lo que tengo para ti- Joaquín se posicionó en cuclillas cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que la paloma notara el alimento, sin embargo, el animal no se movió, aún desconfiando de las acciones de Joaquín.
-Vamos, sólo tienes que acercarte- Se acercó dos pasos más a la paloma, pero ella voló hasta el otro extremo de la calle. Joaquín se rindió y sacudió sus manos para quitarse los restos de pan, tal vez luego la paloma decidiera acercarse a comer lo que se había caído al suelo cuando él se alejara.
Emilio le tendió la mano y lo ayudó a incorporarse, y hasta cierto punto, a recuperar un poco de la dignidad que el ave le arrebató al negarse a comer de su palma.
-No es justo, yo sólo quería que comiera- Dijo con un puchero en el rostro.
-No te molestes, es sólo una paloma- Respondió avanzando sin soltar sus manos entrelazadas.
-Pero ¿y si no ha comido en días? Emilio, la pobre podría estar muriéndose de hambre-
-Es el centro, aquí pasa a diario mucha gente que las alimenta, es más mira- Emilio le señaló con la mirada a unos niños haciendo pedazos pequeños de galleta para después tirárselas a las aves. Joaquín observó con cierta pena como las palomas se alimentaban con las galletas de chocolate de los pequeños, le dolía ver que los animales tuvieran que comer comida chatarra para poder sobrevivir en vez de algo que realmente los nutriera. Vio a los niños convivir felices con las palomas, ellos no sabían que el chocolate las podría enfermar, pero dentro de su inocencia ellos creían que les hacían un bien, Joaquín estaba seguro de que cuando crecieran serían unos buenos ciudadanos que cuidarían de los animales.
- ¿Estás bien? - Emilio apretó suavemente su mano llamando su intención.
-Sí, es sólo que no me gusta ver que las palomas no puedan tener una mejor vida por culpa de nosotros-
-Lamentablemente es algo que no está en nuestro poder, si pudiera controlar la manera en la que la urbanización va acabando con las áreas naturales créeme que haría algo para cambiarlo- Emilio le dio un beso en la frente consolando al gatito con mirada triste- Sin embargo, podemos contribuir en otras cosas-
- ¿Cómo qué? - Preguntó curioso, provocando que sus orejitas se levantaran y movieran el gorro de lana que tenía puesto.
-No puedo decírtelo, es una sorpresa- Respondió acomodándole los mechones sueltos sobre su frente.
-Hyung- Insistió con un tierno gesto tratando de persuadirlo- Sabes que soy malo esperando-
-No, esta vez no me vas a convencer- Emilio besó el mohín en sus labios y continuó su camino- Vamos, si no, terminaremos sin almorzar-
- ¡Vamos! - Joaquín corrió a su lado y tomó su mano- ¿Podemos comprar muffins como postre? -
-Sabes que sí -
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Dulce Ronroneó
Fanfic╰┈➤ Emilio es un tigre que amá consentir a la bola esponjosa que tiene como pareja, un tierno gato de angora que adora pasar tiempo con su Hyung. ꒰ ͜͡➸ Créditos a @Forbidden_dreams_ ꒰ ͜͡➸ ADAPTACIÓN ꒰ ͜͡➸ Portada créditos a @Emilio_el_hetero (pr...