✨Seis✨

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Joaquín miró con curiosidad a la pequeña mariposa que tenía frente a él

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Joaquín miró con curiosidad a la pequeña mariposa que tenía frente a él. El insecto se había instalado en las margaritas que tenía en la mesita pegada a su ventana. El gatito relamió sus bigotes gustoso y aprovechó la confianza de la mariposa para atacar, Emilio estaría muy contento cuando viera el regalo que tenía para él. Caminó sigiloso hasta uno de los extremos de la mesa y esperó; la mariposa aun batía suavemente sus alas y revoloteaba alrededor de las flores. Joaquín vio como aquel insecto escogía una flor y guardaba sus alas para descansar, era su momento. Sostuvo su peso con sus patas traseras y en un limpio salto se dirigió hacia ella. 

-¡Minnie ya llegué!- 

El sonido de la puerta cerrándose provoco que la mariposa se percatará del peligro, por lo que, revoloteando rápidamente, abandonó el lugar por la amplia ventana por donde había entrado. Joaquín sólo pudo ver a su presa irse aun estando en medio del salto sin poder hacer nada, se molestó, y desde su lugar miro mal al hombre que le sonreía amorosamente. 

-Cariño transfórmate para que pueda saludarte-  Emilio abrió sus brazos para recibirlo, pero como todo buen gatito orgulloso, decidió mantener lo poco que le quedaba de dignidad. Alzó su barbilla y bajando de la mesa pasó de largo al alfa que lo mirada consternado desde su lugar. 

-¿Joaquín?-  Emilio siguió a su esponjosa pareja hacia la sala de estar, el gatito se limpiaba con elegancia sus patas ignorando completamente al mayor. El tigre enseguida captó que sucedía, no era la primera vez que tenía que lidiar con un problema parecido, su pareja odiaba cuando él frustraba algún intento de caza, y más porque sabía que Joaquín lo hacía para él. A Emilio realmente no le importaba si Joaquín le cazaba algo o no, pero sabía que entre los gatos aquello era una muestra de cariño hacia los miembros de su manada.

Cuando el omega le dejaba algún insecto en la puerta de su despacho él le agradecía y recompensaba por ello, inclusive cuando le dejaba las repugnantes cucarachas que tanto odiaba. 

-Conozco esa mirada- Le dijo observando aquellos ojos zafiro que lo contemplaban con recelo- No sabía que estabas cazando, no te molestes-  Siguió sin tener respuesta.

Emilio se sentó junto a él y acarició el suave pelaje de su pareja. Joaquín al principio puso resistencia, pero al final terminó cediendo a las caricias cuando los dedos se centraron en rascar su lomo, Joaquín realmente amaba que le rascaran en esa zona. 

-Vamos amor, conviértete, sólo tengo media hora para almorzar hoy y no quiero irme sin un beso-  Joaquín lamió la mano que lo acariciaba y relajó su cuerpo invocando a su parte humana. 

-El que acepte tus mimos no significa que te perdone- Joaquín hizo un mohín, pero enseguida le dio un beso en la mejilla a su pareja- Aún me debes una mariposa-  Emilio rio levemente y en un rápido movimiento tumbó al omega en el sillón atrapándolo entre su cuerpo y los cojines. 

-Estás molesto, ¿eh? - Se burló besando la nariz de botón que se encontraba roja por el frío-Entonces creo que tendré que buscar a alguien más para que coma conmigo las galletas que compré- 

-¡No estoy molesto!- Joaquín se apresuró a decir- Yo quiero galletas- 

-Tendrás que pagar por ello- 

Joaquín sonrió. Rodeó el cuello de Emilio y enrolló sus piernas alrededor de las caderas del alfa atrayéndolo hacia su cuerpo para que quedara acostado completamente sobre él. Llevó sus labios hacia sus mejillas, besando cada una ellas y frotando suavemente su nariz en la superficie tersa de la piel para impregnarlas con su olor.

Emilio le contestó con un ronroneo satisfecho con la acción de su omega, pero el gatito no había terminado.  

Con un camino de besos, fue bajando hasta llegar a los labios de su pareja que se encontraban entreabiertos esperando a su encuentro ansiosos. Al principio fue un simple roce juguetón que les hizo sonreír a ambos. pero sabían que aquello no era suficiente. Emilio tomó la iniciativa besando con fervor los rechonchos labios que tanto amaba probar, saboreando la dulzura que emanaban. Joaquín abrió sus labios invitándolo a entrar y él aceptó gustoso perdiéndose en la cálida sensación que se esparcía por toda su lengua. 

-Creo que la caja que traje no será suficiente después de esto-  Joaquín rio ante el comentario y escondió su rostro en el cuello del mayor disfrutando de la cercanía de su alfa. Tendría  hacer una cena bastante surtida y abundante porque como iban las cosas dudaba que el tigre utilizara su tiempo de descanso para almorzar.

 Tendría  hacer una cena bastante surtida y abundante porque como iban las cosas dudaba que el tigre utilizara su tiempo de descanso para almorzar

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Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora