✨XXVIII✨

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La suave melodía llegaba a sus oídos arrullándolo dulcemente mientras descansaba sobre el regazo de su amado

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La suave melodía llegaba a sus oídos arrullándolo dulcemente mientras descansaba sobre el regazo de su amado. Soltó un suspiro tembloroso cuando los dedos de Joaquín se pasearon ligeramente entre los mechones de su cabello. El suave tacto se arrastraba lentamente por su cabeza y se detenía de vez en cuando para enrollar las hebras en un rizo momentáneo que se deshacía en cuanto volvía a las caricias.

Emilio ronroneó y se acomodó mejor entre las piernas del omega, posicionó su mejilla en su estómago y se dejó adormecer. Ahora el sonido se escuchaba más apagado, dejándolo en una fina línea entre el mundo de los sueños y la realidad. Se erizó un poco cuando sintió las yemas de los dedos bajar por su rostro como una suave pluma que se movía conforme el susurro del viento, pero su cuerpo volvió a relajarse cuando la caricia volvió a su cabello e inició nuevamente aquel gesto para adormecerlo.

"Esta noche enviaré una luciérnaga a un lugar cerca de tu ventana para que tengas dulces sueños"

Joaquín cantó la estrofa final y en el instante en que la última palabra salió de sus labios el mundo de Emilio se oscureció entregándose por completo a los brazos de Morfeo. Joaquín sonrió dulce mientras miraba el semblante completamente relajando del alfa, no había ningún rasgo de tensión en su rostro, su boca se encontraba semiabierta en una clara despreocupación por lo que sucedía a su alrededor y sus hombros subían y bajaban lentos con cada respiración que daba.

Con cuidado, se fue moviendo poco a poco hasta lograr salir bajo de él. Se recostó a su lado y admiró la expresión pacífica en su rostro. A veces le costaba creer que su felicidad estaba basada en esos pequeños momentos tan comunes, pero a la vez tan especiales. Su yo joven siempre pensó que la felicidad venía de momentos impresionantes o de sucesos que se asemejaban a los que sucedían en las películas. Pero ahí estaba, en un día como cualquiera sonriendo desde lo más profundo de su corazón junto a su pareja que dormía después de un largo día de trabajo.

Emilio se merecía todo el éxito que tenía su empresa. Desde que estaban en la secundaria el alfa había arriesgado todo para lograr su sueño de ser compositor y liderar su propia compañía de artistas.

Joaquín aún podía recordar las veces que tuvo que preparar comida extra a escondidas de su madre para llevarle un poco a Emilio, quien vivía en un apartamento pequeño y sin recursos para darle un buen mantenimiento. Afortunadamente debido a la gran habilidad que tenía al escribir y componer, rápidamente fue descubierto por una de las empresas grandes, ofreciéndole trabajo. Sin embargo, después de unos largos años, él finalmente pudo adquirir la suficiente experiencia para independizarse y formar su actual compañía que -como toda empresa nueva tuvo adversidades- finalmente gracias a los grupos innovadores que debutaron pudieron crecer con rapidez, siendo actualmente una de las más poderosas en Corea.

-Te amo-

Susurró como una promesa que selló con un beso lleno de amor sobre su frente. Se acomodó a su lado y cerró los ojos acompañándolo en su descanso. Joaquín estaba satisfecho, ya no necesitaba soñar, porque su realidad se había convertido en todo lo que deseó cuando era más joven

 Joaquín  estaba satisfecho, ya no necesitaba soñar, porque su realidad se había convertido en todo lo que deseó cuando era más joven

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Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora