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Joaquín miró frustrado a sus juguetes de estambre destrozados

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Joaquín miró frustrado a sus juguetes de estambre destrozados. Los pedazos de tela se esparcían por todo el suelo haciendo un camino hacia la cachorra que dormía plácidamente entre miles de hilos desbaratados. No estaba molesto, de todas formas, podía comprar más y era normal que un perro bebé hiciera ese tipo de travesuras, es sólo que no sabía cómo ponerle un límite sin regañarla, no tenía corazón para gritarle, pero sabía que si no le ponía un alto, cuando creciera sería incontrolable.

-Samay ¿Qué le diremos a papá cuando llegue? – Dijo mientras dejaba su abrigo en el armario- Tienes suerte de que hoy se quede en la empresa hasta la madrugada- Se puso a recoger los hilos rotos, tal vez tenían que ir a comprarle sus propios juguetes, ella necesitaba algo para canalizar su energía, de lo contrario su próximo objetivo serían los zapatos o hasta los muebles. Hizo una mueca al imaginar la casa de cabeza, definitivamente él y Emilio tendrían que aprender a controlarla, pero el problema es que no sabían cómo hacerlo sin llegar a ser malos dueños, y llevarla a una escuela de entrenamiento no era una opción, ninguno de los dos pensaba dejarla al cuidado de desconocidos.

- ¿Estás cómoda ahí? -

Rio levemente mientras le quitaba restos de estambre de su pelaje. Samay movió la cola y lo saludó lamiéndole la mano. Joaquin sintió su disgusto irse cuando la vio intentar treparse a su regazo. Tiró los hilos en el bote de basura y la cargó para llevarla consigo a la habitación. La envolvió en su mantita y la puso sobre la almohada mientras él se colocaba el pijama.

- ¿Qué te parece si descansamos mientras Emilio llega? -

Se acostó en la cama y a la atrajo a su pecho arrullándola. Tenía que empezar a ser más duro con ella, pero le era imposible, la gran parte de él sólo quería mimarla y abrazarla todo el día. Además, no podía soportar escucharla llorar. El veterinario les había recomendado poner ciertos límites, pero apenas veía esos ojos tristones de la cachorra su corazón se derretía y le permitía hacer cualquier cosa. Como dormir con ellos, por nombrar un ejemplo.

-Debería regañarte, pero no puedo- Le dijo mientras le acariciaba la cabecita- Tal vez esto sea una señal de que no sería un buen padre-

El animal pareció entenderle porque ladeo su cabeza mientras lo miraba fijamente. Joaquin le tocó el lomo y Samay volvió a perderse en su mundo siendo ajena al conflicto interno que estaba teniendo su dueño.

-Mírame, ni si quiera puedo regañarte, ¿Cómo le haré si mi hijo hace algo así y no puedo llamarle la atención?, sería un desastre, Emilio se molestaría conmigo- Joaquín se sintió momentáneamente triste deteniendo las caricias. Samay se paró ante la ausencia de calor y se dirigió a su rostro para lamer la nariz en consuelo de su amo que se encontraba afligido, logrando una pequeña sonrisa en su rostro.

-Aunque, por otro lado- Comentó acariciando con un dedo los rizos del pechito de Samay- Emilio estaría a la par con la crianza, él cumpliría su rol como padre, y nunca me culparía de algo, además, sé que juntos nos esforzaríamos todos los días para ser buenos padres, él no es un alfa tonto-

De pronto un rayo de emoción lo envolvió al darse cuenta de que juntos llegarían a ser los padres perfectos. Entonces algo dentro de él sintió que era el momento adecuado para ser padres. Tanto Emilio como él eran adultos responsables y estables como para traer un niño que reciba todo el amor de ambos. Suspiró emocionado, sólo esperaba que Emilio pensara igual.

-Ya verás, seremos buenos papás- Tomó a Samay entre sus manos y la colocó a su lado para acurrucarse junto a ella, le dio un beso de buenas noches en la frente y se durmió con la imagen de todos ellos siendo una hermosa familia.







-Perdón por despertarte a esta hora- Emilio se acomodó a su lado y le dio un suave beso en los labios- Te sentí alegre a través del lazo ¿Estabas soñando algo antes de que llegara? -

-Nada relevante en realidad- Respondió con una sonrisa mientras se acomodaba en su pecho con Samay encima- Sólo cosas sin sentido-

-Nada relevante en realidad- Respondió con una sonrisa mientras se acomodaba en su pecho con Samay encima- Sólo cosas sin sentido-

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Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora