CAPÍTULO 5

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Luc 

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Luc 

Me despido de mi cliente y miro mi reloj, debo estar en casa de mamá en una hora, aún tengo tiempo. Salgo al pasillo dispuesto a caminar lo que falta para bajar por el ascensor, pero me distrae el sonido de una puerta abriéndose de golpe. Una joven sale con premura; sin embargo, no se mueve, veo su cuerpo sacudirse y reconozco de inmediato lo que le sucede, lo he vivido también. Acelero el paso porque ella debe estar necesitando ayuda. Su llanto se hace oír mientras me acerco y, conforme avanzo, soy consciente de lo mucho que le cuesta respirar.

Estoy a un par de metros de ella cuando las piernas le fallan y se deja caer, suelto mi maletín y llego a tiempo para sostenerla. Sus ojos verdes me miran por un segundo antes de cerrarse.

No se siente bien tocarla sin su consentimiento, ni mucho menos adentrarme en su departamento estando ella inconsciente, pero me recuerdo que no le haré daño y que solo quiero ayudarla. Ingreso sin saber adónde ir, a simple vista localizo su comedor, lo que parece ser su cocina y... el sofá. Camino hasta allí para recostarla con cuidado de que no caiga y salgo por el maletín que dejé en el pasadizo.

Vuelvo a entrar y cierro la puerta.

Voy a su cocina y me acerco para conseguir un vaso con agua, ya va a despertar, lo necesitará. Estoy por llegar a ella cuando se sobresalta sentándose, mira alrededor y cuando me localiza hace ademán de alejarse.

Alzo mis manos en señal de inocencia y me acerco con lentitud a ella. Su rostro me resulta extrañamente familiar, pero no la termino de reconocer hasta que esa voz rota abandona sus labios.

—¿Luc?

Es Betty o cualquiera que sea su verdadero nombre.

Le entrego el vaso y lo toma. Mira a la pantalla y veo cómo su respiración vuelve a agitarse. Ese es el motivo de su ataque. No lo pienso dos veces y, sin siquiera mirar lo que contiene, lo apago.

—Respira, ¿sí?

Me siento junto a ella y le ofrezco mis palmas, no las rechaza dejando que se encuentren con las suyas, están heladas.

—Betty, mírame —pido. Lo hace, sus ojos se enlagunan y un sonoro sollozo sale de sus labios—. Respira conmigo, anda.

Sus manos tiemblan entre las mías, pero asiente intentando imitarme. No sé por qué siento algo dentro de mí estrujarse viéndola así, tan vulnerable y rota; pero intentando salir a flote.

—Estás bien —le susurro, no sé qué mierda le ha sucedido, pero debe tener solución.

Sigo inhalando y exhalando lento para que ella me siga el ritmo. Poco a poco, logro que su respiración se regularice.

—Estás bien —vuelvo a asegurarle cuando me mira como ansiando algo.

Su pequeña mano se aferra a uno de mis dedos y traga antes de hablar.

INEFABLE AMOR © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora