ALEXANDRA JONES

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Lexie

Repaso lo que diré en mi mente, odio esta sensación de incertidumbre, detesto que opaque mi felicidad. Mis dedos duelen de lo mucho que estoy mordiéndolos, pero no puedo evitarlo, no cuando mamá me mira mientras termina su llamada telefónica.

Trago duro cuando tengo toda su atención sobre mí.

Vamos, Lex, puedes hacerlo.

—¿Entonces? —Mis pies se remueven inquietos debajo de su escritorio, las palabras se atoran en mi garganta y me regaño internamente por no hallar la valentía que he estado forjando durante los últimos días—. Alexandra, no tengo todo el día.

«No llores» me repito.

—Yo... quiero hablar contigo sobre la universidad.

La dureza de su mirada cambia por un breve instante y una sonrisa se desliza en sus labios.

—¿Te decidiste por Yale, entonces? —pregunta incrementando la tensión que llevo dentro—. Habíamos hablado ya de su escuela de administración, tiene mucho prestigio y es donde yo estudié.

Pierdo el hilo del discurso que me sé casi de memoria, joder, quiero hablar pero la lengua se me traba.

»... la familia estará orgullosa, todos esperan que apliques para poder celebrar, tus notas son muy buenas, estoy segura de que obtendrás la vacante...

—Mamá —llamo, pero ella me ignora, sigue absorta en la cantidad de felicitaciones que recibirá si su única hija consigue una plaza en esa prestigiosa universidad—. ¡Mamá!

Se calla, pero las palabras no salen de mi boca, su silencio me aminala.

—No me levantes la voz, te lo he dicho muchas veces.

—Pero no me estabas escuchando —replico en voz baja.

Odio el efecto que tiene sobre mí, detesto ser tan cobarde cuando de ella se trata.

La semana pasada recibí la noticia que me ha tenido sonriendo y saltando en un pie todos estos días. Conseguí uno de los tantos roles para los que he estado audicionando desde que descubrí que lo que me gusta es la actuación y no los negocios.

Estoy feliz, lo estoy realmente, pero debo decirle a mamá que no entraré a la universidad, al menos no para estudiar eso con lo que ella viene soñando desde que nací.

—Alexandra, soy una mujer ocupada —me regaña—, ahora debo avisarle a tus abuelos que su nieta será tan exitosa como su hija, ellos estarán tan felices.

—No —susurro, pero soy ignorada otra vez—. Mamá, dije que no.

Su frente libre de arrugas se frunce con confusión.

«Tú puedes» me animo, porque ahora mismo soy lo único que tengo.

—No iré a Yale.

—Oh —su mueca dura poco, porque de inmediato añade—: ¡Harvard! ¡Por supuesto que lo conseguirás!

—No estudiaré administración, mamá —no sé como carajos lo logro, pero consigo que mi voz no suene más como la de un gatito asustado.

Mi corazón se estruja cuando el rostro de mi progenitora se desencaja por completo, adoptando ese gesto que tanto me aterra.

—Alexandra Jones —advierte y me preparo mentalmente para lo que se viene—, no vas a joder otra vez con el tema de la actuación, hemos hablado de ello y el tema está zanjado, la respuesta es un "No".

—Es lo que amo —respondo sintiéndome estúpida. «Eso no le importa»

—Eres una adolescente, no sabes qué es lo que amas —noto su frustración—. Vas a estudiar negocios y punto.

INEFABLE AMOR © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora