CAPÍTULO 9

3.9K 311 217
                                    


9 de noviembre, 2021

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

9 de noviembre, 2021

Me muevo entre las calles de mi amado Miami siguiendo al hombre que camina delante de mí, me prohibo perderlo de vista. Su espalda ancha es lo único que veo, pero no necesito más para saber quién es. Voltea y me sonríe por encima de su hombro pidiéndome con la mano que lo acompañe. Acelero el paso acercándome cada vez más hasta lograr divisar la casa donde crecí, algo dentro de mí se hace pequeño.

—Papá —lo llamo.

Me sonríe nuevamente antes de adentrarse en nuestro hogar. Tiene un brillo distinto, me siento como una niña y los recuerdos de nosotros corriendo vienen a mí.

«Está muerto» me recuerda mi inconsciente; sin embargo, echo afuera el pensamiento, no es una idea que sea de mi agrado justo ahora. Quiero alcanzarlo, quiero tocarlo, pero cada vez que me acerco él se aleja. Subo las escaleras sin querer detenerme, tengo en claro que estoy soñando y no me apetece despertar, podría quedarme aquí toda la vida si aquello me asegura que podré verlo sonreír así para mí.

—Papi, mírame —le ruego—, abrázame, por favor.

Continúa avanzando y, aún con los ojos nublados por las lágrimas, voy tras él. Llegamos al ático, se acuclilla junto a un armario por un instante y, de inmediato, vuelve a ponerse de pie; voltea, me mira de pies a cabeza y sonríe con nostalgia antes de señalar la caja que se encuentra debajo del mueble.

—Ven aquí, princesa guerrera —dice abriendo sus brazos para mí.

Corro hacia él, ansío sentirlo, pero el abrazo no llega porque la maldita realidad me golpea. Mis lágrimas caen sin que pueda detenerlas y me abrazo a mi misma con la intención de consolarme. Aprendí a sobrevivir sin él, pero el sueño fue tan real y estuve tan cerca de sentir sus brazos rodeándome otra vez que la aflicción me invade. Cierro los ojos con fuerza, desearía que mi imaginación fuese así de buena como para al menos plasmarlo en mi mente, pero no funciona.

Quiero a mi papá.

Quince años, quince jodidos años sin ver su rostro al despertar, sin que me cobije en su pecho cuando tenga miedo, sin que me sonría y me repita lo orgulloso que está de mí. Mierda, lo extraño tanto.

La pantalla de mi teléfono se ilumina con el nombre de Lois, a quien le pedí que me despertara temprano. Lanzo una orden directa a mis cuerdas vocales, no tienen permitido romperse ahora.

—Hola —hablo—, gracias por despertarme.

Mi voz denota el estado en el que me encuentro; no hace falta esforzarse para darse cuenta de que he fallado en mi intento de aparentar que estoy bien.

—¿Qué pasó? ¿Ada? —Inquiere y rompo a llorar otra vez—. Mierda, ¿Qué sucede?

Escucho como se mueve en la que debe ser su habitación y por más que intento hablar, lo único que consigo es sollozar. Las palabras se atascan y mis argumentos se hacen nada antes de que los haya dicho siquiera.

INEFABLE AMOR © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora