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Jaemin

Las personas suelen decir que el tiempo corre con rapidez para aquellos que son felices, por supuesto que yo no podía afirmar aquello. Nunca en mi vida había sido completamente feliz, excluyendo esos tiempos donde era niño y nada mas importaba caer dormido rápido para poder despertar al otro día y volver a jugar. Desde que había comenzado a ver la vida con otros ojos, a percibirla con otras matices nunca pude considerarme cien porciento feliz. Y entiendo que las personas somos como una montaña rusa en lo que respecta a las emociones; un dia podemos estar tocando el cielo con una mano y al siguiente podemos estar tan hundidos que ni siquiera la luz del sol alumbra. Pero aun así no eran muchos los momentos donde tocaba el cielo que recuerde mi mente.

Y ahora, quien lo diría, estaba demasiado feliz. Mas a lo que acostumbraba. Tal vez era la compañía de Jeno la que hacia mis días mas alegres, porque ese idiota me sacaba una sonrisa con cada mínima estupidez que salía de sus labios. Este ultimo tiempo había descubierto que era mas juguetón y divertido de lo que en un principio había aparentado. Y todo a nuestro alrededor parecía ir de maravilla. Mi madre cada día mejoraba mas y en gran parte era gracias al chico de piel pálida, papá parecía estar igual que siempre pero había algo en sus ojos que me hacían saber que una pequeñez había cambiado. Mi relacion con ambos iba en progreso, no con la rapidez que desearía pero cada día era un pequeño progreso para volver a lo que antiguamente éramos. Una familia feliz y unida. 

Y con lo que a Jeno respecta, el paso de las semanas juntos, sabiendo de los sentimientos del otro habían sido una buena oportunidad para conocernos mas. En poco tiempo había descubierto pequeñas cosas sobre él que no parecían muy relevantes pero que para mi eran importantes. Jeno era alérgico a los gatos y, aunque sonara demasiado irónico, solía tener tres gatos: Bongsik, Seol y Nal que se quedaron en Corea ca cargo de una de las amigas de su madre. Le gusta mucho el ramen y adora cada vez que lo elogio por su eye smile, provocando que se sonroje levemente cada vez que lo hacia. 

Por su parte, el también había aprendido de mis manías y pequeños detalle, y siempre los repetía con orgullo, felicitándose a si mismo por recordarlos. Y cada vez que le preguntaba, tomaba aire y ensanchaba el pecho mientras sonreía coqueto y recitaba:

— Cuando te estresas te gusta escuchar música mientras estas acostado, tu vengador favorito es Iron Man, cada vez que pido que cantes para mi te pones nervioso pero eso te hace sumamente tierno, en un futuro te gustaría la idea de ser doctor aunque también consideras la opción de recorrer las playas del mundo para hacer surf, te gustan las películas de terror aunque luego te aterra dormir solo...

Y así podía seguir por una hora mientras enumeraba con sus dedos cada cosa que recordaba de mi.

Esta vez nos encontrábamos en mi habitación, una tormenta tropical que había comenzado cerca de la madrugada y no había parado hasta ahora nos mantenía encerrados dentro de la casa. Jeno estaba sentado con los pies cruzados en la punta de mi cama, con la guitarra que Mark le había prestado mientras que jugaba con las cuerdas y tocaba un par de acordes. Otro descubrimiento que había hecho de él, sabia tocar dicho instrumento y era bastante bueno. Por mi parte estaba apoyado contra el respaldo, con mis piernas extendidas hacia él mientras leía un libro.

— Nana. — llamó sin alzar la mirada, concentrado en los acordes que estaba tocando.

— Mmh. — respondí de igual manera, tratando de no perder el hilo de la trama.

— Tengo una idea a futuro.  —y cuando sentí su mirada sobre mi, aparte la vista de las paginas del libro, me enderece y lo mire de vuelta.

— Dispara. 

— Se que te gustaría recorrer playas del mundo para poder surfear. - empezó, de mi parte recibió un simple "aja", esperando a que continuara. — Mientras que a mi me gustaría viajar por el mundo, y mas a Europa. 

Asentí mientras dejaba el libro a mi costado y trataba de unir las conjeturas de su tan abierta idea.

— ¿Y la propuesta es que...?

— Viajemos juntos. — finalizo mientras sonreí como un cachorro. — Podemos empezar por algún pais de Europa, tengo algo de dinero ahorrado y de la herencia de mamá, será suficiente para ambos. Podemos quedarnos un tiempo en cada lugar para conocerlo lo mas que podamos y ahorrar dinero para seguir y así hasta que nos hartemos de viajar, ¿Qué te parece?

La ilusión en su rostro, el brillo en sus ojos era propia de un niño que le emocionaba algo de tal manera que le estremecía hasta los huesos. Y por supuesto que estaba encantado con su idea, aunque aspiraba a una vida estable, la idea de tomar todos mis ahorros, pedirle un poco de dinero a mis padres y largarme hacia donde yo quisiera con lo justo y necesario siempre rondaba por mi mente. 

Me acerque hasta el mientras me arrastraba por la cama, Jeno dejo la guitarra a un lado para abrir las piernas y extender sus brazos, esperando a que lo abrazara. Por supuesto que así lo hice, pase mis brazos por debajo de sus axilas y me apreté a su pecho.

 — Claro que me gustaría, tonto. — murmuré contra la tela de su camiseta mientras me recostaba sobre contra él. Volvió a tomar la guitarra y se las arreglo para poder tocar conmigo en medio. Reconocí la canción en el primer segundo que rasgó las cuerdas y comenzó a tocar. 

El sonido de la lluvia ahogado en el exterior sonaba de manera tenue dentro de la habitación, y era el acompañamiento perfecto mientras Jeno tocaba.

— Oh Alabama, Arkansas... — comenzó a cantar con la voz ronca y ligeramente rasposa. Los mechones de cabello rubio que habían crecido en el ultimo tiempo caían sobre su frente y debido a la humedad en el ambiente tenia todo el cabello esponjado. Su voz era demasiado bonita para que no este en un escenario cantando y mostrándosela a todos, siendo que yo era el único privilegiado en oírlo cantar.

Suspire mientras mi respiración se amoldaba a la suya, mientras sentía como su pecho vibraba por estar cantando. El aroma de su colonia inundo mis fosas nasales y la calidez familiar que me hacia sentir en casa arremolino por mi mente. Cerré los ojos mientras refregaba mi mejilla contra su cuerpo, tal como un gatito en busca de atención. 

Estaba por hablar cuando oí el sonido de la puerta siendo golpeada y luego la voz de mi padre diciendo que estaba por entrar. Mire a Jeno en una fracción de segundo, la misma en la cual sentía mi presión bajar. De un empujón me aleje de su anatomía, llevándome la guitarra conmigo y, debido a la brusquedad de mi movimiento, provocando que el de cabello rubio perdiera el equilibrio y caiga de espalda contra el suelo.

Papá nos miro con el sueño fruncido, mas que nada al muchacho que estaba en el suelo con el trasero y las piernas en el aire. Me miro a mi en busca de una respuesta y yo solamente respondí mientras me encogía de hombros:— No quería prestarme la guitarra.

Negó con una diminuta sonría en sus labios mientras decía:— En unos minutos la cena estará servida, bajen a comer... y para la próxima tengan mas cuidado.

Ambos asentimos, o eso supuse de Jeno, quien seguía en el suelo. Una vez que mi padre cerró la puerta y lo oímos bajar por las escaleras vi la cabecilla de Lee asomarse por el borde de la cama, con dos líneas por ojos y una sonrisa de oreja a oreja. Reímos a la vez mientras yo dejaba la guitarra a un lado de la cama y él se subía a ella.

— Eres un traidor. — murmuro a lo que le tire con un pequeño almohadón que tenia contra mi espalda y le sacaba la lengua.

The Beach [Nomin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora