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Jaemin.

Nuestros labios colisionaron como dos planetas a punto de destruirse el uno al otro. Porque no encontraba otra forma de describir ese preciso momento en que su boca se arrastró hacia la mía en un movimiento brusco, en un intento desesperado de besarme. Ese segundo exacto en que todo pareció estallar en un sofocante y ensordecedor ruido para dar luego a la nada misma, porque no sentía nada más a mi alrededor.

Nada más que la piel tersa de sus labios contra los míos.

Apreté su nuca y lo besé de vuelta, eramos un desastre de bocas temblorosas probandonos por primera vez entre jadeos y respiraciones pesadas. Sentí como sus manos se deslizaban por mi espalda hasta mi cintura y como el agarre se volvió rotundamente fuerte, tanto así que creí que marcaría sus dedos en mi piel bronceada. Sus labios se movieron sobre los míos en un intento de establecer un ritmo pero no éramos más que dos tontos intentando desesperadamente tomar más de lo que podíamos.

Una de sus manos se escabulló por debajo de mi camisa y toco la piel sudada de mi cadera hasta que la tomó entre sus dedos y retorcio, haciéndome chillar sobre su boca. Segundos después entendí el propósito de su acción cuando ya tenía su lengua dentro de mi boca.

En cuestión de segundos; ese choque de labios que se había sentido como algo para romper la tención que se había formado entre ambos se convirtió en un beso desesperado y lleno de necesidad de sentir algo, algo más que sufrimiento.

Me empujó contra la arena y se alzó sobre mi, me miró con esos ojos negros que supe que me atormentarian el resto de mi vida. El sol brilló sobre su rostro y le dio un tono cálido, desplazando a la palidez que lo caracterizaba, haciéndolo parecer vivo. La suave brisa soplo y enmaraño su cabello rubio. Desde mi punto de vista, ese momento - donde me encontraba debajo de él a la espera de algo, cualquier cosa, con los ojos fijos en su mirada - podía considerarse como arte; porque como dicen: el arte no tiene que ser bonito, tiene que generarte algo. Y para mi, ese instante fue como presenciar el cielo estallado en colores cálidos de un atardecer, un caos hecho solo para mis ojos.

Sabia que no podría volver a ver el amanecer sin recordar el momento en que mientras trataba de normalizar sus respiración, su mirada brilló sobre mi y susurré un bésame para luego jalarlo y volver a sentirlo sobre mis labios. Ni tampoco olvidaría como empujó mi cabeza sobre la arena en un intento de profundizar el desesperado beso que estábamos teniendo, que no era más que un desastre de dientes chocando y jadeos ahogados en un vago intento de tener más.

Jale y tire su labio inferior, en venganza al maltrato de mi piel pero segundos después sentí el sabor metálico de la sangre por haber usado demasiada fuerza. Me separé alarmado y vi como un hilo de sangre se deslizaba por su labio hinchado.

— Lo siento. — murmuré mientras deslizaba mi pulgar limpiando el rastro de sangre.

No me respondió, solo alejó su rostro de mi mano y empujó su nariz contra la mía mientras plantaba un pequeño beso para luego sonreír sobre mis labios.

🌊🌊🌊

— Puedes explicarme ¿Porqué diablos estás en la puerta de mi casa a las seis a.m? — el rostro somnoliento de Mark apareció frente a mi luego de haber estado tocando a su puerta por más de 15 minutos.

— ¿Puedo quedarme aquí hoy?

No necesite más para que el canadiense se hiciera a un lado y me dejara pasar. Subimos en silencio las escaleras hasta su habitación y me senté en su cama mientras él buscaba una camiseta para mi.

— Golpeé a Jeno. —  murmuré con la mirada baja.

— ¿Qué?

— Y luego nos besamos...

— Espera ¡¿Qué!? ¡Cuentame desde el principio, idiota! — todo lo demás pasó a un segundo plano, lanzó una de las camiseta hacia mi y me empujó a un lado para poder sentarse junto a mi.

— Llegue a casa y Jeno estaba tocando el piano en la habitación de Jaehyun, entre y lo golpeé. Estaba furioso, yo tenía prohibida la entrada y el la usaba como suya. Mamá y papá enloquecieron y lo defendieron. Les grité y salí corriendo hacia la playa, Jeno llegó minutos después. Discutimos y me abrazó, llore sobre su hombro y luego el también lo hizo. Le hablé de Jaehyun y me dijo que no era mi culpa... y después simplemente nos besamos.

Gire mi rostro para ver la expresión de Mark y no era más que una mirada intentando procesar todo lo que le había dicho. Alzó las cejas en un gesto gracioso y me miró de vuelta.

— ¿Lo besaste? — sonó como una pregunta pero parecía más para si mismo, en un intento de comprender.

— En realidad... el me besó.

La mirada furtiva que me lanzó cuando murmure eso fue divertida y solté una risilla.

Luego los minutos en silencio comenzaron a correr; uno, dos, tres y así. El nerviosismo a lo que podría decirme me carcomio cada instante en que no decía nada al respecto hasta el punto que comencé a lastimar mis uñas.

— No... ¿No vas a decir nada? — pregunte temeroso a su respuesta, aunque no sabía de dónde provenía el miedo. Es decir, Mark y yo nos habíamos besado cientos de veces y estaba seguro que no tendría ningún problema si yo le decía que me gustaba otro hombre pero siendo Jeno el otro facto en la ecuación me aterraba oír su respuesta.

— Nana, ¿No lo odiabas? — por supuesto que iba a preguntar eso, si yo días atrás me jactaba de odiar al muchacho que vendría a vivir conmigo. Habia sido despreciable con él, y de un momento a otro estaba comiendole la boca como si mi vida se fuera en ello.

— Yo... no lo sé, estoy demasiado confundido. No sé como sentirme al respecto con él. Todo a su alrededor es muy confuso.

Mi mente era un caos, una tormenta se había desatado en el interior de mi cabeza y el causante tenía nombre y apellido: Lee Jeno. Tal vez fueron las emociones mezcladas del momento, un desliz de dos personas que en último tiempo solo habían conocido el dolor y pedían un poco de amor.

Todo era demasiado confuso y aterrador en mi mente.

— Así que... ¿Quien besa mejor? ¿Él o yo?

Solté una carcajada ante tan repentina pregunta y vi el rostro sonriente de Mark por haber causado eso. Me empujó contra su cama y se acostó junto a mi mientras nos tapaba con las mantas a ambos.

— Duermete, ahora estas cansado, podrás pensar en todo lo que paso cuando despiertes. — luego se dio la vuelta y se acomodó para dormir.

Me acurruque contra su espalda y cerré los ojos en un intento por conciliar el sueño y descansar mi pobre mente.

Gracias por estar siempre conmigo, Mark.

The Beach [Nomin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora