Jeno
Siempre había odiado el silencio, no soportaba oír mis pensamientos retumbando en mi cabeza y por eso amaba el ruido. Pero en ese momento la playa estaba en completo silencio, solo el arrullo suave de las olas rompiendo contra la costa. Y aún así, inmerso en ese silencio desolador que nos brindaba esa madrugada, con Jaemin entre mis brazos era incapaz de oír lo que la voz en mi mente hablaba.
Por primera vez fui capaz de lograrlo, de hacerlo sin aquellos ruidos sofocantes.
No sabia que me había empujado a correr detrás del chico delgado que abandonó la habitación con lágrimas en los ojos y una mirada completamente perdida, el cual posteriormente azotó la puerta principal y desapareció entre la espesura de la noche. Pero algo tiro de mi corazón, me hizo ponerme de pie y salir detrás de él, sin tener alguna idea de donde podría encontrarlo. Solo llevaba conociéndolo poco más de un día, nuestras interacciones eran tan escasas como el agua en el desierto del Sahara y no era capaz de imaginar que pasaba por esa caótica mente suya.
Corrí descalzo por el asfalto, ni siquiera había tomado mis zapatos, solo había salido disparado luego que el sonido de la puerta se oyera. No sabia por dónde buscarlo pero segundos después, como si fuera una señal del destino o de quien este viéndonos, vi el reflejo de la luna en el mar y solo corrí hacia la playa. De un momento a otro la aspereza de la calle se convirtió en la fría suavidad de la arena y allí lo vi; sentado cerca de la orilla. Estaba oscuro pero fui capaz de delinear su figura.
No conozco su presente, mucho menos su pasado pero cuando quedamos frente a frente y nuestros ojos se conectaron de una forma completamente diferente a la habitual, caí en cuenta de donde venía esa mirada. Era la misma que vei cada vez que me paraba frente a un espejo, intentando ver más allá de esos ojos con bolsas negras debajo y no se distingue nada más que vacío y dolor, mucho dolor.
Estaba a punto de romperse.
Paso a mi lado con todas las intensiones de irse y dejarme allí pero estire mi mano y atrape su muñeca, reacciono como si mi solo toque lo quemara. Gruñó algo y se giró a hacerme frente pero tire de su brazo y cayó contra mi pecho, mientras que sus brazos se estrujaban entre ambos.
Eramos de la misma altura, por eso no necesité bajar la mirada para observar su piel de porcelana, sus ojos cafés sin vida y esa expresión de odio que era especialmente para mi. Estaba demasiado tenso y tragué saliva, sin saber que hacer.
— Déjalo salir...
Tal vez fue una impresión mía, una mala jugada de mi mente, pero apostaría mi vida de que sentí como todo el cuerpo de Jaemin pareció convertirse en cristal. Tan frágil y a su vez tan peligroso.
— ¿Qu-qué?
Le tembló la voz y si no fuera porque estaba en mis brazos, hubiera caído de rodillas contra la arena. Me aferre a él, tal como lo haría alguien a punto de ahogarse a su chaleco salvavidas. Era demasiado escuálido, su cintura muy pequeña y tuve miedo de abrazarlo demasiado fuerte.
No me devolvió el abrazo, pero su rostro se escondió en mi cuello y sentí como respiraba sobre mi piel; haciéndome cosquillas. No entendía su odio injustificado hacia mi, la forma en que me miraba y como sus ojos brillaban de rabia, sin embargo, estaba llorando como un bebé sobre mi pecho. Crei por un instante que me apartaría y golpearía pero tal vez era la forma en que mi cuerpo se apretaba al suyo, la forma en que mi piel fria quemaba contra la suya y seguía estando helado en una noche calurosa.
No se separo de mi, solo se acercó un poco más.
No pareció molestarle estar entre mis brazos, y lo apreté con más fuerza cuando un pequeño sollozo escapa de sus labio. Trato de transmitirle paz, pero era yo el que estaba intranquilo. Mi corazón latía desenfrenado en mi pecho, estaba nervioso por su cercanía pero a la vez quería que este aún más cerca; hasta el punto en que nuestras anatomías se fundieran y formaran una.
Lo arrastro conmigo hacia el suelo y nos acomodamos de una forma extraña. Mientras que yo estoy sentado con mis piernas extendidas, Jaemin se encuentra justo en medio enrollado como un ovillo. Sigue llorando y por instinto una de mis manos se aferra a su cintura mientras doy caricias suaves sobre la tela de su camisa y la otra delinea su columna en un vaivén. Observo la mata de cabello que está justo debajo de mi, huele a shampoo y agua salada, se ve tan sedoso que inconsciente entierro mi mano en el y comienzo a jugar con sus mechones.Quiero tocar su piel, esa que se ve tan suave y delicada como la porcelana; solo que la suya es morena. Y sin ser conciente, mi mano se escabulle por debajo de su camiseta. Al instante en que mis dedos tocan la piel de su espalda siento como todo se cuerpo se eriza. No sé queja, no parece importarle y sigo dibujando trazos imaginarios, deslizando la yema de mis dedos con cuidado sobre él.
Nos quedamos allí hasta el amanecer, viendo el sol asomar por el horizonte y brillar contra el agua. Un sentimiento abrumador de angustia me embargó, sin razón alguna. Siento como las lágrimas caen mientras observo el cielo estallado en tonalidades naranja. No comprendo mi tristeza, o simplemente la ignoró. Y el chico que está entre mis brazos no lo nota hasta que una lágrima cae justo en su mejilla.
Lo veo alzar la mirada, los ojos rojos se encuentran con los míos y no dice nada. Solo se voltea, apoyando su espalda en mi pecho y mira hacia el mar. Creo que no hará nada más que observar en silencio hasta que siento la palma de su mano contra la mía, tan fría que un escalofrío me recorre la columna. Entrelaza sus dedos con los míos y se acomoda mejor.
— Tu también tienes que dejarlo salir.
🌊🌊🌊
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The Beach [Nomin]
FanfictionNada conmigo, creo que puedo ver la playa. Se lo que está debajo, te necesito aquí conmigo. The beach - The neighbourhood