Capitulo XII

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Usando su habilidad de Kamui, Obito apareció en el engawa de su casa, quitándose las sandalias entró a la cocina, tomando discretamente las galletas que su madre colocó en el mostrador y subió al segundo piso, recargándose contra el marco de la puerta mirando a su madre modificar el yukata verde bosque que estaba sobre un maniquí negro.


Ella tenía puesto un yukata sencillo de color blanco, con las mangas arremangadas hasta los codos y el cabello amarrado en un moño desordenado. su flequillo moviéndose levemente por el sello que Obito colocó en el techo, que hacía fluir el viento por toda la habitación para mantenerse más fresca, su madre prácticamente saltó de la alegría, ya que durante el verano tendió a hacer un calor infernal en su casa.


Obito en realidad se pregunta cómo reaccionaría su madre al decirle que prácticamente creó él con aquel sello el mismo mecanismo que un ventilador, un aparato que un civil creó en la capital para el Daimyo de Fuego poco después de la segunda Guerra Mundial-Obito todavía está trabajando para crear el aire acondicionado, como lo extraña.


Una sonrisa invadió su rostro al ver la felicidad con la que su madre miraba las telas perfectamente dobladas y acomodadas en una enorme estantería que prácticamente abarcaba toda una pared completa. En la pared lateral había dos vitrinas, una de ellas tenía acomodados hilos de todos los colores y tamaños mientras la segunda tenía accesorios y decoraciones. entre las dos vitrinas había una pequeña escalera de madera que su madre usaba para alcanzar las telas localizadas en lo más alto de la estantería.


Realmente gastar aquella exuberante cantidad de dinero había valido la pena.


Su madre se giró para verlo después de un rato y parpadeó sorprendida antes de sonreírle alegremente "oh cariño no te había visto" ella lo abrazo "bienvenido a casa Obito-kun" le sonrió antes de examinarlo y ver con un puchero como su ropa tenía manchas de suciedad y rasguños "Bueno vamos a comer después de que te bañes, te puse la tina por cierto...me pregunto si debería buscar telas más resistentes" ella murmuró.


"Si Okaa-san" Obito contesto fácilmente dejando a su madre pensativa sobre las telas para su ropa.


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"..que relajante" Obito suspiro y se recargó su cabeza contra la madera de la tina. frunce el ceño por un momento cuando una astilla se entierra en una de sus piernas. Esto no pasaría si tuviera las bañeras de su época, en especial porque eran realmente increíbles después de una agotadora misión.


Si no se equivoca las bañeras fueron un regalo que el Clan Uzumaki le dio al Hokage poco después de la primera Guerra. Humm tal vez no estaría mal poner en práctica algunos libros de herrería que tiene su abuelo y crear las tinas que Obito adora, también podría hacer una buena venta en el mercado con ella, Obito está seguro de que los nobles lo compraran como locos, no solo por el tamaño sino por la comodidad y la apariencia estética.


Podría sacar mucho dinero con eso.


Además, también lo pondría en términos buenos con algunos líderes, lo que le daría tratados de comercio, alianzas políticas, informantes y una buena posición en el país en un futuro.


Agregando aquella idea a su lista mental Obito se puso a analizar los sucesos del día de hoy.


Después de que Obito despidió a las cinco mujeres y le ordenó a Kakuzu llevarlas a la posada cercana, se había retirado en un Kamui hacia su casa en el complejo Uchiha.


Y ahora se encontraba aquí en la comodidad de una tina, analizando la información que acaban de entregarle aquellas mujeres..sus nuevas subordinadas.


Namikaze Mika, hija única de Namikaze Machiko y Masamune Hiroto. Ella creció con su padre que era un noble del país de la Tierra antes de que lo traicionaran y lo mataran frente a ella, para después venderla como esclava en el país del Viento a la edad de 11 años, donde conoció a Shirogane Hanae, la hija bastarda de el Líder del clan de marionetas y su compañera de celda.


Dos años después un noble del país del fuego solicitó un pedido de esclavos, para la venta anual en la Capital del Daimyo. Mismo lugar donde ellas dos conocieron a Rinha Nori y las hermanas pertenecientes del Clan Yuki, Oshin y Oishi.


Ellas permanecieron un año en las celdas subterráneas hasta que Obito las salvó, una vez ellas salieron se mantuvieron unidas y las que pertenecían a Clanes cambiaron su apellido por Namikaze para hacerse pasar por civiles.


Al parecer durante esos meses ellas compraron algunas tierras e invirtieron en ellas, contratando a granjeros e invirtiendo en restaurantes, lo empezó a generar grandes ventas por sus cabezas de ganado y los alimentos en algunas aldeas civiles y con el país del viento-donde la comida tiende a escasear para los civiles. Lo que al mismo tiempo les ha generado un buen puesto en el mundo de los nobles y ricos.


Algo que a Obito le convenia y mucho ya que tendria ojos y oidos en el bajo mundo-mercado negro. sin tener que involucrarse realmente.


En ese caso necesitaría construir un lugar seguro...una base de operaciones, ahora que lo pensaba a unos Kilómetros de Tanzaku-Gai había una gran montaña que podría modificarse por dentro y crear una base tan grande como la de ANBU.


Pero, necesitaria hacer unos sellos para teletransportar a sus subordinados rápidamente de un lugar a otro...un jutsu de teletransporte..Los ojos de Obito se abren de golpe, antes de sonreír alegremente.


Bendito seas Minato-sensei.


Tal vez sea hora de poner en práctica lo que aprendió durante su época en el equipo siete y recrear la obra maestra de su sensei.


El Hiraishin No Jutsu


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Uniendo lo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora