Capitulo XXXV

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Una figura delgada camino por el gran pasillo iluminado por luces cálidas creadas por los sellos en el techo, el pasillo estaba pintado en color verde pálido, pinturas de hermosos paisajes colgadas en las paredes con un suelo hecho de madera oscura.

Las pisadas generadas por las botas de tacón de la mujer hacían eco por todo el lugar.

Al llegar al final del pasillo una puerta de madera con panteras talladas en ella se destacó, la mujer la abrió suavemente haciendo el más mínimo ruido.

Su largo cabello rojizo brillante atado en una coleta alta se balanceaba de un lado a otro

La habitación era grande y muy alta, estanterías llenas de libros cubrían cada parte de aquel cuarto y un gran sello estaba dibujado en el centro de la habitación, la mujer bajó unas escaleras de caracol hasta llegar a aquel sello carmesí pintado delicadamente en el suelo de mármol.

Brillantes ojos dorados examinaron el sello dibujado por su querido maestro y señor.

De pronto se iluminó brillando en hermosos tonos parecidos al fuego, los Kanjis y símbolos se iluminaron bellamente, poco a poco una figura empezó a aparecer.

La figura vestía unos pantalones negros envueltos en vendas en los tobillos metidos firmemente en unas sandalias Shinobis negras que llegaban hasta la pantorrilla. una camisa estilo Kimono de color Blanco y una faja bermellón rodeando su cintura, debajo de las largas mangas de la camisa había varias pulseras con sellos pintados y unos guantes sin dedos de color gris oscuro, en el cuello del hombre había una hermosa gargantilla bermellón que tenia pintados sellos en un tono dorado, el largo cabello negro ondeaba en el aire y estaba sujeto en una coleta alta decorada con dos Senbon Bermellón brillante.

La mujer se arrodilló frente a la figura en completa sumisión.

"Es bueno verlo nuevamente Obito-sama"

"Me alegra ver Hanae" Una suave sonrisa apareció en el rostro de Obito antes de ponerse serio "¿Es cierto lo que mencionaste en la carta?"

La mujer se levanto y miro seriamente a su maestro "si señor"

"Entonces cuéntame la situación"

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Obito cruzó sus piernas y movió levemente su copa de vino en su mano, sentada a un lado suyo estaba Hanae, la cual estaba tomando una copa de vino de manera elegante al igual que el.

Ambos miraban tranquilamente al joven Beta que dormía tranquilamente en la gran cama frente a ellos.

Obito estaba realmente sorprendido de encontrarse a este niño.

Al principio cuando conoció a Namikaze Hanae, la pariente lejana de su sensei hace casi siete años, él había pensado que solo fue una suerte que ocurre una vez en la vida, minutos después de ese suceso conoció a Kakuzu y ahora conoció a este niño que estaba encerrado en un antiguo complejo del Clan Shirogane, el Clan de las Marionetas.

Este niño era el primo biológico de Hanae y Obito puede entender el porqué la mujer solicitó una audiencia con él.

Hanae quería masacrar al Clan Shirogane por todas las atrocidades que ha hecho.

Obito no era tonto el conocía la historia del Mundo Shinobi y la conocía gracias al anciano Madara que lo obligo a estudiar todos los libros de su biblioteca en aquella oscura cueva.

El Clan Shirogane era un Clan pequeño, Obito calcula que tendría alrededor de los 50 miembros en total, lastimosamente no había Ninjas destacados en aquel Clan. Por lo que en los próximos años empezaran a experimentar con humanos y hacer un ejército de marionetas, lo que los ayudara a sobrevivir por un tiempo.

Uniendo lo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora