Capitulo LXII

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 Interludio Kakuzu

Acarició el filo del bisturí con delicadeza, era de color negro con un hipnotizante brillo rojo en el filo. Era hermoso y sin duda un magnífico regalo.

Se acercó a la mujer atada a la mesa metálica y quitó con una inusual suavidad un mechón empapado de sudor de su frente. Sus ojos caramelo lo miraron con absoluto horror pero él la ignoró y se acercó a sus muslos apretandolos con sus palmas cubiertas de chakra verde pálido, comprobando la fuerza y resistencia de sus músculos y tendones hasta llegar a los delgados tobillos.

Sin un solo rasguño o arruga, piel suave y pálida cubierta de diferentes aromas florales. Músculos tiernos y casi nuevos, poco desgaste de huesos y tendones completamente relajados. Una noble de principio a fin, una mujer que nunca en su vida conoció el trabajo y la lucha. Fue su rápido diagnóstico.

Lo primero que hizo fue un delicado corte a un lateral del tobillo, justo por encima del hueso y deslizó con elegancia la delgada cuchilla hasta el muslo cortando los tendones y anulando cualquier posibilidad de caminar en el corto plazo.

A menos que alguien sanara la herida. Bueno, en su opinión, mientras ella siga viva y no muera entonces ¿por qué debería?.

Una delgada línea de sangre brotó de la larga herida, cayendo en forma de una delicada cascada por el costado de su pierna, presionó con sus dedos el borde del corte examinando la carne roja y saludable ignorando la sangre que cayó sobre sus dedos.

Se alejó de la mesa de operaciones ignorando los chillidos ahogados y se acercó a su estante mirando la gran cantidad de frascos brillantes y letales que poseía.

Hermosos regalos de Obito-sama y su tonto Kouhai, Itama.

Extendió la mano y tomó uno de tapa negra, lo miró contra la luz y quedó fascinado por la hermosa galaxia morada que proyectaba su interior. Ese sin duda fue de parte de Obito-sama. Nadie más que él sería capaz de mezclar tan bellamente sustancias tóxicas y nocivas y crear tales bellezas...aunque Itama tenga una habilidad profesional tiene que admitir que no es suficiente para alcanzar el nivel de Obito-sama.

Con calma extrajo en una jeringa una pequeña dosis y la combinó con otro químico de tono amarillento para rebajar levemente los efectos de la Batracotoxina y la Ricina.

Él no quería matar a la mujer. Si la matará su diversión acabaría y si había algo que él odiaba era desperdiciar las cosas útiles.

Además, este tipo de regalo no lo ves dos veces en la vida.

Inyectó justo sobre la vena yugular con lentitud. Poco después el cuerpo empezó a hervir en fiebre, las venas cercanas a la yugular se iluminaron en morado brillante, esparciéndose con lentitud por el resto del cuello mientras los gritos ahogados por la mordaza aumentaban.

La potencia del veneno era excelente pero los efectos actuaban demasiado rápido. Él necesitaba que sus víctimas vivieran, no que fallecieron al momento.

Al parecer necesitaba investigar más.

El cuerpo de la mujer comenzó a convulsionar mientras la sangre escurría de su nariz, oídos y ojos.

Se suponía que con la cantidad rebajada los efectos empezarían a aparecer gradualmente a partir de los 10 minutos, no a los pocos segundos.

Kakuzu suspiró.

Tomó otro frasco y lo destapó, quitando de golpe la mordaza de la mujer y dándole a beber el contenido.

El líquido grisáceo se deslizó por la mandíbula de la mujer pelirroja, sus ojos se pusieron en blanco y se desmayó.

Necesitaba estudiar más con Obito-sama y crear nuevas etiquetas silenciadoras.

Pocos segundos despúes la mujer desperto con un grito agonizante.

O tal vez simplemente deberia cortarle la lengua.

Si había algo que Kakuzu odiaba eran los gritos que hacía Yoshida Noriko.

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Abrió la puerta metálica con una mirada irritada y se congeló brevemente al ver a Senju Tobirama leer un libro sentado cómodamente en uno de los sofás individuales del salón, frente al Senju albino estaba Obito-sama, el cual estaba tejiendo en silencio lo que parecía ser unos pequeños guantes de lana azul marino con lineas verde bosque y por el tamaño de la prenda estaban destinados a Kagami. 

Ese pequeño cachorro Uchiha estaba realmente mimado.

Todavia recuerda cuando Itama le trajo esos costosos bloques de madera de manglar hechos en el País del Agua y decorados con numeros hechos de delgadas pinceladas hechas de oro en el país de la tierra.

Hablando del diablo, dicho Senju estaba recargado contra el costado de Obito, el cual estaba durmiendo felizmente con el rostro enterrado en el suave pelaje del sueter de Obito, arrullado y adormecido completamente por la presencia de su Shishou.

"No sabía que tendríamos una visita" comentó alzando una ceja mientras tomaba un banco de madera que estaba cerca.

Levanto el banco y se acomodo cerca del pequeño grupo, Kakuzu tenia un sillón favorito, el de cuero negro relleno con plumas importadas de Kumogakure. Ese sillón costó aproximadamente 500,000 Ryos debido a que compro cada pieza con la que se construyó, desde la madera nacida de los manglares de Kirigakure hasta el más simple clavo hecho en el país del hierro.

Ese sillón era la cosa más apreciada en el mundo y por el precio era obvio.

Y debido a ese simple hecho Kakuzu, el cual estaba cubierto de la sangre de Noriko no se sentó en su sillón favorito sino que se sentó en un apestoso banco tieso e incómodo.

"Itama se perdió" contestó tranquilamente el Senju mayor pasando una página de su libro y Obito arqueo los labios con diversión.

ah, entonces se escapó del cuidado de su hermano.

"Más bien se alejó sin permiso" contestó secamente Kakuzu conociendo por experiencia propia la actitud imprudente del Senju más joven y su favoritismo por su Shishou.

Tobirama lo miró interesado "¿Has hecho misiones con el antes?"

"Desde que ese mocoso loco convenció a Obito-sama para que lo aceptara como su alumno" se quito la gabardina quedando solo en una camisa negra cubierta con un peto de malla y pantalones negros junto con sus sandalias Shinobis hasta la pantorrilla.

"Entonces supongo que eres el famoso Kakuzu-senpai" Tobirama arqueo suavemente los labios con diversión "El mismo al que Itama adora atormentar con sus nuevos jutsus médicos"

"Por desgracia" respondió con sinceridad.

"Al menos ya dejó de lado los Jutsus de fuego" aportó Obito con una mirada cariñosa "todavía recuerdo cuando te quemó las cejas haciendo una simple bola de fuego"

Kakuzu resopló y miró a Tobirama, oh él sabía que nadie sin la autorización de Obito-sama sería capaz de entrar en esta casa. pero tenía curiosidad por cómo el Senju llegó hasta aquí.

"¿Y cómo llegaste hasta este lugar?"

Tobirama solo lo miro.

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⏰ Última actualización: Apr 09 ⏰

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