Capitulo XVII

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"Al ser médico necesitas tener los mejores reflejos ya que de ti dependen las vidas de tus aliados" Obito le entrega una tela negra a Itama "pontela" ordena


Itama que se encontraba con solo pantalones,  se cubre los ojos con la tela negra y la amarra en la parte posterior de su cabeza.


Obito sonríe dulcemente "Bien ahora vamos a mejorar tus reflejos y tu caminata sobre el agua mientras esquivas los senbon que te lanzare"


Itama tiembla por un momento pero después respira y se recompone "si Shishou" el senju camina hasta la orilla del lago y empieza a correr torpemente sobre el agua esquivando los senbon que le lanza Obito.


humm tal vez sería bueno hacer que Kakuzu entrenará con Itama y así mientras uno practica puntería el otro practica la evasión 


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"¿Okaa-san que sucede?" Obito toma la mano temblorosa de su madre, que estaba sentada en el sofá desde que llegó de su visita a la capital del Fuego. 


Su madre lo mira con ojos llorosos "Oh mi niño, mi Obito-chan" su madre se lanza asu brazos aun temblando "el Daimyo encontró a un omega masculino" su madre acuna su rostro y lo mira con ojos temerosos "es solo cinco años mayor que tu cariño, es un niño de 15 años que fue obligado a convertirse en concubina"


Obito abraza suavemente a su madre y le susurra palabras de consuelo.


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Obito se mordió el labio para evitar reir, mirando el cuerpo inconsciente de su nuevo alumno derrumbado de manera descuidada sobre las raíces de un árbol.


Obito se rindió y sin poder evitarlo una pequeña sonrisa invadió su rostro mientras miraba el campo de entrenamiento privado de Obito localizado en una zona montañosa, protegida por sellos y genjutsus mortales. Incluso tenía una pequeña cabaña en el borde donde su madre se quedaba cuando lo acompañaba a entrenar.


Antes de que empezaran a entrenar su campo era un hermoso claro con pastos verdosos llenos de vida, un pequeño lago en el borde y grandes árboles protegian el terreno como una muralla.


Sin embargo, ahora después de entrenar a Itama, su campo de entrenamiento fue completamente devastado, Obito solo había visto este tipo de destrucción en las carnicerías dejadas por las batallas entre Clanes pero, este tipo de destrucción era algo diferente de la que Obito estaba acostumbrado a presenciar o a realizar ya que no había sangre, cadáveres y armas esparcidas por todo el terreno.


Es como si una desgracia hubiera azotado en este lugar, el suelo anteriormente lleno de vida ahora estaba inundado de cráteres y enormes fragmentos de rocas esparcidos descuidadamente junto con grandes fisuras llenas de agua, los árboles grandes y majestuosos que protegian el campo fueron arrancados de raíz, algunos se encontraban enterrados en el suelo, algunos otros flotando en el lago al borde del claro y el resto siendo quemado alrededor del campo.

Uniendo lo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora