16. Eres especial

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Axel

Me quedé en la entrada esperándola, con un auricular puesto en cada oreja.

Lunes. Tenía cero ganas de pasarme hora tras hora en un aula, la única razón por la que me había levantado de la cama era por Ashley.

Quería saber como estaba, y si había hablado con la que ahora creo que es su ex, y por lo que pasó en la fiesta, con la que no acabó muy bien.

Veo a sus amigas, Michelle y Lucy me saludan con una sonrisa y la rubia solo me mira.

La primera se para a hablarme.

- ¿Vas a entrar? Ya es la hora.

- Le estoy esperando, y tal vez le proponga de irnos.

- Buah una buena escapada ahora... - saborea las palabras Jessie.

- No - Le para la de pelos rizados como si fuese su madre y le coge del brazo para ir yendo ya a clases.

- Bien, dile que a ver si se puede acercar a la salida, también tenemos ganas de verla - Me sonrie Michelle y se va junto a las otras.

Cuando pasan unos quince minutos, al fin veo aparcar a una moto, y cuando se quita el casco, una melena... ¿Corta?

Dudo en si es ella, pero me mira con esos grandes ojos como ningunos otros.

- Vaya cambio - Comento al llegar a su lado y poder admirarla mejor.

Lo que era una larga melena pelinegra y roja, ahora es solo un negro intenso, y está por la altura de sus hombros.

Aún así le queda muy bien y esta chica sigue llamando mi atención.

- Consecuencias de un corazón roto, supongo - se encoge de hombros y se baja de su moto.

Suspira mirando la entrada hacia el instituto y luego vuelve su mirada a mí.

- ¿Nos vamos? - Me propone.

- Es lo que te iba a decir.

...

Decidimos ir andando hacia una cafetería cercana al instituto, famosa por sus maravillosos cafés.

Mientras andamos, Ashley me cuenta que dejó su melena en manos de su amiga llamada Emma, y que pasó todo el domingo en su casa con ella.

- ¿Has hablado con...?

- Noah - Me ayuda, suponiendo que no me se su nombre.

- Eso. ¿Has hablado con Noah? - Me atrevo a preguntar.

Ella niega con la cabeza seria, mirando sus pasos.

- Si le veo, tengo miedo de echarme hacia atrás. Y se que esta decisión es la mejor.

Asiento a sus palabras, estoy de acuerdo.

No se que le habrá hecho y ni siquiera cuanto llevaban juntas, pero por lo que escuché el sábado... No eran rastros de una relación sana.

Y si no es sano, debes de huir.

Nos sentamos en una mesa de afuera para que Ashley pueda fumar.

Si ya me empezaba a gustar, verla soltar el humo lo había aumentado mucho más.

Al igual que mis ganas por un cigarro.

Lo cojo de sus dedos y le doy una calada.

- Como me vean... - suspira.

- ¿Quiénes?

- Todos. Ese es el problema de tener tantas personas geniales en tu vida, ¿sabes? Qué cuando tienes un problema, tienes que ir uno por uno contandoselo, y escuchando mil opiniones diferentes. Pero todos coinciden en que la mejor opción no es fumar, y menos si ya lo había conseguido dejar.

- Yo lo he intentado varias veces... Pero que va, no tengo fuerza de voluntad - Explico dándole otra calada.

- Yo lo dejé de hacer por ella.

Veo como su mirada baja y su expresión se apaga.

Si me fijo bien en sus ojos, se puede ver a una chica destrozada, aunque lo intenté disimular con un cambio de imagen.

Cuando llega nuestros cafés, Ashley se queda removiendo el suyo con la cucharilla durante todo el tiempo, mientras yo ya me he terminado el mío.

- ¿No tienes ganas?

- Desde el sábado no me entra nada - Dice con su mejilla apoyada en su mano.

Asiento con la cabeza mirandola, quería animarle, pero no sabía como.

Al fin y al cabo, aunque me gustase mucho esa chica, solo la conocía de hace unos meses.

- Bueno, pues no te lo bebas, no importa, invito yo - Me levanto de la mesa para ir a pagar.

En su mirada creo ver alivio cuando no le obligo a que se beba el contenido de la taza.

¿Qué iba a hacer? Beberá lo que tenga ganas.

...

- ¿Qué podemos hacer ahora? - Me pregunta cuando volvemos a andar.

- ¿Quieres que vayamos a mi casa? No hay nadie.

Alza una ceja y se le dibuja una pequeña sonrisa.

- ¿Va con dobles intenciones?

Rio y niego con la cabeza.

- No lo había pensando, aunque si así fuera... ¿Aceptarías? - Le pregunto poniendome delante suya, y mirándole con una media sonrisa.

- Solo te diré que acepto ir como habías pensado al principio - Contesta algo divertida y acepto su respuesta volviendo a ponerme a su lado.

Por lo menos había conseguido hacerle sonreír.

...

- Joder - suelta cuando subimos a la azotea, donde se ve unas bonitas vistas de la ciudad de New York.

- Sabía que te gustaría, nunca falla - Bromeo y ella me mira alzando una ceja.

- ¿A cuantas has traído aquí? Y no me vengas con el cliché de a ninguna porque yo soy especial bla, bla, bla.

Rio. Se le notaba algo más animada y eso me alegraba.

- Lo siento por decepcionarte... Pero es un cliché - Admito llevandome una mano al pecho, dramatizando el momento.

Ella rie rodando los ojos.

- Pues cuéntame, ¿por qué yo?

- Se que estas mal, y solo te quiero ayudar. Es un buen sitio para sentarse y pararse a pensar, para sentir el frío mientras ves a la gente andar por la ciudad, la vida que hay en ella. Y también para entender que aunque todo este parado para ti en estos momentos... Lo demás sigue en movimiento.

Se queda mirándome. Me he dejado llevar definiendo este lugar, pero eso es lo que significa para mí.

- ¿Alguna vez has sufrido por amor, Axel? - Pregunta ladeando la cabeza.

Recuerdos rápidos, de un segundo a otro, vienen a mi cabeza.

Una melena casi platina. El bonito sonido de su risa.

Acabo asintiendo.

- Y en esos momentos, este era mi lugar favorito.

Ella asiente y vuelve su mirada hacia delante, admirando de nuevo con sus grandes ojos las vistas.

- Es un lugar bonito.

- Si te gusta, te dejo que sea tu lugar también.

Me mira con el ceño fruncido.

- ¿Por qué sigues a mi lado? Primero te paré los pies, y aunque ya no esté pillada, Axel no estoy para amores...

- Porque quiero - Le interrumpo, cogiéndole de ambas mejillas - Todo es un puto cliché, pero es la verdad, Ashley Williams, eres especial.

Se abraza fuertemente a mí y cuando comienza a llorar, le acabo tranquilizando acariciando su pelo.

Es cuando me juro a mí mismo que le ayudaré de todas las maneras posibles, que me quedaré a su lado aunque me rechace continuamente, aunque no seamos nada.

Pero por esa sonrisa... Haría lo que que fuera.

La historia que nunca quisimos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora