38- ¡Mierda!

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Era su tercera noche sin dormir y ya había contado cosas sin parar, las baldosas de todo el piso, los mosaicos del techo y la cantidad de puertas y ventanas que había en el apartamento.

Miró su teléfono cuando la pantalla se iluminó, un mensaje de Enji que le informaba que estaría en casa todo el día y quería pasarlo con ella. A pesar de su preocupación dejó escapar una sonrisa. Estaba enamorado suma de ese hombre a más no poder.

Luego de cambiarse y duras veinte minutos viéndose al espejo y gritándose que todo estaba bien emprendió su camino hasta allá.

— ¡Na-Chan! —grito Shoto al verla. Touya y Fuyumi le hicieron señas con la mano desde la mesa donde ambos hacían tareas.

— ¿Como estás súper Shoto?

— ¡Te extrañe! - Nanami le dio un fuerte abrazo al pequeño.

Después de un pequeño juego de quince minutos con Shoto y Natsuo la de ojos naranja caminó hasta la oficina de Enji, si no estaba con sus hijos era obvio que estaría ahí.

Con dos gigantes pilas de papeles a cada lado, leyendo el contenido de un algún documento con sus gafas que le protegían los ojos de las luces azules.

La chica suspiró, la imagen de ese gigantesco hombre con gafas eran la cosa más sexy del mundo para ella.

— Hola amor. — susurro ella. Enji se colocó de pie y se acercó a ella para besarla.

— ¿Como te sientes? — preguntó Enji.

— Quiero preguntarte algo.

— ¿Todo esta bien? — dijo al fruncir el ceño al ver la seriedad del rostro de su prometida.

— Si, si. Todo bien.

Ambos fueron a la habitación, se sentaron en la cama uno al lado del otro.

— ¿Que sucede?

Nanami respiro profundo y repaso en su mente el guion que había ensayado día tras día.

— Sabes que mi cultura es muy diferente a la de aquí. — el asintió. — hay cosas que me dan igual...

— Casi todo. — ambos sonrieron.

— ¿que pasó con Rei? ¿Como conseguiste que ella firmara el divorcio?

— Fue difícil, pero la convivencia en pareja simplemente no funcionaba. Empezaré desde el inicio.

Enji abrió la puerta y vio a Natsuo lleno de tierra y escuchó a Shouto llorando. El de cabello rojo metió Natsuo a la bañera y fue a cargar a Shoto para así calmarlo.

Al preparar la leche solo había una pregunta que rondaba su cabeza, ¿donde se encontraba Rei? El pequeño bebé calló dormido a mitad de biberón y Natsuo seguía jugando en la bañera.

El Todoroki principal fue a su habitación y ahí estaba su mujer, con su bata de seda y una mascarilla color dorada en el rostro.

— ¿Cuanto tiempo tiene Shoto llorando? — Preguntó molesto. Su barba se había encendido por la rabia que sentía en ese momento.

— No se. Te estaba esperando mi amor.— dijo ella desatando la bata y quedando en ropa interior.

— ¡siempre haces eso! No puedes dejar que este solo llorando como si no tiene padres.

— Deja de hablar de los niños.— murmuro y trato de abrazarlo pero el se alejo.

— ¡Pues haz lo que te corresponde!

— ¡Tu haz lo que te corresponde. Desde que nació el último no me haz tocado. Desde que nació Natsuo no me dices que me amas. ¡Te lo advierto! Si no me das lo que quiero me voy a divorciar de ti.

— ¡Me tienen cansado todas tus amenazas! Te daré el divorcio. Me voy de aquí.

Y me fui. Presente el divorcio con un abogado español y presente mis pruebas. Tardamos años en eso. Pero estar con ella era insoportable, empecé a tener miedo por mis hijos... y se hizo realidad cuando quemo a Shoto. — Nanami se mordió el labio para contener el puchero. — y no se que habría pasado si tú no hubieras estado ahí cuando ella...

—Tranquilo.

El silencio inundó la habitación. Solo pe podían escuchar sus respiraciones y Nanami juraría que podía escuchar lo rápido que latía el corazón de Enji.

— ¿Tienes hambre? — y el hombre asintio.

.-.-.-.-.-

Nanami sonrió cuando su padre lanzó una carcajada. Ella estaba sentada encima de la mesa de su escritorio.

— Me alegro mucho pequeña. ¡En serio! Espero que todo siga tan bien como hasta ahora.

La chica abrazó a su padre y se despidió, estaba lista para ir con Enji a escojer colores, vajilla, flores y unas cuantas cosas más para la boda. Ambos deseaban que fuera lo más rápido posible.

Subió a su auto, ella odiaba conducir pero no haría que Enji le enviara un chofer tan lejos. La sonrisa en su rostro mostraba lo feliz que se sentía con algo que siempre dijo que no quería.

El semáforo cambio de color y ella avanzó. Más lento de lo que le gustaría, pero estaba muy feliz como para conducir adecuadamente si iba rápido.

Todo se movió muy rápido, aire, calor, dolor, mareo y al final un pitido. Nanami sentía que estaba e cabeza y supo que era así cuando todo su cabello tocó el techo del auto.

Algo había pasado, pero no entendía que. El cinturón se había bloqueado así que busco una tijera pero solo encontró una navaja vieja que solía llevar en su bolso cuando salía a fiestas por si acaso.

Cuando logró cortar el cinturón su cuerpo se soltó y se golpeó la cabeza, se arrastró por la ventana y vio unos tacones blancos acercándose a ella mientras todo estaba borroso.

— ¡Mierda! — murmuró antes de perder el conocimiento.

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Fuego Fatuo- Enji Todoroki TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora