"Hay cierto placer en bailar descalzo al borde del precipicio que solo el condenado conoce"
Algunos nadan en llamas y otros se queman con gotas de agua.
Nanami y Enji iban a descubrir eso del modo difícil, dos seres completamente opuestos que aparen...
Nanami no dejaba de ver su mano izquierda, aquel precioso anillo con un zafiro incrustado era la cosa más perfecta que existía ante sus ojos en ese momento. Sonreía solo con verlo, la alegría que sentía no cabía en su cuerpo.
Pero toda la alegría que sentía se deshacía con un solo pensamiento.
Esa noche Enji cenaría en su casa.
A pesar de que llevarían casi dos años juntos contando el tiempo que tenían separados, ella nunca le había comentado nada de esa relación a ningún miembro de su familia. Aunque desde que su madre los había visto juntos en República Dominicana tenía una que otra sospecha.
- No se como fuiste capaz. - dice Rachel pasando por la puerta de su habitación.
- ¡Estoy comprometida!
- Lo se. Cámbiate, mamá está terminando la cena.
Y Nanami acató esa orden, buscó su vestido rosa favorito y en menos de veinte minutos ya estaba lista, un poco de polvo en el rostro y un labial suave ya que la cena sería en casa de sus padres.
Ella bajo las escaleras y vio a su padre con un pedazo de pan en la boca. Al verla mastico y trago para poder hablarle.
- No recuerdo la última vez que me contaste que tenías novio. - le dijo mientras ella estaba de espalda viendo la nevera.
- Cuando salí con el hermano de Amelie.
- Entiendo. ¿Como es que te vas a casar? Nanami no conozco a ese individuo.
-Pues así, solo dije que si.
- ¿Crees que estás preparada? - preguntó el rubio dándole otro mordisco a su pan.
- Así es papá.
- Más vale que el no sea un idiota o lo voy a golpear.
- Tranquilo.
Megumi sonreía al ver eso, nunca imagino que Nanami llegase a estar comprometida o como mínimo enamorada de alguien, esa no es el Aura que ella proyecta, era su niña que siempre iba a ser soltera y lo disfrutaría como nunca.
El teléfono de Nanami Vibró y ella corrió a abrir la puerta. Enji estaba frente a ella con un hermoso traje negro que lo hace ver aún mejor de lo que siempre se veía. Un ramo de rosas en una mano y un vino en la otra.
- Espero que tu padre no se sienta traicionado. - murmuró Enji antes de darle un beso y entregarle las flores.
- Papá es un sol, lo tomará bien.
En de cabello rojo solo asintió mientras ponía toda su concentración en no encender su barba por los nervios, ya era un hombre hecho y derecho que no se suponía que tuviese miedo de algo como conocer a la familia de su prometida.
Camino tomado de la mano con la de ojos naranja. En el sofá estaban los padres de Nanami, a ambos Enji los conocía bien.
- ¡Enji! - dijeron ambos al Unísono, tanto Megumi como Toshinori se acercaron a abrazarlo.
Esos abrazos lo hicieron perder el control y su barba se encendió provocando que los progenitores de Nanami se alejaran.
- ¡No hagan eso! Solo yo le puedo dar amor.
Luego de eso Nanami lo presento de la manera más formal que pudo a pesar de que ya se conocían, sabía que iba a ser una noche incómoda.
Su madre había preparado una cena mixta. Había platos americanos y también platos japoneses. La cena transcurrió normal, después charlaron amenamente con uno que otro comentario sarcástico de su madre, pero la suerte era que Enji entendía el raro sentido del humor de la mujer. Al dar las nueve Enji se fue.
- joven Nanami. - llamó su padre con esa molesta muletilla. La de ojos naranja fue y se sentó frente a su progenitor.
- ¿Que te parece Enji?
- Es genial, me cae bien. Pero... - oh, ahí estaba aquella palabra que ella no deseaba oír. -¿segura?
- Si. ¿Por qué no? - los ojos azules de su padre se quedaron estáticos en los de ella, se sentía nerviosa y confundida.
- Es divorciado.
- ¿y que? El problema es que fuera casado padre. - Rachel y Megumi quienes estaban en la cocina no pudieron contener la risa, Nanami tenía un buen punto.
- Estamos en Japón. ¿Sabes la vergüenza que significa para una mujer estar divorciada?
- No.
A pesar del idioma y que a veces se cubría más de lo que a ella le gustaría, casi siempre olvidaba que en Japón las cosas eran mucho más serias que en America.
- Una mujer prefiere ser maltratada antes que divorciarse.
- Pero el fue que quizo divorciarse.
- ¿Que cosa tan mala hizo el para hacer que ella prefiera cargar con esa vergüenza?
Aquello la había dejado sin manera de responder. A pesar del tiempo que ella tenía con Enji y de lo involucrada que estuvo en algunas cosas de esa familia ella aún no sabía que había pasado entre ellos.
