Prólogo

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La luz roja del entorno predominaba por encima de todo. Generaba pequeños choques eléctricos en mi cuerpo, los cuales no sabía identificar si eran buenos o malos. Pero incliné la balanza hacia la primera opción, porque la inmensa sonrisa en mi rostro lo dejaba claro. Me gusta la sensación.

Como estaba en primera fila, me levanté de mi asiento y me apoyé en la baranda que divide las gradas de lo que parecía ser un círculo de arena, donde los artistas se estaban presentando, enseñándonos a todos lo presentes los distintos trucos y maravillas que sabían hacer. Mi mami me regañó detrás de mí, pero le hice un gesto con mi pequeña mano para que se acercara a ver mejor, a mi lado.

-No te vayas así, hijita- dijo. Alcé la cabeza para mirarla.

-Quería ver de cerca.

Ella entrecerró los ojos y rió- No te hagas, yo sé muy bien a quién querías ver de cerca.

Me llevé las manos al rostro para ocultar mis mejillas rojas. Okey, sí. Admito que hay un niño de cabello rojo, que parece más o menos de mi edad, que es demasiado bonito. Él está junto a dos adultos con el mismo color de pelo, y otra niña más, presentándose. Ni siquiera le había prestado atención a su acto en sí. Solo quería intentar que nuestras miradas se conectaran. Pero él estaba muy concentrado, así que solté un suspiro dramático.

Rato después, volvimos a nuestros asientos para terminarnos el tarro de palomitas y continuar con el show. Mamá y yo disfrutamos de cada momento transcurridas estas últimas dos horas. Cuando vi el anuncio, recuerdo que tiré de la blusa de mamá para rogarle que asistiéramos. Fue costoso conseguir las entradas, pues al parecer todo el mundo quería una sin falta. Pero pudimos lograrlo. Papá no nos acompañó en esta ocasión porque estaba ocupado en el trabajo.

Cuando llegó el final del espectáculo, todo el público estábamos de pie aplaudiendo por tan gratificante presentación. Salté emocionada, pero al mismo tiempo, estaba un poco triste, pues no quería que acabara.

-¿Te gustó, mi amor?- mamá tomó mi mano derecha para dirigirnos al baño antes de salir del circo. Asentí muchas veces.

-¡Mucho! ¡En especial los trapecios, y la magia, y los bailarines, y los aros, y...!- ella rió y me detuvo.

-Creo que te gustó todo. A mí también.

-¡Tenemos que repetirlo!

Su mirada, de repente, se convirtió. No sabía explicarlo. Sus cejas se habían caído al igual que las comisuras de sus labios.

Mamá y yo amábamos estar junto a la otra, pero no se daba todo el tiempo. Ella trabaja mucho, mientras que yo tengo que asistir a la escuela y a mis clases extracurriculares, por eso nos cuesta tener este tipo de momentos en los que simplemente nos sentamos a reír un poco. Yo tenía por sentado que esto que experimentamos el día de hoy, no se iba a repetir hasta por lo menos unos cuantos meses, pero valoraba cada segundo que la tenía a mi lado.

Pero entonces ella dijo:

-Sí, amor. Lo repetiremos.

Rodeé mis brazos en su cintura para abrazarla y agradecerle. Mi cabello se llenó de sus besos y ambas nos fuimos con una linda sensación en el corazón.

Cuando entramos al baño, el cual estaba vacío, mamá se metió en uno de los cubículos y yo la esperé al lado del mismo, mientras me miraba al espejo. Sin embargo, mi cabeza se giró cuando escuché dos risas femeninas afuera de la habitación. Me mordí el labio porque estaba tentada a seguirlas pero sabía que mi mami me iba a reprender.

Solo será un segundito.

Abrí la puerta y salí con sigilo mirando a mi alrededor. Las risas seguían, e incluso se intensificaban. Finalmente las pude identificar cuando vi a dos niñas en la lejanía. Caminé por un largo pasillo rojo para seguirlas con discreción. Ambas se detuvieron dentro un lugar lleno sofás muy lindos y elegantes, en los cuales, encima había un gran candelabro.

-¡Estuviste increíble hoy, Valerie!- le dijo la niña castaña a la pelirroja.

-¿Verdad que sí? ¡Los deslumbré a todos!- ella juntó las manos- Espero con ansías el día en que me convierta en una estrella.

-Seguro que sí- respondió la otra. Luego, pareció recordar algo- ¡Ya vengo, espérame aquí!

Cuando ella se fue, la pelirroja tomó asiento y se enroscó el cabello con una inmensa sonrisa en su cara. Parecía satisfecha. Yo la recuerdo muy bien, es la niña que estaba junto al niño que a mí me gustó.

-¿Quién eres tú?- me preguntó entonces ella. No me había dado cuenta que ella se percató de mi presencia.

-Y-yo...

-¡¿Eres una fan?!- se levantó de un salto- ¡Ven, te firmaré un autógrafo!

Entonces, cuando me acerqué a ella, tomó mi brazo y con un marcador negro, escribió su nombre.

-Gracias por venir- dijo ella, amablemente.

-Me ha encantado el show, de verdad que ha sido alucinante. Desde los artistas, hasta las...

No pude terminar lo que decía porque, repentinamente, ella me empujó con fuerza al suelo.

No había comprendido qué le había ocurrido ni por qué hizo eso con tanta brutalidad. Pero luego, segundos después, mi duda se resolvió.

Ella se tiró al suelo también antes de que el candelabro encima de nosotras se estrellara, justo entre medio de las dos, en el suelo.

Valerie me salvó. Y por poco ella se hace daño también.

-Eso estuvo cerca.- dije con la respiración cortada- ¿Qué fue lo que pasó?

-No lo sé- respondió- Pero la verdad es que, en este circo, todo es posible.

-No lo sé- respondió- Pero la verdad es que, en este circo, todo es posible

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Circus (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora