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Mi estúpida y torpe mano se resbaló cuando me estaba apoyando en Andy, e hice que ambos reveláramos nuestra posición. Tanto Winston como Rebecca se percataron de nuestra presencia y no nos quedó otra alternativa que correr lo más rápido posible, como los cobardes que éramos. Podíamos intentar disimular y explicarnos ante ellos, pero preferimos escoger la opción más torpe, y quedar aún más sospechosos.

Andy y yo largamos una carcajada luego de nuestra huida de niños de preescolar. Cuando estuvimos seguros de que nos habíamos alejado lo suficiente, nos detuvimos para descansar y recuperar el aire. El chico a mi lado llamó mi atención tocando mi brazo.

-Esos dos...- se lamió los labios, aún jadeantes- ocultan algo.

-Algo que no es de nuestra incumbencia- él me dio una mirada divertida- pero que de todas formas queremos averiguar. ¿Cierto?

Como le dije a él, no teníamos por qué meternos, probablemente esas palabras que les escuchamos decir no tenían un significado tan profundo como el que me estaba haciendo en la cabeza. Sin embargo, también cabía la posibilidad de que sí lo fuera. ¿Y quién dice que no está ligado con lo sucedido a Valerie? No me veo descartando opciones.

-Seré un amargado de mierda sin ganas de salir a socializar con la gente, pero también un gran chismoso.

Sonreí.

Dentro de la carpa se sintió cómo la oscuridad de la noche decoró nuestro cielo, bajando la intensidad de la iluminación a nuestro alrededor y obligándonos a prender nuestras propias luces artificiales. Eso no solo significaba que estaba anocheciendo, sino que el show estaba a punto de comenzar.

Ojalá pudieran ver lo que yo veo. En los pasillos, decenas de intérpretes corren de un lado a otro emocionados, desesperados, intranquilos, nerviosos. Algunos con sus trajes a medio colocar, otros ya maquillados, la mayoría peinados. Se gritaban unos a otros cosas como "¡¿Dónde putas está la plancha de pelo?!", "¡¿Quién tiene sombras violetas para prestarme?!", "¡Necesito aguja e hilo!", "¡Voy a vomitar, que alguien me traiga un sándwich de pavo!"

Era gracioso, pues sabía que todo era producto de los nervios, imposibles de controlar. Para todos, volver a escena luego de un año entero significaba un paso enorme y una mezcla de sensaciones encontradas. Mi familia me lo demostró, en especial Caroline. Parecía querer romper a llorar de la emoción pero se obligaba a mantener la compostura.

Estaba aplicando gel en el cabello de Tarah para que éste se mantuviera firme en todo momento. Lo peiné con delicadeza luego de haber terminado con los bucles de Caroline. A ambas ya las había ayudado a maquillarse, aplicando un par de brillos sobre sus ojos, tonos fuertes que resaltaran su piel bajo la luz de los reflectores, un delineado delicado, y mucho brillo labial.

Por otro lado, los hombres Roux se terminaban de acomodar la ropa. Todos llevaban pantalones negros y zapatos recién pulidos. En la zona de arriba, vestían una camisa blanca manga larga y sobre la misma, un chaleco elegante color rojo, completamente brillante. Lo acompañaron con un moño en el cuello y un peinado de costado. Literalmente parecían la evolución de una persona: de niño, a adolescente, a adulto. Compartían los mismos genes, para nadie sería sorpresa que pertenecieran a la misma sangre.

Elián alzó su manita para llamar mi atención. Me desvié un segundo de Tarah para agacharme junto al pequeño y ayudarlo con sus agujetas.

-¿Emocionado?- le pregunté, con la esperanza de que me respondiera.

Él solo alzó los hombros.

Fruncí el ceño, creí que por lo menos recibiría un asentimiento de su parte, pero apenas elevaba las comisuras de sus labios. Sentí una repentina preocupación.

Circus (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora