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Ya estábamos rumbo a Los Ángeles, dentro del tren, cansados pero a la vez emocionados. Es el destino que más le emociona a los intérpretes, y la verdad es que yo comparto el sentimiento. Hablamos del lugar en donde los sueños de millones de actores y actrices se vuelven realidad, donde las playas son de ensueño y donde, para muchos, es una parada obligatoria al menos una vez en la vida. Nos quedaremos allí más de lo habitual, casi una semana. Además del show, tenemos un visita sorpresa por parte de uno de los colaboradores de Joanna.

Los chicos, también, tendrán muchas oportunidades de salir en cámara y volverse aún más importantes en la industria. Por supuesto que Valerie no era la única con el sueño de volverse una estrella. El circo tiene personas capaces de todo por alcanzar sus sueños.

Acerca del cumpleaños de la hija fallecida de los Roux, aún no se sabe nada en concreto. No podemos cerciorarnos de que Joanna haya escuchado a los padres de la chica y cancelado la celebración, porque no nos ha dicho que lo ha hecho, o que lo hará. Así que, aquello mantenía preocupados a los miembros de la familia. No sabíamos con qué iba a saltar aquella mujer loca.

Normand y yo nos encontrábamos jugando una partida de cartas en la sala principal, mientras los demás se mantenían ocupados en sus respectivas habitaciones. Tomamos un café expreso cada uno y nos sumergimos en una partida muy competitiva.

Cuando estaba mezclando el mazo para comenzar una nueva ronda, me alerté al escuchar la preocupante tos del hombre. Tosía con fuerza, casi retorciéndose, y cubriéndose con la mano para que la saliva no saliera disparada. Fruncí el ceño.

-Vienes con esa tos desde hace mucho- comenté repartiendo- ¿has visto a un médico?

-¿Para que me digan lo que ya sé? Nah- alcé las cejas- Cigarro, cariño.

-Oh- tragué saliva- Apenas te he visto fumando.

-He mejorado. Antes era un desastre. Me obligué a parar por mi familia. No quería que ninguno de mis hijos viera cómo me hacía daño poco a poco. Caroline me ayudó en todo momento.

-Y cuando dices que eras un desastre...- dejé que él terminara.

-Solía consumir otras cosas, sí. No me siento orgulloso, y mucho menos siendo padre. Pero bueno, lo importante es que lo dejé, y que al menos no moriré tan pronto.- soltó una risa ronca- Tal vez debería hablar con Winston.

Aquello me extrañó por completo- ¿Por qué lo dices?

-Él era mi vendedor. Ese chico se dedicaba a vender mercancía de la buena. Aún no sé cómo la conseguía, ni me interesa. Pero ojalá lo haya dejado. Esa mierda puede meterlo en muchos problemas. Es demasiado joven.

Winston. Curiosamente, el chico propietario de la habitación a la que me metí anoche, borracha. El mismo que guardaba un cuchillo bajo su almohada, y el que compartía habitación con alguien más, persona la cual desconozco quién puede ser. Winston podría haberle proporcionado a Valerie la hierba que ella tenía entre sus objetos personales.

-Noto que las cosas con Austin están un poco tensas- mencionó de repente- ¿Todo bien con tu hermano?

-Solo... tuvimos nuestras diferencias- me limité a decir- Pero todo bien, no te preocupes. Lo quiero mucho. A él, a Tarah y a Elián. Y a ustedes, claro.

Su sonrisa provocó el mismo gesto en mi- Y nosotros a ti.

Prácticamente, tuve que ir puerta por puerta hasta dar finalmente con el famoso Winston. Quería interrogarlo pero de una manera sutil y poco sospechosa. Él me abrió y cuando me observó, parecía desorbitado al encontrarse con mi presencia. Yo solo sonreí.

Circus (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora