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Los Roux ya habían terminado de ensayar para cuando terminé mi charla con Andy. Mis nuevos conocimientos sobre el tema me habían dejado con aún más dudas de las que traía, sin embargo, me sentía agradecida con el ex mejor amigo de Austin por haberme abierto los ojos, aunque sea un poco.

No se trataba de ser metiche, sino de saber qué oculta la familia a la que se supone debo recomponer y unirme. No puedo simplemente sentarme con ellos y pretender que soy su nueva hija si me falta más de un cincuenta por ciento del contexto.

Por supuesto que iba a mantener mi promesa acerca de no hacerles saber a ninguno de ellos que sé sobre Valerie. No solo para evitar meter en problemas a Andy, sino porque estoy segura de que no se lo tomarían para nada bien. Traerles recuerdos de su hija fallecida los haría colapsar más de lo que ya lo hicieron.

Ahora entendía el silencio del pequeño y la actitud de Tarah. Y mucho más a Normand y Caroline. Todos pasaron por una situación que no se le desea a ninguna familia. La pérdida de un hijo significa el desenlace de varios cables en una estructura compuesta por personas que se aman tanto. Por lo menos tenían a Austin para intentar reparar lo casi imposible. Aunque es cierto que él no se salva de todos. Tal y como dijo Andy, lo correcto era darle ayuda profesional a todos.

Me uní a ellos en nuestra respectiva habitación. No se los veía cansados físicamente, por lo que inquirí que su acto no incluía ese tipo de esfuerzo. Estaban con sonrisas en sus rostros, como satisfechos. Parecían a punto de poner en marcha un plan maestro.

-Me hubiese gustado verlos- admití sentándome junto a Tarah.

-Oh, cariño. Te prometo que la espera valdrá la pena- Caroline acarició mi rostro con un tacto delicado. Luego, se posicionó a mi lado y me hizo girar a verla- Cuando las luces se apaguen y solo queden los reflectores apuntando a la arena y a nosotros, cuando tú estés entre el público con tus palomitas, cuando la música retumbe en todo el lugar...- hablaba con cierto brillo en sus ojos- todo se volverá nuestro momento.

Tragué saliva. Técnicamente, ella me miraba directamente. Pero se sentía como si no fuese a mi a quien le estaba hablando.

Inesperadamente, me tomó en sus brazos para rodearme y unirnos en un abrazo. Duró tanto que hasta mi cabeza se había relajado en su hombro. Siendo sincera, el aroma de la señora no era el mejor, pues sé que no se toma una ducha a menudo. Y su ropa también se encontraba en un intenso mal estado. Pero, a pesar de eso, en este instante, pude apreciar por primera vez una sensación amigable... cariñosa.

Le brindé una sonrisa sincera cuando se separó. Volvió a lo suyo, lo cual consistía en una elevada cantidad de ropa sobre la mesa. Se trataban de los vestuarios de la presentación. No los había visto puestos, pero por lo que veo, entiendo que son bastante llamativos. Por el rabillo del ojo, observé una falda, un par de pantalones, top cortos, y camisas blancas. Todo de color blanco y rojo, con lentejuelas y brillos en casi toda la superficie. Al parecer, Caroline los estaba perfeccionando. Quise ofrecerme a ayudar pero el hilo, la aguja y yo, no nos llevamos bien. Son incontables las veces que me he picado el dedo con esa arma mortal.

-¿Y qué sigue ahora?- pregunté en voz alta.

-Cuando todos los grupos terminen con su hora de ensayo- comenzó Austin- volveremos al tren e iremos rumbo a nuestra primera presentación.- me sonrió desde su lugar- En Washington.

-¡Oh por dios!- no oculté mi emoción- Ya quiero llegar.

Sentí que alguien tiraba de la tela de mi camiseta detrás de mí, y me giré para encontrarme con la mirada suplicante de Tarah. Formuló con los labios un "creo que me ha vuelto a bajar", y yo le indiqué con la cabeza el baño. Ella ya era consciente de lo que le sucedía a su cuerpo, pero aún le costaba la parte de sobrellevarlo, en especial la parte que implica cambiar la toalla higiénica. Así que, ambas fuimos juntas a ayudarla con eso.

Circus (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora