Nota de la autora:
¡Hello, Darling! Estoy muy agradecida de que les haya interesado esta historia.
La novela es técnicamente una secuela de mi primer escrito "ENCUÉNTRAME EN EL FIRMAMENTO" Sin embargo, si no has leído el primero, se puede entender esta historia perfectamente. La diferencia es que si leíste la primera parte, sabes exactamente a lo que llegará en un final.
¡TENGO SPOTIFY! *mayusculas para gritar* Allí podrán encontrar las canciones de cada novela; las que escuché, las que me recuerdan a los personajes o escenas, etc. El link está en la biografía de mi perfil.
Sin más que decir, espero que lo disfruten.
Y si dejan un votito que otro no estaría mal 😉
Septiembre, Manhattan, 2014.
<<—Caelia East, por favor pase a la oficina del señor Johnson>>
Me pongo de pie con absolutamente ningún ánimo; mis músculos pesan, mis ojos se cierran y lo único que quiero hacer es dormir.
"Todo es por el bebé" me repito. Pero pensar en ese bebé lo único que hace es hacerme sentir peor. Se supone que la llegada de un hijo es algo a lo que se aguarda ansiosamente. ¿En qué clase de madre me convierte esto?
Se supone que un corazón roto es una metáfora, no debería generar una presión en el pecho o la dificultad para respirar que yo siento cada vez que recuerdo a Massimo. Me estresa imaginar cuantas noches en vela me quedan, sumida en dolor, hasta dejar de pensar en él.
Y sinceramente me estresa poco más que considerar que haré si esta terapia no sirve. Se supone que el señor Johnson ayudó a mamá con ataques de pánico y ansiedad. Ella no volvió a sufrirlos y realmente mejoró mucho, se notaba que había hecho efecto. ¿Qué pasaba si yo jamás podía superar a mi novio?
Camino a la puerta con la chapa que dice "Daniel Johnson" y la abro despacio. Siento como mi corazón late frenéticamente, estoy sudando levemente y mis manos tiemblan. Madre mía, necesito calmarme. Roma siempre dijo que los sentimientos y emociones eran pasajeros, que todo se superaba, pero... ¿Y si esto era demasiado para un simple terapeuta?
—¿Señor Johnson?
—Oh, Caelia, pasa, toma asiento. —un hombre no tan mayor me recibe detrás de un escritorio. Asumo que debe rondar la edad de mi padre; cincuenta años más o menos, basándome en su cabello canoso y pequeñas arrugas en los ojos y boca. Como el dijo, me siento en una de las sillas que tiene frente al mesón; una pequeña fuente eléctrica llama mi atención en la esquina de este y la música de fondo me recuerda a mis clases de yoga.
—¿Qué te trae por aquí? —pregunta observándome con una sonrisa amable.
—Yo... —abro y cierro la boca varias veces buscando como expresarme de la mejor forma —Mi madre me recomendó venir —informo finalmente —Quiero... necesito superar a mi nov... mi exno... ¿Un ser querido?
Suspiro con cansancio y pena, ni siquiera sé como llamar a Massimo ¿Qué es él para mi en estos momentos? Los ojos del señor Johnson se llenan con comprensión.
—Entiendo; aunque no lo creas esa es de las razones más comunes por las que la gente viene aquí —me relaja que hable del tema casualmente —¿Podrías contarme quien es?
—Mi novio —es mi primera respuesta antes de sentir el apretón en el pecho —Bueno supongo que ya no es mi novio, pero lo fue y... —madre mía, si seguía por ese camino iba a romper a llorar otra vez —Quiero que pensar en él deje de darme ganas de llorar.
—Lo extrañas... —asumió mi terapeuta, asintiendo lentamente.
—Demasiado —confirmé aunque no hubiese sido una pregunta. Quise dejar claro la profundidad del asunto, que esto no era un simple capricho de cría que cree estar enamorada; todavía amo con todo lo que tengo a Massimo Vittale y sé que eso pasará con un simple "Se irá poco a poco" o "Tomará tiempo, pero lo superaras"
—De acuerdo, Caelia. ¿Qué te parece si me cuentas desde el principio?
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Un beso con sabor a durazno [Vittale #2]
RomanceJusto en el momento en que Caelia conoció a su mejor amigo, el hermano de su mejor amiga, se enamoró perdidamente de él. Se enamoró de sus ojos azules, de la mata de rizos castaños y de todo lo que tuviese que ver con Massimo Vittale. Siempre imagin...