Capítulo veintiséis.

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¿CUÁNTO DURA LA CANCIÓN?

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¿CUÁNTO DURA LA CANCIÓN?

Julio, Manhattan, 2015.

—No estés nerviosa.

—Si no apruebo no podré mantener a mi hija —mascullé cerrando los ojos y luchando por tranquilizarme —¿Crees que eso es poca presión?

—Creo que eres brillante e inteligentísima —abrí los ojos al sentir las manos de Scott en mis hombros —Y que tuviste un profesor hábil como la mierda, es prácticamente imposible que desapruebes.

Libby agitó los brazos regalándome una sonrisa desdentada desde los brazos de Scott.

—Vale, debo entrar. —suspiré. Besé la frente de Liberty u Scott besó la mía.

—Suerte —sus labios tocaron los míos y fue él quien tuvo que separarme y prácticamente forzarme a entrar a donde se rendía la prueba.

Venga, que di a luz sin morir, puedo dar una estúpida prueba.

🌸

—¿Cuando se supone que nos darán la calificación? —le pregunté a Anya dentándome junto a ella.

Me enorgullecía poder decir que salía bastante, que incluso me sentía encaminada. La prueba no había sido tan complicada como esperé y si lograba entrar a una buena universidad en ciencias políticas sería maravilloso.

—Dos semanas —respondió ella pagando por el sándwich que recién había comprado —Al menos eso me dijo Scott.

—Vale —estaba ansiosa, demasiado diría yo.

—Pero no te preocupes —Anya le dio a Liberty una cucharada de aguacate que sacó del pan y mi hija se saboreó encantada. —Nos irá bien.

—Ya —mascullé —Bueno, debo irme.

—¿Cuando me presentarás a tu novio?

Me detuve por un segundo, nerviosa me sonrojé.

—¿Novio? —fingí demencia.

—Siempre debes irte de la nada, Libby siempre aparece con un tarro de mermelada de durazno aunque odias que la coma y siempre sonríes estúpidamente cuando te llega un mensaje.

Entrecerré los ojos —No sonrío estúpidamente.

—Lo haces —alzó un ceja —A no ser que sea novia, pero me atrevo a decir que no a juzgar por esta cosita rechonchita aquí en mis piernas —agregó besando las mejillas de Libby.

—En algún momento lo verás —no servía de nada negarlo.

—¿Verlo? —tomé a mi hija y ella se aferró a mi con alegría —¿Lo conozco?

Abrí los ojos asustada. Apenas me dieran el resultado de la prueba y dejara la academia gritaría a los cuatro vientos que salía con Scott; hasta entonces, no correría el riesgo de que lo despidieran o algo así.

Un beso con sabor a durazno [Vittale #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora