Capítulo trece.

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BULLIYNG

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BULLIYNG

Manhattan, 2012.

—Me fue horrible —aseguró Roma tapandose la cara cuando se reunió con Owen y conmigo en mi casillero.

—Uy, sí —se burló Owen con toda razón —Proximamente, Roma Vittale saca diez en política.

—Pero es que no entiendo nada de política , de verdad.

—¿No es tan difícil, sabes? —política era de las pocas materias que yo entendía, al menos lo poco que nos habían enseñado —Solo tienes que comprender los sistemas y comportamientos políticos en la sociedad, hay distintas corrientes de pensamiento con ideologías basadas en sus creencias.

Abrí mi casillero para sacar los libros de historia y sin mirar el papel que se encontraba ahí, lo tomé y arrugué en el puño, tenía que sacar la basura más seguido.

—¿Segura que no quieres ser la próxima presidenta del mundo? —me prguntó Roma, haciendome reir.

—No creo que sea para mi —cerré la taquilla y volví a dirigirme a mis amigos —Esto de dirigirme a millones de personas me resultaría algo complicado,.

—Además debe ser aburrido.

Me tensé al instante en que esa palabra dejó los labios de Roma.

—No creo que sea aburrido, nada es aburrido en sí. Solamente no es para nosotros, no es de nuestros gustos, pero eso no lo hace plano o gris. —Mi amiga pareció sorprenderse por mi defensa a la materia.

—Yo... Lo siento, no quería ofender a la ¿política?

Negué con la cabeza ante mi estúpido arrebato. Madre mia.

—No sé por qué dije eso, no es... importante, tran...

Mi teléfono vibró con un nuevo mensaje, me interrumpí cerrando los ojos para respirar profundamente, no tenía ni la más mínima intención de verlo. Sonó otro y mi cuerpo se tensó aún más.

—¿Satélite? —Roma se acercó y acarició suavemente mi brazo —¿Qué pasa?

—¿Cómo está Massimo? —pregunté intentando cambiar de tema, quizás no fue lo más inteligente, ya que Owen se puso rígido al instante, pero al menos la expresión de Roma, sí que mejoró.

—¿Massimo, huh? —me dijo Roma moviendo las cejas —¿Caelia, cuando le dirás?

Me sonrojé profundamente al interpretar las palabras de mi amiga. Venga, mal tema, definitivamente mal tema.

—¿Q-que quieres d-decir? —me hice la desentendida, mientras abría mi casillero para absolutamente nada y lo volví a cerrar.

—Por favor, "Massimo es tan inteligente" —me imitó moviendose como una niñita encaprichada —"Massimo es tan increíble con el soccer", "Massimo es tan listo" —mi vergüenza aumentó y no porque Owen estuviese escuchando, la verdad eso me daba igual y Roma lo sabía, si no no lo diría frente a él. El tema es que yo si decía eso, y si lo decía así podría morir en este momento.

Un beso con sabor a durazno [Vittale #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora