Melodía sin sonidos con lluvia llenas de alcohol. [Cap. 30]

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Ethan

— No sabía que fueras tan gracioso, la primera impresión que tenía de ti era de un tipo amargado, sombrío y frío.

— Estamos igual, yo pensaba que eras alguien antipática, fresa y apretada.

— ¡OYE!

— Tú empezaste.

Chasqueo la lengua sonriendo ladino abriendo la puerta del departamento. Un fuerte viento con una brisa fría nos inunda, cerca del ventanal veo a Hayley sentada bebiendo una de mis botellas completamente empapada. Corro hacia ella alejando la del frío viento y de la lluvia mientras Amy me ayuda a cerrar las ventanas.

— HAL! ¿QUÉ ESTAS HACIENDO IDIOTA?!

— Ya cerré las ventanas, llévala a su habitación mientras yo limpio todo el desastre de aquí

La tomo en brazos sintiendo su cuerpo completamente frío, comenzaba a titiritear y se que no faltaba mucho para que la fiebre apareciera.

— De seguro es por Maia ¿no?, esa enana culera de seguro te dijo algo para que te pusieras así, siempre que intentan arreglar algo ella se enoja y tú te pones así — la dejo sobre su cama tomando una toalla para secarla — no debes dejar que tus emociones dependan de ella todo el maldito tiempo, AHG! ¡CARAJO! se que es inútil que te grite o te diga las cosas porque en este estado se que es inútil que me entiendas y ni siquiera sabes lo que te digo porque no puedes escucharme , pero no puedo callarme cuando te veo de esta manera, Tonta

— He limpiado y acomodado todo en la sala, ¿cómo está Hayley?

Al ver a Amy asomarse en la puerta Hal se tapa con las mantas para que no la vea, comienza a temblar y alejó a Amy quedándome una vez más a solas con ella. Saco una pijama de conejos de sus cajones y se la pongo a un lado, sus lagrimas caen como cascadas sin emitir sonido alguno lo que me recuerda a las películas muda del cine antiguo, su aliento a alcohol se esparce al rededor mirándome impotente al no saber como ayudarla así coloco mi mano sobre su cabeza. Rato después levanto su mentón con mi dedo índice para señalarle la pijama. Aunque estuviera en ese estado no me atrevía a cambiarla y verla desnuda, al final de cuenta aparte de ser mi mejor amiga también era una mujer. Ella asiente logrando entenderme así que salgo de la habitación para que pueda cambiarse, al pasar un buen rato abre la puerta observando como su nariz se ha puesto lo suficientemente roja como para parecerse a Rodolfo el reno y sus ojos están tan hinchados que parece como si hubiera fumado mota por una semana seguida. Saco un pañuelo de tela acercandolo a su rostro para limpiarla pero da un paso atrás.

<<— ¿Está limpio? No quiero mocos tuyos en mi rostro>>

Ruedo los ojos mientras asiento, aún sigo enfadado con ella por su acción, creo que piensa que en ese estado me las ingeniare para hacerle alguna de mis bromas, osea si le pienso tomar fotos con su pijama de conejo, pero no le daré un pañuelo con mi precioso ADN incluido.

Toco su frente sintiendo como su temperatura se ha elevado, la ayudo a a acostarse intentando salir de la habitación por hielo y unos trapos pero me detiene de la camiseta, por su mirada deduzco que no quiere que la deje sola. Le envió un mensaje a Amy para que prepare comida y unos paños húmedos, no tarda en traerlos, pero cuando lo hace Hal se encuentra profundamente dormida.

— ¿Esta mejor?

— Nunca va a estarlo mientras siga con la enana castrosa esa

— Pensé que se habían reconciliado, hace unas horas ellas...

— Así es siempre, la ilusiona, le baja el cielo, las nubes y las estrellas para después dejarla caer, por eso mírala como esta, lo que ellas tienen es una relación bastante tóxica, pero ninguna se da cuenta. El amor te vuelve débil y vulnerable, por eso hay que tener cuidado de quien se roba tu corazón.

¿Y si hacemos música?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora