Nadie malo es realmente malo y nadie bueno es realmente bueno, él dijo.
No me dejes, no me dejes. Por lo que más quieras no lo hagas, también el dijo.
PD: CONTIENE ESCENAS +18
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Varias semanas después:
Tuve un sueño extraño y desperté antes qué Loki, que dormía con una de sus piernas enredadas en las mías y con una de sus manos cubriendo uno de mis pechos, no me quería mover, porque estaba tan cómoda con él atrás de mi que no quería que se alejara. Habíamos dormido todo el resto de la noche así y había sido encantador.
Un sonido brotó de su boca mientras se estiraba levemente, aproveché para girarme y ahora, yo acurrucarme entre sus brazos, sonrió y pasó un brazo por debajo de mi cuerpo para abrazarme.
—Hola — conseguí decir enterrando mi cara en su pecho, su olor, varonil nubló mis sentidos.
—Hace tanto que no dormía así de bien
Levanté la cabeza para verlo, sonreía intentando hacerme parecer que no lo hacía, dibujé circulos con mis dedos en su pecho mientras él enterraba sus dedos en mi trasero.
—No lo creo — susurré trazando caricias desde su pecho hasta su obligo, sintiendo como se tensaba ante mi toque, del cual seguramente no estaba para nada acostumbrado a tener — ¿Alguien como tú, no dormir bien ni una sola vez?
Loki atrapó mi mano antes de seguir bajando y me observó desde arriba seriamente.
—Antes de proseguir necesito resolver una duda en mi cabeza — murmuró con la voz ronca
—¿Sobre qué?
—Ese hombre — susurró — anoche, mientras dormías, te agitaste mucho, murmurabas de forma inentendible y me metí a tu cabeza, no me juzgues — espetó serio — hicimos el amor, te mostré mi verdadero ser, me entregué a ti como no lo había hecho con ninguna y tú... duermes y dices el nombre de... ese hombre.
Mis mejillas ardieron, mi corazón dio un vuelco. ¿Había dicho más cosas, dormida? ¿Tenían que ver con el sueño que había tenido?
—No sé de qué, hablas — mascullé bajando la vista.
Me removí de su tacto y me senté subiendo mis rodillas a la altura de mis pechos y me abracé a ellas observando hacia otro lado; intenté recordar el sueño y todo lo que podía recordar era ver ojos azules y verdes observándose entre sí como si mantuviesen una disputa, un escalofrío me recorrió atormentando mi mente y mi sistema.
