Se giró llena de rabia, sus ojos estaban húmedos y rojos. Aún estaba agitada
Salvatore se sintió fatal. Ella había estado tan feliz horas antes, ahora se veía apagada, triste y pálida. Él había causado aquello. Era el culpable de su estado, no sabía cómo iba hacer para enmendar su error.
-Vete- que descaro el de aquel hombre, ¿Cómo se atrevía a preguntar si estaba bien? ¿Cómo iba a estar bien después de haberla acusado de engañarlo con Lee?
-Lo siento. Soy un idiota, nunca debí dudar de ti-lo decía con sincerada, no obstante la fotos que había visto hace meses antes se casarse con ella, le habían hecho dudar y, aquello no le permitió razonar. Él daría lo que fuera por dejar todo atrás, pero a veces aquella duda le carcomía.
El verdadero culpable no era Salvatore, este solo había sido engañado. El verdadero culpable era a la hermana menor de este, aquella joven maliciosa.
-No me interesan tu disculpa. Solo quiero que me dejes en paz- dijo con voz entrecortada.
Pero él no la dejo, la abrazo y no la soltó.
-No tienes idea de cuanto lo siento, hable sin pensar. Por favor créeme que estoy arrepentido. No quise herirte - dijo acunándola en sus brazos. Su voz sonaba extraña dedujo ella, como si en realidad aquello le hubiera afectado. Pero estaba tan molesta y dolida con él.
Pero ella se removió inquieta entre sus brazos.
Entonces escucho algo que le hizo flaquear y le dejo inmóvil.
-Te amo.
Salvatore estaba más sorprendido que Mariza, aquella palabra había escapado de sus labios, aquello era lo que sentía por su esposa, amor. Por fin tenía nombre para lo que sentía. Se había negado que reconocer que la amaba, se había dicho mil veces que no la amaba. Pero allí estaba a punto de perderla. Amaba a su esposa, que tonto había sido, la amaba, pero se había negado a reconocerlo y cuando al fin lo hacía era demasiado tarde.
Mariza sollozo.
-¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Cómo puedes decir eso? Espera que crea esas mentiras. Te odio- sollozo. Aquello era tan cruel de su parte, se había inventado aquello para retenerla su lado.
Se alejó de él y salió disparada en busca de Gino, por suerte lo encontró.
Este le ayudó a subir al auto.
Por otra parte Salvatore se había quedado de piedra, estaba destrozado. Ella le odiaba y no le culpaba, le había hecho mucho daño.
Salvatore se le unió poco tiempo después.
Milagrosamente el trayecto al hotel fue silencioso.
Gino guardo silencio, pero lamentaba la situación, ambos se le veía triste, y aquello en Salvatore era una novedad el hombre solía ocultar sus emociones. Pero él estaba cerca de lograr su cometido, días atrás había recibido una llamada que cambiaría la vida de Salvatore, solo necesitaba un poco más de tiempo, no quería dejar cabos suelto.
En cuanto llegaron ella entro a la habitación y fue directo al baño, necesitaba estar sola.
Salvatore caminaba de un lado a otro, ella llevaba un largo rato en el baño, había optado por darle espacio. Pero ya estaba empezado a preocuparse.
Toco la puerta pero no obtuvo respuesta alguna.
-Abre la puerta, cariño- le pidió. Su tono de voz sonó triste, Salvatore sabía que lo más probable era que ella lo dejara, no quería pensar en eso. Hacía poco que habían retomado su relación no podía perder a su esposa. Pero ella le había dicho que lo odiaba, tal vez aquello no era enserio, quiso creer eso.
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Boda por obligación. (4- Serie magnates apasionados)
RomanceAquel magnate se había casado con ella por el bebé. No la amaba y ella lo sabía, la única razón de la boda era por el bien de la criatura que venía en caminó. Pero entonces una gran tragedia paso, una desgracia que amenazaba con arroparlos como una...